Héctor Llanos Martínez
Hay quien aún se resiste a aceptar su llegada, pero el fenómeno "housband" ha llegado para quedarse.
Cada vez más hombres se quedan a cargo de la casa
mientras que la mujer trabaja fuera de ella. El fenómeno “houseband“, un juego de palabras en inglés para denominar a los amos de casa, sucede en todo el planeta,
aunque por motivos muy diferentes, como pueden ser los avances sociales, la crisis económica o, en menor medida,
la llegada del matrimonio gay. Algunos estudios indican que este cambio de roles
favorece la vida sexual de los matrimonios.
Por un lado, la mayor equidad entre hombre y mujer se ha hecho notar en la mayor proliferación de este modelo de familia
en los países escandinavos, más propensos a este tipo de avances sociales. Por otro, la
inestabilidad financiera deja a las familias sin capacidad de elegir el rol de cada uno de sus miembros así que el hombre asume la responsabilidad del hogar aún sin quererlo, como ocurrió en la Argentina del “corralito“. Si nos centramos en el caso español,
parece haber muchas más similitudes con la opción latina que con la europea.
La socióloga Fátima Arranz, coordinadora del Master Igualdad de Género en las Ciencias Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, es escéptica a la hora de admitir que el fenómeno “houseband“ ha llegado a nuestro país. Considera que “el hecho de que
ahora haya varones en el hogar porque están desempleados, que hagan tareas domésticas, si es que las llegan a hacer, no significa que sean amos de casa“, asevera a S Moda. Y es que Arranz cree que el ser ama o amo de casa es aún a día de hoy en nuestro país
“una condición, que no una profesión, socialmente muy devaluada“.“Es más, también a muchas mujeres, por no decir la mayoría, que constan como amas de casa y que les
produce mucha frustración el que se las denomine así“, continúa la socióloga. Uno de los problemas que ve para que esta figura se instaure en España es la dificultad para que “muchos varones elijan depender económica y afectivamente de otra persona“.
En ese aspecto,
Argentina lleva una década de ventaja a España. Cuando hace diez años el país latinoamericano afrontaba las consecuencias financieras que provocó “el corralito“ afloró la figura del amo de casa. Ahora, en 2012, los argentinos han tenido tiempo más que suficiente para asumir un cambio social que
llegó en realidad por imposición económica. Pero eso no significa que los hombres estuvieran preparados para ello, y por eso se creó en Buenos Aires la
Liga de Amos de Casa. Su intención era la de
eliminar todo posible sentido denigrante al término y, de paso, formar a la nueva generación en tareas que hasta ese momento jamás había afrontado a ese nivel.
En 2008 un estudio del Council of Contemporary Families de Estados Unidos apuntaba a que
la vida sexual de los matrimonios mejora cuando es el hombre el amo de casa. Las mujeres casadas con hombres a cargo del hogar
se sienten satisfechas con su vida en pareja, lo que se refleja en la cama. Uno de los responsables de este análisis, Scott Coltrane (profesor de la Universidad de Oregón), dice a S Moda que la relación entre el aumento de “housebands“ y la economía está relacionado. Aunque si bien es cierto que
la necesidad de dinero pueda ser la razón inicial para que se dé ese cambio de papeles, “una vez que eso ocurre, cuantas más familias dependen de los ingresos económicos maternos, la sociedad cambia con más rapidez su modo de ver los roles masculino y femenino“.
A juzgar por las conclusiones de Coltrane, los países anglosajones
tampoco han vivido este cambio con naturalidad. Un buen ejemplo es siempre el idioma. Ante
la falta de equivalente masculino para el término en inglés de ama de casa (“housewife“), se suele denominar a los hombres que desempeñan esta tarea “male housewives“ o “housebands“ -la contracción entre las palabras casa y marido-.
En la ficción ya empiezan a aparecer referentes que ilustran el fenómeno “houseband“. En los primeros capítulos de “Mujeres desesperadas“ Tom Scavo, el marido de Lynette (Felicity Huffman), decide
quedarse trabajando en casa por el bien profesional de su esposa, a pesar de que ambos comparten una carrera como publicistas. La situación da lugar a muchos conflictos y alimenta varias de las tramas de la pareja en la serie y, a pesar del fracaso inicial, se repite más adelante cuando él se queda sin empleo.
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