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domingo, 24 de junio de 2012

Padre no hay sino uno

"En una sentencia un juez le dijo a un papá: 'si tanto quiere a su hijo, dele más plata'".
Domingo, 24 de Junio, 2012
Enlace:
Página web de; Fundación papas por siempre
Según un reciente estudio, el papel del papá es tan importante para los hijos, o quizá más, que el de las mamás.
El día del Padre tradicionalmente es una fecha menos rentable para el comercio que el de la Madre. Un estudio de National Retail Federation de Estados Unidos muestra que los compradores gastan entre el 23 y el 30 por ciento menos para esta ocasión y aunque hay muchas teorías de mercadeo para explicarlo, esta cifra refleja el sitio preferencial que ellas ocupan en la sociedad. Lo curioso es que, según otro reciente estudio, los padres resultaron ser tan importantes en la crianza de sus hijos y, en algunos casos, incluso mucho más que ellas. "Ellos, exclusivamente, definen ciertos comportamientos de sus criaturas en los que las madres no tienen ninguna injerencia", dijo a SEMANA Ronald Rohner, profesor emérito de la Universidad de Connecticut que desde hace medio siglo trabaja en este tema.
El experto ha analizado estudios hechos entre 1975 y 2010 en muchos países, incluido Colombia. En ellos ha encontrado dos grandes constantes: sin importar la raza, el género o la condición social, todos buscan en los padres afecto, protección, apoyo, comodidad, cuidado y amor; así mismo, cuando los hijos son rechazados por estas figuras significativas, la mayoría reacciona de la misma manera: con ansiedad, rabia, inseguridad y baja autoestima.
En su último trabajo, publicado en la revista Personality and Social Phisiology Review, el experto encontró que el amor o el rechazo de los papás resultó ser más acertado para determinar esos rasgos negativos en los hijos. Y en cuatro de ellos -dice Rohner- la figura paterna es la que ejerce exclusivamente la influencia. "Las conductas ilegales, la depresión, el abuso de sustancias psicoactivas y la adaptación psicológica general se determinan por cuán rechazados fueron los hijos por el padre", explicó el psicólogo a esta revista.
Pero el amor también mueve montañas. Cuando los papás se involucran en la crianza de sus hijos y les dan el cariño que necesitan, es muy probable que estos últimos sean felices, independientes, emocionalmente estables y estén satisfechos en la vida como adultos. "El amor de papá en la niñez también pronostica con más fidelidad el bienestar del adulto. No sucede lo mismo con la percepción de amor que tienen de sus madres", señala Rohner.
Según el experto, en cada casa la interacción entre padres e hijos es diferente, pero en todas existe un progenitor que goza de más prestigio que el otro. Esto quiere decir que, pese a que las mamás pasan más tiempo con los niños, si el padre es el que tiene la última palabra en la familia, los hijos van a poner más atención a lo que haga o deje de hacer su papá, aun cuando no esté siempre presente en sus vidas. Rohner aclaró que estos estudios aplican para los padres no biológicos, los abuelos o quien represente la figura paterna en los hijos.
En sus años de trabajo, Rohner no ha encontrado una experiencia que deje más huella en la personalidad que el rechazo de los padres hacia los hijos durante la niñez. Incluso ha visto que el castigo físico tiene consecuencias negativas no tanto por el acto en sí, como por su relación con el rechazo.
Tanto el amor como el desamor están en el ojo de quien los percibe. Esta dimensión es una línea continua y en un lado del espectro está el afecto y en el otro el rechazo. Esto último se puede manifestar objetivamente o de manera sutil con actos de frialdad, hostilidad y agresividad o indiferencia. Aunque el efecto nocivo se ve cuando hay rechazo de cualquiera de los dos progenitores, ese efecto es mayor si proviene del papá, aclara el investigador.
El trabajo de Rohner deja ver que el papel de los padres es vital para que los hijos crezcan con ciertas destrezas para enfrentar la vida. Otro estudio, hecho por Laura Padilla-Walker, profesora de Brigham Young University, en Estados Unidos, mostró que los padres son los que enseñan la perseverancia. Para el trabajo, Padilla-Walker les hizo seguimiento a 325 familias durante años. Los padres que tenían un estilo autoritario, es decir, eran amorosos con sus hijos pero les ponían límites, criaron niños que fueron adultos persistentes, lo que a su vez los llevó a destacarse en el campo académico. Según explicó Padilla-Walker a SEMANA, es posible que los papás socialicen este rasgo más, mientras las madres enseñan otros como la bondad, la gratitud y la esperanza. "Los padres son muy protectores y una manera de hacerlo es enseñarles a los niños a no abandonar una meta cuando aparecen obstáculos". Sin embargo, agrega que "lo valioso aquí es que los padres importan y en muchas ocasiones tienen un papel único, y ese es un mensaje que se pierde".
La sociedad occidental ha establecido que todo lo que los niños necesitan para estar bien es una relación estrecha con sus madres, debido a que solo ellas pueden dar a luz y amamantarlos. Los padres solo deben proveer el sustento económico, "pero eso es equivocado", sostiene Rohner. Entre otras cosas, resulta injusto porque la gente tiende a premiar a la madre cuando el hijo sale airoso de su infancia, pero también la condena cuando resulta una persona poco adaptada a la vida en comunidad.
Dada la importancia del papel de los padres, Rohner espera que estos hallazgos ayuden a que los hombres se involucren más en la crianza de sus hijos. Muchos ya lo están haciendo. En Estados Unidos el cambio de roles se ve con más claridad, pues allí el 40 por ciento de las mujeres son hoy quienes llevan el pan a la casa. Según el Census Bureau, el 32 por ciento de los padres cuida hijos menores de 15 años, ocho puntos más que hace una década. En una conferencia reciente llamada Dad 2.0, a la que asistieron cerca de 200 padres blogueros, quedó en evidencia que muchos de ellos están viviendo el estrés y la culpa de las madres, pues se dan cuenta de que si trabajan más, sus hijos van a tener menos papá en la casa. "Ellos están en el mismo punto en que se encontraban las mujeres hace 20 años", dice Brad Harrington, del Center for Work & Family del Carroll School of Management, en Boston, Estados Unidos.

Según Édison Salazar, presidente de la Fundación Papás por Siempre (enlace), en Colombia la sociedad también ha evolucionado, lo que ha implicado nuevos papeles para padres y madres, "pero a algunas mujeres no les gusta que el hombre se involucre más en el hogar". Hay padres divorciados que quieren tener custodia compartida de sus hijos, pero, según Salazar, se encuentran con jueces que todavía piensan que el papel de ellos es proveer dinero y que lo normal es que las madres estén con los hijos. "En una sentencia un juez le dijo a un papá: 'si tanto quiere a su hijo, dele más plata'".
Investigaciones recientes han mostrado que los padres tienen su manera particular de involucrarse con ellos y que su estilo, por más rudo que parezca, es bueno porque les enseña destrezas diferentes a las que brinda una madre. Por ejemplo, los papás manejan las pataletas de sus hijos con chistes y otras distracciones, lo que les enseña a ser flexibles, mientras que las madres tratan de razonar con ellos sobre ese comportamiento inapropiado. Según Neil Campbell, presidente de DadsCan, "hay evidencia de que los padres sostienen a los bebés de otra manera, juegan con ellos con su propio estilo y crean lazos diferentes a los de las mamás, pero eso no significa que esté mal. Solo es diferente".
Para los expertos consultados, la clave para que los padres se involucren en el tema depende mucho de qué tanto los animen las mujeres a hacerlo. Gracias a un estudio hecho por John Hoffman, de la iniciativa Father Involvement Research, se pudo constatar que la manera como las mujeres animan o desalientan a sus maridos en este proceso tiene una gran influencia en cómo será el padre.
En síntesis, la sociedad debe empezar a poner más atención al papel de los padres en el desarrollo de los hijos, pues ellos pueden enseñar y transmitir rasgos y comportamientos benéficos a su prole si están más involucrados en sus vidas. Y, si es así, es probable que en poco tiempo la brecha entre el Día del Padre y el de la Madre se cierre para siempre.

http://www.semana.com/vida-moderna/padre-no-sino/179439-3.aspx

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