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miércoles, 3 de octubre de 2012

Crece número de jóvenes que demandan a sus padres para estudiar

Miércoles, 3 de Octubre, 2012
Entre 2009 y 2011 aumentaron en 20% y este año ya van 1.028 casos, según cifras de la Corporación de Asistencia Judicial
La ley es clara: los hijos de padres separados tienen derecho a recibir lo que se conoce como pensión de alimentos hasta los 21 años. Sin embargo, pocos saben que si continúan estudios superiores, ese derecho se extiende hasta los 28 años y por un monto que, además, debe incorporar parte de la mensualidad escolar.
Se llaman demandas de alimentos mayores, las pueden interponer las madres o los propios hijos desde los 18 años y desde 2009 a 2011 aumentaron en 20%, según establecen las cifras de la Corporación de Asistencia Judicial (CAJ), pasando de 1.113 a 1.336. Este año ya van 1.028 demandas interpuestas, en la mayoría de los casos por los propios hijos. “Mayoritariamente corresponden a jóvenes en un porcentaje no inferior al 70%”, dice Claudio Valdivia director CAJ-RM.
Denisse Chomón, abogado especialista en Familia de la Corporación de Asistencia Judicial RM, dice que es muy común que las familias confundan la mayoría de edad con el cese del derecho a alimentos, lo que es un error, porque la ley extiende ese derecho hasta los 21. Ahora, si el hijo ingresa a estudiar tras salir de 4º medio puede, además, presentar una demanda por alimentos mayores desde los 18 años, que busca mejorar el monto -para poder pagar sus estudios superiores- y extenderlo hasta que dure su carrera. La ley dice que hasta los 28 años. “Este es un derecho que se puede solicitar siempre que se esté estudiando”. Para ello se necesita acreditar la necesidad económica del hijo y demostrar que el padre demandado tiene los medios para pagar. “En la mayoría de los casos se busca que el monto de los alimentos mayores sea coincidente con las matrículas o mensualidades”, dice.
El tope que la ley establece es del 50% del sueldo, el cual se debe repartir entre todas las cargas del padre. “Se puede obtener lo que corresponde a la capacidad económica del padre, y si no quedan conformes, siempre se puede apelar”, asegura.
Carolina Cisternas (32) hoy es asistente social gracias a este beneficio legal. Sus padres se separaron cuando ella tenía 7 años y al salir de cuarto medio preguntó en el Sename si podía pedir ayuda económica a su padre para estudiar en la universidad. Sólo entonces conoció sus derechos legales. “Hasta ese momento no tenía decidido qué estudiar, pero sentí mucha alegría. No tuve miedo de hacerlo. Sentí que era su obligación ayudarme”, dice.
Lo mismo le pasó a Daniela Silva (21), quien a los 15 años se enteró que su padre no era el hombre con quien había crecido. Así, cuando terminó el colegio se decidió a demandar a su verdadero padre, aunque sólo tenía como referencia su nombre. “En la primera audiencia lo conocí, éramos muy parecidos”, cuenta. Pese a todo, él solicitó una prueba de ADN que resultó positiva. Desde entonces cada mes le envía dinero para sus estudios y cada mes de marzo le pide su certificado de alumna regular.
Claudia Lucero, sicóloga de la U. Diego Portales, considera que es positivo que cada vez más jóvenes se interesen en conocer sus derechos y se atrevan a exigirlos. Ello, porque muchas madres temen hacerlo por miedo a que el padre quite el monto que daba hasta ese momento por pensión alimenticia o por la exposición a maltrato sicológico que puede significar para los hijos. “Muchos de los padres se quejan de que los buscan sólo por dinero, pero es su responsabilidad generar otros espacios. Este tipo de recursos no deberían definirse por un tercero”.
http://diario.latercera.com/2012/10/02/01/contenido/tendencias/16-119612-9-crece-numero-de-jovenes-que-demandan-a-sus-padres-para-estudiar.shtml

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