CUSTODIA PATERNA: Los niños no se comparten

martes, 26 de junio de 2012

Los niños no se comparten

Martes, 26 de Junio, 2012
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- Los hijos se comparten

En las custodias debería primar el sentido común

ISABEL MENÉNDEZ BENAVENTE La ley que propone el señor Gallardón queda estupendamente sobre el papel. Pero siempre hay un pero. Los niños no pueden manejarse a golpe de leyes, ni siquiera cuando se divorcian sus padres. Desde siempre se ha cacareado hasta la extenuación que ante una separación debe primar el bien del menor. Como observadora directa desgraciadamente cada vez más a menudo de toda clase de litigios en los que los menores son la diana de sus padres, permítanme que haga algunas reflexiones.
Custodia compartida. ¿Cuándo, cómo y por qué? Cuándo: cuando ambos progenitores y los niños así lo desean, en cuyo caso, cuando la separación es realmente amistosa y ambos padres son generosos con su prole, ni siquiera hace falta, porque prácticamente siguen viendo a ambos padres igual que antes porque han decidido que se separan ellos, no de sus hijos y no necesitan regular visitas (situación que sucede desgraciadamente en un mínimo porcentaje).
Las custodias contenciosas son la mayoría. Por desgracia, detrás de todo esto, y aunque parezca increíble, existe un interés por ambos padres no sólo de tener la custodia, sino el techo familiar (o sea, el piso) y la pensión para mantenerlos. En algún caso he oído literalmente que si le dan el piso, que se queden con el niño? Por lo tanto, cuándo: cuando los padres y los niños así lo decidan. Cómo: intentando desestabilizar lo menos posible a los hijos. Estos no deben ir como maletas de un lado para otro, porque por experiencia clínica sé que los acaba afectando. Un niño no debe tener dos casas, dos camas, dos sitios de estudio, dos ambientes, juguetes repetidos, ni, por supuesto, dos estilos educacionales totalmente distintos. En este caso, es ejemplar, la segunda sentencia emitida en España por un juez nuestro, Ángel Campo, que ante una compartida obliga a los padres a turnarse en la casa del niño. Si se llevan bien, y sería lo normal?, pues alquilan un piso en común, y se turnan para vivir en él cuando no les toque con el niño. Y así quien está más estable es el menor, que es lo que interesa.
Y por último. ¿Por qué?: porque es lógico en unos padres que quieren a sus hijos, y lo comparten todo en su educación. Pero no debemos olvidar que aún hoy todo el peso educativo en un matrimonio feliz recae mucho más en la madre; entre otras cosas, porque todo nuestro cuerpo y en especial nuestro cerebro está preparado para la maternidad (léanse todos los estudios neurológicos sobre maternidad y paternidad, que como la ciencia avanza, eso de que es igual el padre que la madre se quedó obsoleto), y la custodia compartida a la mitad sería lógica en el caso de que el padre la haya ejercido siempre antes de separarse: haya ido a tutorías, deje de trabajar para ir al médico y no sea siempre ella, se levante por las noches a dar biberones, a acunarle cuando llore, estudie, se preocupe de su inteligencia emocional, etcétera. Pero si, como me temo, es un padre no demasiado implicado (que los hay, y mucho), resulta al menos extraño que de repente sin haber dado una comida al niño, ahora quiera tenerlo la mitad del tiempo con él, porque ha descubierto que le quiere muchísimo (y las abuelas con las que los suelen dejar, también). Exactamente igual que pasa con muchas madres, que no por serlo ejercen como tales, o que sobreprotegen a los niños, creando dependencias patológicas, o les transmiten su odio a la figura paterna, para evitar que se vayan con quien les hizo la jugada del siglo.
Así que, cada caso es absolutamente diferente. La custodia, sobre todo en menores de 10 años, es aconsejable para la madre (en caso de conflicto), con un amplísimo régimen de visitas para el padre, no el pírrico que tienen actualmente. Cuando sean algo mayores, que decidan ellos si quieren ir con la mochila cambiando de casita porque papá y mamá no se hablan.
Como siempre, debería primar el sentido común y, sobre todo, el amor incondicional a tus hijos, al margen de que tu pareja haya sido lo peor para ti. Si es un buen padre lo seguirá siendo, pero si ha sido una madre o un padre maltratador, frustrante y con abierto rechazo a su prole (que haberlos haylos), señores jueces, el truco fantástico. Intenten este trato: ¿si le dan el piso, usted renuncia? Se sorprenderían de las respuestas.