Como bien cita la fuente de la imagen, no hace falta más para expresar con claridad y sencillez toda la realidad. El hijo sufre cuando tras el divorcio de sus progenitores es apartado de su papá, de un persona que antes de dormirse le contaba un cuento todas las noches, le daba un besito de buenas noches, o tenía que obligarle a ir a la cama porque ya era demasiado tarde.
La existencia de un menor la forman su mamá y su papá, los dos son para él su principal apoyo, cada uno a su manera, bajo las circunstancias concretas que en su familia se produzcan en el día a día. Antes muchos niños esperaban ansiosos la hora en que su papá llegará del trabajo para jugar con ellos, pero ahora las circunstancias han cambiado, y en muchos casos es incluso al revés. Hay muchos menores que son cuidados por el papá la mayor parte del tiempo, porque éste trabaja en el domicilio familiar, o por los horarios más favorables que la madre, pero para ellos ambos son esenciales, son los dos pilares de su vida. Sin embargo los menores experimentan en abandono paterno tras la separación de sus padres. No puede explicarse a una personita de 1 año que hay un papel que obliga al padre a marcharse cada domingo y no regresar hasta dentro de 15 días, porque no lo entiende, lo mismo que el bebé que se queda en la guardería y ve alejarse a su papá o a su mamá el primer día no entiende que son las necesidades las que condicionan las circunstancias. Ellos solo sienten un sentimiento de abandono por parte del padre.
Fuente:
https://www.facebook.com/groups/LaCaraOcultaDeLaViolencia/permalink/506718049506351/
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