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martes, 21 de agosto de 2012

Su madre la dejó en silla de ruedas de tanto golpearla, y ella volvió a caminar

Martes, 21 de Agosto, 2012

Tiene siete años y en septiembre pasado entró al Hospital de Niños con el cráneo hundido y las piernas sin movilidad. Los médicos creyeron que no iba a poder vivir. Esta semana se puso otra vez de pie

Con apenas siete años, Ana Victoria sufrió demasiado. Estuvo un mes internada luego de que su madre y su padrastro -ambos detenidos- le dieran una paliza descomunal, y cuando salió, en octubre pasado, lo hizo con el brazo izquierdo fracturado, la espalda marcada de moretones, pinchazos y quemaduras de cigarrillo, las piernas sin movilidad, el cráneo hundido, el cerebro desplazado por las patadas y el cuerpo, todo un cuerpito que no llegaba a los veinte kilos, postrado en una silla de ruedas. Ana Victoria sufrió demasiado, tanto que ni bien salió del hospital como un pichoncito mojado los médicos dijeron que era casi imposible que volviera a caminar. “Hay que agradecer que esté viva”, agregaron. La semana pasada, a casi un año de que quedara postrada y luego de una silenciosa y ardua tarea de rehabilitación, el pichoncito se levantó de la silla de ruedas y, como si en el fondo todo fuera un volver a empezar, se largó a dar sus primeros y nuevos pasos.
La historia de Ana Victoria -que este diario reflejó en su edición del 30 de octubre último y que generó que todo un barrio se movilizara para ayudarla y recolectarle juguetes- puso en evidencia una de las caras más terribles del maltrato infantil, un drama que, en silencio o a los gritos, explota cada vez en más hogares de nuestra región. Durante el primer semestre de 2011, de hecho, la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense adoptó en La Plata 134 medidas de abrigo (esto es, separar al menor de su núcleo familiar). En ese universo local, el 32% de los chicos debió ser alejado por los golpes que recibía de parte de algún miembro de su propia familia (ver gráfico).
Ana Victoria junto a su tío (a la izquierda) y personal de la Dirección de Niñez municipal
“La historia de esta nenita refleja un drama cotidiano, pero también es ejemplo de superación y fuerza de voluntad”. Quien lo dice es Carlos Dabalioni, a cargo de la Dirección General de Niñez y Adolescencia de la Comuna y uno de los que acompañó, junto a un grupo de médicos, el proceso de recuperación de la nena. “Cuando llegó al hospital pensaron que se moría -dice Dabalioni-, por eso es un milagro que vuelva a caminar”.
Es cierto: la chica entró a la guardia del Hospital de Niños el 2 de septiembre pasado y quienes la vieron creyeron que no pasaba de aquel día. “Está destrozada”, se horrorizó uno de los médicos que la atendió. Y no fue lo más terrible: lo peor y acaso más increíble es que, como se dijo, la mayoría de los golpes se los dio la misma persona: su madre.
Pese a los golpes que tuvo que soportar, Ana Victoria ahora sonríe y, con lápices de colores en la mano, dice que tiene ganas de jugar. Es un pichón maltratado pero lleno de coraje. Junto a ella está su tío Francisco Hermosilla (el hermano de la madre golpeadora), quien debió viajar desde Paraguay para hacerse cargo de la nena. “Si consigo trabajo mi idea es quedarme acá -cuenta-, porque queremos que Ana pueda retomar sus estudios el año que viene”. La nena nació en La Plata pero se crío con su tío en Paraguay. Desde chiquita estuvo en aquel país pero, a principios del año pasado, la madre la fue a buscar porque se la quería llevar. Le dijo a su hermano que no podía estar separada de su hija y a él le pareció lógico. Pero a los pocos meses, Ana terminó destrozada a golpes y en la cama de un hospital.
Ahora, la madre y su pareja -también acusado de golpeador- están presos y, según Juan Cruz Condomí Alcorta, el fiscal que atiende en la causa, su caso pronto será elevado a juicio.
Ana, mientras tanto, que no para de sonreír, tirar besos al aire y regalar dibujos a quien quiera recibirlos, asiste al hospital tres veces por semana para seguir con la rehabilitación. “A fin de mes le quedan los últimos estudios -cuenta Francisco-, y si sale todo bien en un mes le colocan una placa de titanio en la cabeza, en lo que sería ya la última operación”.
El 30 de octubre pasado EL DIA publicó un informe especial sobre maltrato infantil en La Plata y reveló el dramático caso de Ana Victoria
El diagnóstico de Ana era en principio muy complejo, aunque su tío lo resume con simpleza brutal y sincera: “La molieron a golpes. Todavía no entiendo qué hizo mi hermana, pero es seguro que se volvió loca. Cuando la volví a ver y le pregunté por qué lo había hecho, lo único que hizo fue reírse”.
Qué es lo que lleva al adulto a descargar su violencia sobre un nene es materia de análisis para los especialistas, y las explicaciones en ese sentido son varias pero casi todas señalan un aspecto básico: los adultos violentos han sufrido violencia en su pasado. Comprobable o no, el caso de Ana parece no cuajar en este casillero. Su tío Francisco fue criado en el mismo hogar que la madre agresora pero él no puede entender aún qué fue lo que pasó. “Lo importante ahora es que ella salga adelante”, dice Dabalioni, cuya área gestiona ante el juzgado Nº5 del tribunal de familias que la chica pueda tener una obra social. “En esta recuperación hay que destacar el trabajo de los médicos y del propio fiscal, que nunca dejó de seguir lo que pasaba con la nena”, dice el funcionario. A su lado, Ana Victoria dibuja un corazón enorme y asiente como si supiera bien de qué se trata todo. Sonríe. Tira besos. Está otra vez de pie.
http://www.eldia.com.ar/edis/20120820/informaciongeneral2.htm

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