DOMINGO 3 DE ABRIL DE 2011
Hoy nos queremos ocupar de Loreto, una más de las madres coraje que pelean por los derechos de sus hijos y por supuesto por el derecho a tener a su hija a su lado. Loreto es una mujer que vive en la provincia de Burgos, una mujer que fue, definitivamente, maltratada durante su infancia.
Siendo la séptima de 10 hermanos, Loreto tuvo que sufrir la muerte de su padre a la temprana edad de 7 años, viéndose sola con su madre y el resto de sus nueve hermanos de los que recibió abusos tanto físicos como psíquicos y una relación muy austera.
Sintiéndose desamparada y no encontrando apoyo por ningún sitio, incluida su propia familia, Loreto se vio perdida a la edad de 20 años, luchando por sobrevivir, dando tumbos para encontrar a alguien que le ofreciese un poquito de cariño pero sin perder el rumbo.
De una relación de más de tres años nace Sandra, la relación se rompe cuando el padre de la niña se entera de que Loreto esta embarazada, dejándola totalmente desamparada con la niña. No es fácil, para una mujer que no ha tenido el una base sólida en su infancia y además ha sufrido malos tratos, encontrar estabilidad, un sitio fijo donde trabajar y poder vivir con su niña.
En Marzo de 2010, Sandra de 9 años de edad, es secuestrada en el colegio y, llevada a Menores debido a una denuncia falsa por parte de terceras personas en las que aseguraban que Loreto era una maltratadora de niños. Fue demostrado la falsedad de dicha denuncia y Loreto absuelta. Aún así una resolución administrativa dicta que Sandra está en situación de desamparo.
Hablado con el director del colegio en el que la niña cursaba estudios, comprobando que la niña era una niña integrada, feliz, iba aseada y no presentaba en absoluto signos de desnutrición o malos tratos, comienza la odisea.
Sabemos de la lentitud de la Justicia de los errores que se comenten a nivel administrativo, errores que cuestan mucho tiempo subsanar, todo esto lo entendemos, del mismo modo que podemos entender que sea necesaria una investigación a fondo, basada en hechos reales no en denuncias falsas, acarreando todo cuanto le esta sucediendo a Sandra, una menor que apenas con 10 años se ha visto totalmente desamparada y no por su madre precisamente, una menor que esta pagando las consecuencias de la infelicidad de la infancia de su madre, una menor a nuestro entender que esta siendo vapuleada y manipulada en todos los contextos.
La niña es llevada a un centro de menores dirigido por unas monjas, las visitas son mensuales y las llamadas para poder hablar con Sandra muy esporádicas, decidiendo estas (las monjas) que deben hacer o decir los niños ahí tutelados. Hace una semana Loreto estaba eufórica puesto que por fin iba a volver a ver su niña, visitas que son excesivamente esporádicas, lo que produce un evidente deterioro en el bienestar de la menor sobre todo a nivel psíquico, viéndose obligada a pasar demasiadas horas sin poder contactar con el entorno al que ha estado acostumbrada desde su nacimiento.
A su regreso y después de haberse visto totalmente hundida que no vencida, Loreto nos cuenta sus aventuras y desventuras ante la situación, ocurrida un sábado 26 de Marzo de 2011. Los nombres son ficticios para preservar la intimidad de la madre e hija y las posibles repercusiones que puedan tener.
A 'Loreto' le gusta mucho este montaje de música y texto: va por ella y su niña: se titula "No te rindas, sigue adelante"
“MI LUCHA POR RECUPERAR A MI HIJA?"
Por Loreto
Me levanté con ilusión y fuerza, mucha fuerza puesto que iba a ver a mi pequeña después de unas semanas (4), convertidas en décadas debido a la necesidad que tengo de verla reír, abrazarla, besarla. Necesitaba cerciorarme de que mi hija me echaba tanto de menos como yo a ella, de que la niña estaría bien, de que retomaríamos las muestras de amor que interrumpimos en nuestro último encuentro, que llenaríamos y rebosaríamos de alegría nuestros corazones al poder abrazarnos, de que, de alguna forma supliríamos nuestra separación OBLIGADA y, a pesar de todo cuanto ocurrió, tengo que confesar desde mi desanimo que, mi hija se ha convertido en una completa desconocida para mi, esta siendo manipulada, esta siendo posiblemente medicada de otra forma no se explica todo cuanto pasó en ese encuentro, no, no soy una enferma mental ni estoy bajo los efectos de ninguna sustancia, estoy dolida y ese dolor es el que me hace ser fuerte, crítica y objetiva.Y ese dolor que tan solo puede sentir una madre a la que nadie se ha molestado en saber del porque de mis vicisitudes en la vida (desgraciadamente somos demasiadas ya), vida que fue marcada desde mi más tierna infancia y estoy pagando las consecuencias. Lo peor LAS ESTA PAGANDO MI HIJA. Una criatura que se supone es parte del futuro, una niña que es una pieza clave tanto en mi vida como en la sociedad, una niña a la que definitivamente me quieren arrancar a toda costa. Aunque el precio que haya que pagar por ellos sea su propio equilibrio mental, convirtiéndola, si no se remedia pronto en un prototipo de criatura diseñada para la inhumanidad.
1ª Voz de alarma:
Al llegar al centro nos obligan a dejar los móviles en la entrada, claro la cosa esta calentita y no quieren grabaciones ni pruebas, pero tampoco tiene la mayor importancia puesto que, imagino que al traspasar el umbral me voy a encontrar con la mirada limpia de mi hija, con su sonrisa de oreja a oreja y esas ganas que tiene siempre de charlar y contarme todo cuanto le sucede mientras la acaricio, me abraza y nos besamos.
2ª Voz de alarma:
Entro en la sala y me encuentro a mi niña, con la mirada perdida, muy seria y controlando en todo momento cada palabra que me dedicaba, me sentía como una total desconocida para ella y ella para mi, no era la niña que me habían arrebatado IMPUNEMENTE, no era esa criatura, pizpireta y graciosa que dejé POR IMPOSICIÓN en aquel tétrico sitio para que, “otros” cuidasen de ella puesto que, a mi me lo prohíben, del mismo modo que, estas bellísimas personas que cuidan tan bien de nuestros hijos, le han prohibido a mi hija utilizar el apellido de su padre, le han arrebatado el derecho a tener su propia identidad. Pero eso no es tal vez lo más grave, aunque es muy importante, tal y como contaré más adelante, lo más grave y doloroso es ver a mi hija, sentada frente a mi, diciéndome con lenguaje de adulto que, “no te preocupes por mi mamá, yo aquí estoy bien, cuidan muy bien de mi, quédate tranquila, se que mi papa en realidad no lo es y se que te casaste con papá para hacer un parche, para poder recuperarme”.
De repente me sentí como una total y absoluta idiota, impotente ante todo cuanto estaba escuchando, me di cuenta al momento de que a mi hija se la había manipulado, acechaban, la niña, no es boba y, controlaba cada palabra cada gesto, yo, con unas ganas tremendas de gritar y salir corriendo con ella de la mano, sentí la mayor impotencia que una persona pueda sentir, me sentí derrotada.
La niña me rehuía, se apartaba de mi lado, con voz calmada, demasiado para lo que ella es, totalmente centrada en las miradas inquisidoras que la acechaban, no era una niña, era una mujer con cuerpo de criatura indefensa. Me habían “robado” a mi hija, se han apoderado de su mente y de sus sentimientos, han violado su vulnerabilidad, han manipulado a su antojo sus necesidades y derechos.
Ahora si que no merecía la pena ni tan siquiera vivir, ahora si que se habían salido con la suya, ahora si que la había “perdido a ella” y con ella toda posibilidad de recuperarla, me imaginaba sentada frente a mi hija ante un juez, y ella con dedo acusador hablando un lenguaje que no corresponde a una niña de 10 años que ha sido querida y protegida por su madre, una niña que ha estado a mi lado a pesar de mis dificultades y es que, en este país tienes que ser muy lista para que te tengan en cuenta, si eres pobre no tienes nada que hacer si has padecido algún tipo de problema, tus hijos pagan tus consecuencias y yo me pregunto…”¿Quién paga las consecuencias de todo cuanto están haciendo a mi hija? ¿Quién va a recompensar todo el dolor que siente?
Tengo mis días malos, esos días en los que me pregunto porque levantarme de la cama, para que seguir luchando pero en mi interior una fuerza desmesurada me impulsa a seguir lidiando, no solo por mi, por recuperar a mi hija, también por las cientos de familias a las que nos roban el derecho de ser personas, a esas madres, padres, abuelas tíos, catalogados para muchos como indignos, a esas personas que sin saber que ellas mismas corren el mismo riesgo que nosotros, que están en el mismo umbral que todos nosotros, se atreven con sus despreciables comentarios nacidos de la propia ignorancia a, lapidarnos más si cabe, a hundirnos más si pueden, sin reparar que, desde luego, a la mínima de cambio pueden hacer lo mismo con ellos, todo es cuestión de suerte, las mayores potencias caen, ¿como no lo va a hacer un simple ciudadano que pase una mala época?.
Hoy es uno de esos días relativamente malos, me enfrento de nuevo con los más poderosos, exijo tan solo mi derecho a una defensa profesional, mi derecho a poder tener un abogado que defienda y anteponga el bienestar de mi niña, y digo relativamente malo porque, sigo en pie, buscando, luchando y no pienso rendirme.
Todo esto me hace reflexionar más aún y yo me pregunto, el estado ¿no se da cuenta de que lo fácil, lo cómodo es no hacer nada y dejar que se lleven a nuestros hijos? La sociedad ¿no se da cuenta de que lo único que nos mueve es el amor y la necesidad de estar con los niños que hemos engendrado, parido, alimentado, llorado, sufrido, a los que amamos? ¿Será que creen que lo hacemos por aburrimiento, porque estamos en el paro como los casi cinco millones de parados, será que piensan que pretendemos llamar la atención? ¿Será tal vez que no resultemos un nicho atractivo para la proyección de España? ¿No sería más fácil meternos en una cámara de gas y acabar con nuestro sufrimiento, y de paso más barato?
Siento que me asfixio, intento mantener las formas, la compostura pero todo esto es desquiciante, demasiado insólito para que sea cierto para que se produzca en un estado de derecho en el que estos, pasan a formar parte de un plan de camuflaje sin precedentes.
Esta mañana he ido al juzgado nº 7 de Burgos, para pedir mi expediente, respuesta del secretario:
-Debe usted solicitarlo por escrito (Secretario)
-Ya lo hice y no me lo han entregado (yo)
-Pues tendrá usted que esperar a que se lo den no? (Secre.)
-¿Esperar? ¿Más a que? Necesito mi documentación. (yo)
-Espere un momento (secre)
Me ha cerrado la puerta en las narices y me he quedado como un pasmarote mirando la puerta con cara de incredulidad durante un buen rato, en vista de que la puerta no se abría, me he tenido que marchar, como se suele decir (con el rabo entre las piernas).
Acto seguido me he dirigido al colegio de abogados buscando uno de oficio, he sido recibida con la mayor humillación descriptible por una señora que, probablemente consiguió su titulación a través de CCC.
Al salir me he encontrado con mi antiguo abogado al que renuncié de forma voluntaria por sentirme más desamparada que estando sola, se ha hecho el despistado, mudándose a la cera de enfrente intentando disimular. ¿Qué tenía que disimular? Tal vez su incompetencia su incapacidad de comprensión, su “mala uva”.
También me he visto obligada a llamar al centro en el que esta internada Sandra, el motivo no es otro que el saber que a mi hija se la prohíbe tajantemente utilizar su apellido paterno. La niña intentó enviarle una nota a mi esposo Juan y al firmar con el apellido de éste Sor Dictatorial le dijo que si lo hacía no le permitiría que entregase la nota que su apellido era eso, un parche.
He llevado varias veces la partida de nacimiento de mi hija en la que constan de forma clara los apellidos de la misma aún así debido a que mi matrimonio se celebró después del nacimiento de mi hija, por arte, nunca mejor dicho, del espíritu Santo a todos los niveles, sigue manteniendo mi apellido de soltera, violando una vez más cualquier derecho tanto de la niña como de sus padres que estamos rotos después del último encuentro con nuestra niña.
Al saber que yo era la mamá de Sandra, Sor Dictatorial se ha visto muy contradicha, y no se sabía que oigo mejor de lejos que de cerca, con lo cual me he enterado de todo cuanto ha soltado por la boca, no contenta con todo esto se ha atrevido a decirme que, no sabe exactamente del porque no se han puesto correctamente los apellidos de la niña en su expediente y que en cualquier caso, ella debía llamarla bajo el apellido que en su poder obraba.
Por último tengo que añadir que, es más que evidente que mi hija ha sido alineada, me baso en un dibujo que me entregó para sus nuevos amigos en el que decía esto:
"Mi madre se encargará de enviaros mi respuesta. Si pudiera os contestaría yo misma pero esto es como una cárcel sin puertas ni ventanas y no puedo hacer lo que quiero, solo lo que me mandan"
Me tratan de maleducada de histérica de prepotente, no importa no me importa pero desde mi más profunda sinceridad, acabo esta nota lanzando una flecha, para nada envenenada a todas las personas que han leído mi texto integro. ¿Cómo se sentirían ustedes si les quitan a sus hijos, nietos, hermanos? ¿Cómo se supone que se comportaría una persona educada, calmada y humilde?Ahí lo dejo a modo de reflexión junto a esta otra: todos estamos en el mismo barco y a menos que nos unamos, todos podemos naufragar, nadie se libra cuando te quedas sin salvavidas, sin trabajo sin medios y deciden que tus hijos están desamparados.
Madres y asociaciones por la defensa de los derechos del menor, se unen buscando el apoyo que no encuentran en la justicia. Se comunican los incidentes, las restricciones de visitas a sus hijos. Los hijos que coinciden en un mismo centro mandan a través de otros compañeros de encierro, mensajes a sus padres.
Durante las escasas visitas que reciben, ocultan sus verdaderos deseos de escapar, se comportan como niños aleccionados temerosos de recibir castigo si dicen la verdad. Durante la visita siempre está presente un cuidador del centro que vigila como si de delincuentes peligrosos se tratase, al menor y a sus padres.
Sobre esta historia de terror e indignante he recibido extensa documentación que prueba la lucha de esta madre por recuperar a la niña. Desesperada, se ha enfrentado a todo llamando a todas las puertas legales a las que cualquier ciudadano tiene derecho a llamar, sin embargo de ninguna ha recibido respuesta, nadie se ha ocupado de atender sus demandas.
La niña, ha recibido legalmente los apellidos del marido de su madre, continúa registrada con el apellido que su mamá le dio. Este padre me manda un mensaje desesperado, pidiendo que suplica ayuda publicando su caso, como el de muchos menores, secuestrados porque Bienestar Social se convierten en sus tutores.
Se han pedido por escrito confirmación de citas para las visitas, la ley así lo contempla, sin embargo una simple llamada telefónica confirma o anula la entrevista con sus hijos. Ante la falta de pruebas escritas que documenten la actuación de los centros, los padres no pueden presentar pruebas, cuando se les acusa de no atender a sus hijos que pasan a estar considerados en situación de abandono.
En el caso que nos ocupa, no solo el abogado al que esta familia ha acudido (de oficio) les ha tratado mal, se ha permitido ignorar a la madre cuando esta ha acudido buscando defensa. Estas familias recurren a grabaciones clandestinas con el móvil, que no les permiten entrar a las visitas, para demostrar el trato que reciben, pero no se admiten como pruebas cuando acuden a la policía a denunciar, mucho menos ante un juez, al que no pueden llegar porque sus denuncias y demandas no son escuchadas por la autoridad que podría decretar un juicio en el que se oyesen y tuviesen las partes que demostrar la verdad.
Me llega una grabación referente a este caso y que no adjunto por derecho a la intimidad del menor y por evitar perjuicios a la familia que lucha. No solo se escucha a la menor pidiendo por favor volver a casa con sus padres, junto a este desgarrador mensaje de una niña, se oye perfectamente la bronca y el trato que su madre ha recibido cuando desesperada acudió a la autoridad queriendo denunciar y aportando como prueba lo que acababa de grabar.
Me consta que el lector puede pensar que esto es una invención, por desgracia la realidad supera a la ficción. En centros tutelados por la administración y regentados por personas a las que el sistema no pide cuentas, se cometen barbaridades amparadas en la legalidad, cuyo número y subvenciones que reciben merecen la investigación a fondo en la que caigan cabezas, desde las más altas como presidentes de Juntas, defensores del Pueblo y del Menor, directores de Centros y trabajadores con nómina, como son los psicólogos autores de los informes que avalan la necesidad de sacar al menor de su casa que presten sus servicios en este gran negocio en el que se ha convertido "El Bien del Menor".
Los centros y profesionales cuyo comportamiento y actitud estén libres, deberían ser los más interesados en llegar al fondo de toda este entramado y pedir ellos mismos depurar responsabilidades. No me contesten a mi quejándose si se sienten aludidos, limpien su imagen y profesionalidad a costa de los verdaderos artífices de que actualmente los servicios sociales estén a la altura de la GESTAPO, en un verdadero estado del bienestar, la ayuda (así lo contempla la ley del menor) se dirige a las familias cuyo único motivo es carecer de recursos en el momento en el que se les secuestra a sus hijos.
Es llamativo que tantas familias coincidan en pedir la devolución de sus hijos, esclarecedor que ninguna pida dinero, que maldigan el día que acudieron a pedir ayuda a Servicios Sociales para poder atender a su familia y es triste que acudan como último recurso a un medio de prensa, rogando que nos atrevamos a publicar lo que está sucediendo. La Justicia es lenta pero cuando los pasos hasta llegar a ella están bloqueados por organizaciones y sistemas que impiden tener acceso a ella, se puede afirmar que la Justicia no existe.
Esta niña y sus padres, advierten como muchos, que hasta las familias que con buena voluntad acogen a menores declarados en situación de abandono, son víctimas del poder de un cargo remunerado para el que no pueden faltar clientes o ya no serían necesarios. Esta niña en estos momentos puede estar ya dada en acogida a una familia con buena voluntad, desconocedora de la verdad. Otro menor pasará a ocupar en ese centro el lugar que ella ocupo hasta ahora.
Naturalmente si el Centro y la Junta a la que pertenezcan, no tienen nada que esconder, serían los primeros interesados en presentar informes y exigir depurar responsabilidades en aquellos que no cumplan con la legalidad.
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2077/luchando-por-mi-hija-sandra
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