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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Un punto y aparte: Nueve años con la ley de violencia de género

Miércoles, 6 de Noviembre, 2013
La aplicación de la ley ha ayudado a las mujeres y ha sensibilizado a la sociedad que penaliza más el maltrato
Manifestación de rechazo de un asesinato en Valencia.
Han pasado nueve años desde que se aprobó la ley de violencia de género y Laia Rosich, codirectora de El Safareig, una entidad dedicada a la mujer desde 1976, afirma que ha causado efectos positivos y también negativos. Rosich, presidenta de la sección de mujeres del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, también señala a la crisis como causa de lagunas en la aplicación de la ley, por la falta de recursos económicos. En todo caso, advierte de que más que aspectos negativos, sigue habiendo varios pendientes de aplicación.
La psicóloga trabaja en la atención a mujeres maltratadas desde hace 12 años, tres más de los que tiene la ley. A su entidad, El Safareig, llegan mujeres en situaciones distintas. Pero ninguna llega como lo hacía una mujer que denunciara maltratos en el 2002, que no contaba con garantías de seguridad. Porque esa mujer denunciaba y el asunto seguía su curso hasta que llegara el juicio. Ella tenía que convivir con el presunto agresor o buscarse una salida.
Ahora, cuando hay una denuncia de violencia machista, en el caso de que se considere que hay peligrosidad se detiene al agresor. Además, hay una comparecencia judicial en la que se determinan aspectos civiles (quién residirá en el piso, aspectos de custodia de hijos) y penales (órdenes de protección, que incluyen de alejamiento y prohibiciones de acercamiento y comunicación). La diferencia entre ambas situaciones es sustancial.
Entre los efectos positivos de la ley, cita "una mayor sensibilización y detección, más apoyo familiar, más rango de edad que detecta y consulta", es decir, el hecho de que más mujeres jóvenes y más mujeres mayores se decidan a actuar en casos de maltrato. También subraya que se ha ampliado la intervención, que ya no se centra solo en la "explosión de la violencia", sino que incluye prevención, detección, atención y recuperación. Como ejemplo ilustrativo, Rosich deja los conceptos y cita un caso claro: "Ya no me encuentro a la madre que quiere que la hija maltratada aguante al marido".
No es un trabalenguas, es el mayor problema que Rosich encuentra como efecto de la aplicación de la ley de violencia de género: la denuncia sistemática de que muchas denuncias por maltrato presentadas por mujeres son falsas, teoría que convierte a los hombres en víctimas potenciales de la ley. A quien crea que esas voces no llegan a la gente, la psicóloga le dice: "Tienen un efecto demoledor". Ha calado, mucha gente se lo cree. Rosich habla del mensaje que difunden colectivos que sostienen que las denuncias por maltrato son, en un porcentaje elevado, falsas. Colectivos capaces de convencer a todo un diputado en el Congreso, como Toni Cantó, de UPD, que aventó la queja con vehemencia. Hasta que tuvo que disculparse.
Este "mal uso" de la lucha contra la violencia machista, dice, tiene efectos. Por ejemplo en juzgados en los que haya una formación y una sensibilización escasas sobre el maltrato. También, sigue, en el caso de profesionales que deben atender a las mujeres maltratadas y que pueden actuar movidos por estos falsos mitos o por la falta de información.
Por último, sostiene que otro efecto de las presuntas denuncias falsas se da en la sociedad, con la ridiculización del problema de la violencia de género. Aquellas verdades universales que no lo son pero imperan en los bares.
La mala situación económica también afecta al maltrato, y en vertientes distintas. Rosich señala que si hay una parte de la actuación en contra de la violencia de género que todos los conocedores coinciden en considerar clave, esta es la prevención. Ha habido recortes en los presupuestos dedicados a la atención a la mujer maltratada, dice. Y a continuación afirma que la de la prevención es la parte que más desheredada quedó a causa de los estragos de la crisis, que han frenado la inversión pública.
Hay otro gran efecto de la crisis en las maltratadas: es un freno para que empiecen una nueva vida. El resultado es una gran dificultad para encontrar trabajo o vender la vivienda, dos modos básicos de empezar de nuevo que no eran una quimera hace pocos años pero que en el contexto actual lo son.
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/temadia/un-punto-y-aparte-nueve-anos-con-ley-de-violencia-de-genero_896395.html

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