CUSTODIA PATERNA: "Yo no soy El Lute, yo soy Eleuterio; El Lute sois vosotros"

viernes, 22 de noviembre de 2013

"Yo no soy El Lute, yo soy Eleuterio; El Lute sois vosotros"

Viernes, 22 de Noviembre, 2013
Enlaces:
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Mito. Eleuterio Sánchez presentó en Sevilla la tercera entrega de sus Memorias, que siguen a 'Camina o revienta' y 'Mañana seré libre', obra del que aprendió a leer y escribir en prisión.

Eleuterio Sánchez, entre Jesús Quintero y Pablo Gutiérrez-Alviz, en La Casa del Libro
SE ha convertido en un experto en los clásicos rusos, hasta el punto, como recordó Pablo Gutiérrez-Alviz en la presentación, de que Eleuterio Sánchez deja constancia de que la tercera entrega de sus Memorias, Cuando resistir es vencer, se terminó de imprimir en el aniversario de la muerte de Tolstoi. Y este especialista en tan reputada literatura prosigue en este libro editado por Almuzara en describir su particular Gulag. Un presidio casi místico de quien lo sufrió en sus carnes a lo largo de 18 años
"Una persona sin libertad es un ser eunuco, anaeróbico". "Que yo no soy El Lute, que yo soy Eleuterio; El Lute sois vosotros", replicó a la presentación-entrevista que le hizo Jesús Quintero, experto en la materia como entrevistador de un centenar largo de reclusos en cárceles de medio mundo.
Como un nuevo don Juan, Eleuterio Sánchez, hijo de presidiario y de sordomuda, que aprendió a leer y escribir en la cárcel y estudió Derecho entre rejas, a los palacios subió, a las cabañas bajó. De los primeros se ocupó Gutiérrez-Alviz, cuando lo retrató en 1979, llegando a los cursos de verano del palacio de la Magdalena de Santander en su flamante Peugeot 504 que se compró con la indemnización que tuvo que pagarle el grupo Boney-M por centrarse en su vida para una de sus canciones.
De las chabolas, frecuentadas por tanto inquilino de chabolo, se encargó Quintero al evocar la presencia de Eleuterio en el penal del Dueso, cerca de Santoña, el que aparece en el libro de José Hierro Quinta del 42. El autor de esta tercera entrega de sus memorias tras Camina o revienta -"libro que nos puso en el panorama editorial", dijo David González, de Almuzara- y Mañana seré libre, estuvo en El Dueso primero de recluso, años más tarde, ya libre y redimido, durante el rodaje de la adaptación cinematográfica de Camina o revienta.
En esta segunda presencia se entrevistó con Rafi Escobedo, que cumplía condena acusado del asesinato de los marqueses de Urquijo, sus suegros. Eleuterio Sánchez conoció a los hermanos Escobedo, Carlos y Rafael, cuando tenían una productora cinematográfica que adaptó dos historias de Sender y no llegaron a un acuerdo con el preso más famoso de España para hacer lo propio con Camina o revienta.
Eleuterio Sánchez vive en la actualidad en Niebla y su mensaje de optimismo es una pócima de obligado consumo viniendo de una persona tan lacerada por el destino. "Ya no estamos en aquella España de la autarquía, una España ignorante, casposa, cretina, timorata y estúpida en la que como no se podía hablar de cultura, de economía o de política con mayúsculas, entretenían a la gente con El Lute, con Amancio, Pirri y Urtain". "Ahora vivimos en una cultura mundial. Nos hundimos o nos salvamos todos".
Ironizó con su parecido con Hannibal Lecter. "Me encantaba la carne de niños crudos. Las madres de entonces le decían a sus hijos: Duérmete, que viene El Lute; come, que viene El Lute. Aquel audidacta cita ahora con desparpajo, "citas eruditas, nunca pedantes", diría el notario Pablo Gutiérrez-Alviz, a Montaigne, a Camus, a Miguel Hernández y una cita rescatada de las aguas, como Moisés, de Stefan Zweig: "Toda sombra es hija de la luz".
No escurrió el bulto para hablar de la doctrina Parot ni del caso Bárcenas, al que en el argot carcelero llaman "caballista" como sinónimo de potentado. Quintero volvió a los clásicos rusos con una cita de Tolstoi. "Todo lo supera el hombre menos las tragedias de alcoba". Y Eleuterio Sánchez admitió su fragilidad en el plano sentimental, con el purgatorio empírico de haberse visto involucrado en una denuncia por violencia de género. "Los jueces no tienen cojones porque el lobby que hay detrás es tremendo, no hay valor de dictar una sentencia favorable al hombre y contra la mujer". Secuelas, apuntó Gutiérrez-Alviz, de una ley aprobada por el voto de calidad "de un magistrado solterón, algo misógino y sometido a la presión política zapateril".
Es un libro de Memorias "pero también de ensayo, porque hay reflexión". Dos géneros que combinan Montaigne y Pío Baroja, "que nunca estuvo condenado a muerte ni en la cárcel y escribió siete libros sobre su vida". Por su experiencia, recomienda al poder judicial darle más importancia a la sociología que a la criminología. "La última asignatura de los jueces sería pasar seis meses o un año en la cárcel para comprobar los maniqueísmos y reduccionismos del sistema penitenciario".
La cultura fue su fuga espiritual. "El hombre es alambicado, no es blanco o negro. Sabemos por Hemingway que las campanas no doblan por los muertos, doblan por los vivos. De la misma forma, la cárcel no está para el preso, está para el liberto, sirve de espantapájaros".
Eleuterio Sánchez quiere desmitificar de una vez a El Lute. No lo tuvo fácil. "El general Prieto, de la Guardia Civil, vino una vez a verme a la cárcel de San Antón, en Cartagena, y me ofreció un pasaporte para que saliera fuera de España, para que dejara de ser el hazmerreír del cuerpo. No era tan importante, sólo era un analfabeto muerto de hambre, que en su rebeldía, eso sí, digo lo de Juan Belmonte: En mi hambre mando yo".
Su amigo Camilo José Cela lo visitó en la cárcel y Tierno Galván se olvidó de la promesa que le había hecho de darle un trabajo en su bufete. En el centenario de su nacimiento, citó a Camus: "el amor a la vida está en la base de la tragedia". Sin citar a Proust y el centenario de su mundo de Guermantes, Eleuterio Sánchez sigue empeñado en recuperar el tiempo perdido con sabiduría y sin rencor, con optimismo y sin resabios. "No son los superhéroes los que nos van a salvar, no es cuestión de esperar la llegada de un Gandhi, un Che Guevara o un Martin Luther King. Es el hombre normal, el que se alivia en el inodoro, el que puede arreglar esto".
Recordó su fuga la Nochevieja de 1971 y su primer robo, el pan de una tahona. "No quiero que mi aportación a la sociedad sea la del hombre que robaba gallinas. Nadie las roba para hacerse rico. Son delitos famélicos". De un hombre que en su heráldica de excluido pertenece a una etnia que tiene entre sus valores astucia, orgullo, coraje y familia.