Con la ley en la mano la mujer puede acudir a cualquier Comisaría, Cuartel o juzgado a interponer una denuncia que se contemple como de violencia de género. Desde ese momento el denunciado ya pasa a la situación de culpable, culpable porque a un inocente no se le detiene y encierra en un calabozo sin pruebas.
El resto ya viene rodado. Aunque como en la mayor parte de ocasiones el hombre quede después en libertad, y el asunto termine como mínimo en archivo o sobreseimiento, la justicia ya ha dispuesto unas medidas provisionales que conducen a convertir a ese hombre y padre en un visitante para sus hijos. Desde ese momento comienza el largo pesar para los varones, se encuentran bajo la impotencia de ver como son alejados de sus hijos solo por su condición de varón. Más aparte, los daños morales de sentirse acusados por una ley que les convierte en maltratadores. Hay que escuchar a directores de empresa oír su relato de como la Policía ha acudido a su centro de trabajo y se le han llevado engrilletado ante la mirada estupefacta de sus empleados.
Es normal que entre una pareja que termina existan sentimientos de rencor, e incluso odio, pero que un país cree mecanismos para que una parte pueda aplastar a la otra, no solo no es normal, sino que además en inhumano.
Fuente:
Vane Martín
http://www.sierranortedigital.com/416333239/Cuando-necesitas-destruir-a-un-hombre-para-sentirte-poderosa.Por-Blanca-Escano.html?preview=1
No hay comentarios:
Publicar un comentario