28-04-2011
No pensaba que el tiempo fuera a darme la razón tan deprisa y convertir al PSOE en partido extremistal ¿Televisión Española, parcial? - Sí, y el agua moja y el fuego quema, ¿algo nuevo? - Sigue el juego de los imputados en las listas: pues tú tienes menos pero son peores.
El Trasgo
Vaya, vaya, qué situación tan divertida. El trasgo, como cualquier hijo de vecino, confía en que el tiempo acabe dándole la razón. Pero, la verdad, no tan deprisa. Decíamos ayer que ese rasgarse las vestiduras y llamar “extremista” y “radical” al PP por su postura ante Bildu era mera pose electoralista y hueco, y que el Gobierno, en el mismo caso, no merecería de la prensa de izquierda un juicio ni lejanamente tan... ¿radical? No pensaba que fuera a comprobarlo tan pronto y en caso idéntico, pero los trasgos debemos ser favoritos de la Fortuna, porque aquí está: “El Gobierno, a través de la Abogacía del Estado, impugna ante el Tribunal Supremo las 254 listas de Bildu repartidas en municipios de Euskadi y Navarra”. Y husmeando minuciosamente entre las páginas de mi prensa favorita, ‘El País’ y ‘Público’, hete aquí que no encuentro ni rastro, ni sombra, ni el menor indicio de esa indignación tan bien escenificada contra el PP. ¿Me estoy regodeando? Sí, me estoy regodeando.
Ya, bueno, pasemos página... “La Abogacía ve en Bildu un ‘instrumento de sucesión’ de Batasuna”. Qué modo de evitar decir: “El Gobierno se apunta a la opinión extremista y radical del PP”. Pero me estoy distrayendo, otra vez. ‘El País’ editorializa y encuentra positivo en el PSOE lo que en el PP juzgaba, ¿cómo era?, extremista: “La impugnación de las listas de Bildu es una buena noticia que rebaja la tensión PSOE-PP”. Vamos, que la cosa, en sí, es de un radical que asusta, pero si se hace para ‘rebajar la tensión’, entonces de acuerdo. Naturalmente, el PP no podía dejar de tener la absoluta falta de clase que le caracteriza y se pone la medalla: “El PP se atribuye el mérito de la impugnación de Bildu”, denuncia ‘Público’.
No voy a aburrirles con ejemplos de parcialidad de Televisión Española. Para empezar, eso me obligaría a verla, y tampoco me pagan tanto. María Dolores de Cospedal ha acusado a la Corporación de ser poco objetiva, que es como decir que el agua moja, y ya estamos otra vez fingiendo que nos indignamos, con lo cansado que es eso. Truena el jefe de ‘Opinión’ de ‘Público’, Marco Schwartz: “Sólo desde la obcecación política y la mala fe se puede acusar hoy de parcialidad informativa a Televisión Española, como ha hecho la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, durante una entrevista en ‘Los desayunos de TVE”.
Relájese, don Marco. Los dos sabemos que es parcial. En primer lugar, si la cosa fuera de mero servicio público, ¿por qué iban a estar todos los partidos empeñados en mantener su titularidad pública, cuando como ‘servicio’ ya está cubierto por decenas de canales privados? ¿No se considera un servicio de interés público la prensa, y nos extrañaría que hubiera periódicos del Estado? Hay bofetadas por colocar personal del propio partido en la tele, será por algo.
Segundo: en Telemadrid, dicen, son tremendamente parciales. ¿Y eso? PP y PSOE, se supone, representan dos tipos de ideologías, no dos pautas morales. ¿Quiere decir, así sin más, que los del PP son malos y los del PSOE buenos? ¿De verdad van a descender a un no argumento tan estúpido? Porque eso es, exactamente, lo que tratan de hacernos creer. Y eso ya no es discusión pública; eso es forofismo del peor. “Si se hace un balance serio de los siete años de mandato de Zapatero, uno de los aspectos más positivos ha sido precisamente su compromiso con la independencia de la televisión pública”. ¿A eso llama usted “un balance serio”? Pues no quiero pensar cuando esté usted de broma. La verdad, entiendo que uno defienda el sistema de Gobierno de la izquierda. Pero es sólo un sistema: suponer que quienes lo defienden están libres de la universal inclinación al interés propio es pueril y fanático.
A cuenta de los imputados en las listas habla Isaac Rosa, del que hace tiempo que no hablamos porque aquí estoy para sacar los colores, y la verdad es que este chico escribe, para ser de izquierdas, muy puesto en razón. Dice Rosa en “Imputados, imputaditos, imputadísimos”: “Al final todos claman contra la corrupción, pero la de los demás, y se quitan de un soplido la viga en el ojo”. O, por decirlo con el común, que en todas partes cuecen habas.
“Hacen falta más famosas que salgan del armario”, titula ‘Público’. El hombre nunca encuentra el punto de equilibrio y, así, en esto de la homosexualidad hemos pasado de que sea, en palabras de Wilde, “el amor que no se atreve a decir su nombre” a convertirlo en el amor que no se calla ni debajo del agua. ¿A qué este apostolado laico, por qué esa urgencia por hurgar en la intimidad del personal y que nos cuenten lo que no nos interesa de sus aficiones? “Las lesbianas reclaman visibilidad para luchar contra la discriminación”. ¿Más? Otra palabra de moda: visibilidad. Que en realidad sólo puede querer decir ostentación machacona, porque invisibles, invisibles, no creo que sean. Y si alguna está tan a gusto en su armario, ¿por qué no la dejan en paz? “De eso se trataba, precisamente, de mirar”, sostiene el artículo. Y, añado yo, de hacérselo mirar.
Y seguimos con lesbianas. No sé si se acuerdan de cuando la revuelta de las ‘banlieues’ parisinas, la prensa se empeñaba en referirse a los revoltosos como ‘jóvenes’, sin más adscripción, aunque cualquiera pudiera oírles gritando que Alá es grande. Con los cristianos pasa exactamente lo contrario, y si la noticia es negativa, se cuela el adjetivo como sea, a ser posible en el titular: “Una red cristiana, implicada en el secuestro de la hija de una lesbiana”. La red en cuestión es menonita, Amish, de esos que no pueden usar nada eléctrico o de motor, pero no me negarán que queda mejor “cristiana”. Pero es que, además, la malvada red pretendía llevar a la niña... con su madre. Lo que oyen. Resulta que la madre, originalmente lesbiana, tuvo a la niña cuando vivía en pareja con otra mujer. Luego hubo un divorcio y más tarde aún la madre abandonó la práctica lesbiana y se negó a dejar que su hija pasara los días estipulados con su ex pareja, por lo que perdió la custodia de su propia hija. Para que no se la quitaran, huyó con la niña (su hija, recuerden) con ayuda de esta red. Ustedes mismos juzguen.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/%E2%80%98publico%E2%80%99-acusa-al-psoe-%E2%80%9Cextremismo-radical%E2%80%9D-darse-cuenta-20110427
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