Una mujer condenada a pagar 30.000 euros a su ex marido por ocultarle no ser el padre de su hija

Viernes, 13 de Mayo, 2016

La Audiencia Provincial de Cantabria ratifica  la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 6 de Santander, que condenó a una madre por ocultar al padre de su hija durante 18 años que a lo mejor no era él realmente el padre de la hija. La mujer desveló el secreto cuando se separó. Condena de 30.000 euros para la madre,

Son muchos los hombres que han pasado por este trauma, y muchos los menores que son sometidos a este grave maltrato materno consentido por las instituciones, pues ya con todos los caso que hay, debería de obligarse a realizar la prueba de paternidad para asegurar a los menores la verdadera identidad de su padre, y por otro lado castigar a quien consciente de ello oculta a los niños quién es de verdad su verdadero padre.

El caso de Álvaro Area (en la imagen) es uno de ellos, gracias a que nunca dejó de interesarse por su hijo, fue informado de que no era cierto que la madre había abortado, el pequeño nació este pasado 31 de Diciembre, y gracias a un trabajador social, Álvaro se enteró que su hijo había sido inscrito a nombre de la pareja de la madre, la nueva pareja, y que además había sido entregado en adopción. Cuando la madre se enteró que Álvaro estaba reclamando la paternidad del menor, cambio la versión y acudió a la juez, quien retiró al niño des procedimiento de desamparo y lo colocó bajo la guarda y custodia de una madre que abandonó a su hijo nada más nacer. Gracias  a Álvaro ese niño, Lucas (el nombre de la nueva pareja de la madre), ya puede conocer quien es su verdadero padre, y además también su madre. Ahora el pequeño Lucas todavía siquiera ha podido ver a su verdadero padre, a un padre que ya ha demostrado querer a su hijo más que a nada en  la vida, y la decisión de esta juez impide que Lucas pueda disfrutar y disponer de los cuidados y atenciones de su figura paterna.

El fraude de paternidad no es perseguido en España, quien consiente el maltrato de los menores.

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Fuente:
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/05/12/5734a4ef468aeb8a028b463e.html