Jueves, 24 de Septiembre, 2015
La doctora Carmen González relata en la entrevista que en la separación suelen surgir grandes cambios, pero que es importante sobre todo no olvidarse de uno mismo. Ésto analizado bien tiene una grado de importancia mayor del que pueda aparentar en un primer momento, y sobre todo dependiendo de quien sea el progenitor al cual se haga referencia, pues la posición en la cual queda el padre en un proceso de separación, frente a la de madre es muy diferente.
Quienes han sido educados en que la familia es el valor más importante a defender en la vida, tras la separación se produce un cambio el cual hay que saber superar, la diferencia entre el padre y la madre es que el padre es a su vez separado de sus hijos, y ello es tan sencillo como complicado de explicar. Para aquel que no ha pasado por el proceso resulta difícil pensar como se enfoca el dolor de no poder proteger a tus hijos, pues no es el que no los veas a diario, es que los menores necesitan del amparo de tanto su figura materna como paterna. La justicia establece el derecho a los menores y al padre de relacionarse, pero ello, aparte de ser un derecho, para el padre representa una obligación más que un derecho, al menos así debiera ser, pues cuando no existe separación por medio ni el hombre ni la mujer conciben como derecho el relacionarse con su hijos, ya que es algo de lo que no carecen. Cuando acuden a casa de los abuelos y ven que como abuelos consientes a los menores más de lo debido, el padre o la madre discuten con ellos por la no conveniencia de la actitud de los abuelos, están actuando como padres y conforme a la obligación de educar a sus hijos. Sin embargo en la separación el hombre es apartado de la vida de los menores, y al principio cuando los niños son pequeños y sus necesidades se encuentran atendidas el mayor problema radica en verlos, pues sus obligaciones son mínimas, pero conforme al paso de tiempo proporcionalmente va aumentando las necesidades de los menores, y ahí es donde muchas veces entra la preocupación, ya que la primera obligación en la vida de cualquier padre es la de criar, amparar y educar a sus hijos, y por mucho que nuestra justicia exima a la figura paterna de tales responsabilidades, no es tan sencillo alejar la preocupación de ver a un niño que crece bajo un fracaso escolar más que evidente, Este es uno de los ejemplos más visibles que se producen en los hijos de padres separados criados bajo la figura paterna.
Miles de varones que han dedicado su vida al trabajo en beneficio y bienestar de la familia, y por supuesto en primer lugar de sus hijos, hombres que de acuerdo con sus mujeres determinaron que ellas se quedaran en casa cuidando a sus hijos y ellos marcharán a trabajar para procurar el sustento económico familiar, son ahora colocados como ejemplo de padres que supuestamente no les importaban sus hijos, esta es la visión del feminismo, una hipocresía de las mayores, pues muchas de las que mantienen esa afirmación saben perfectamente que el marido cuando llegaba a casa lo primero para él eran sus hijos, y muchas incluso dejaban tarea doméstica a un hombre que pasaba toda una jornada trabajando. Muchas de estas mujeres son precisamente las que adoptan la actitud de víctima, pues en su educación tradicional la mujer siempre es el ser más débil y frágil, y dicha actitud le ha reportado siempre muchos beneficios, dado que el no ser atendida y consolada como ella creía conveniente por su hombre repercutía después en una negativa a practicar sexo con su hombre. Es el chantaje femenino.
Pero centrando en el consejo de la doctora, es cierto muy cierto que de cara a los menores es importante que ni el padre ni la padre pierdan la perspectiva del cuidado de su propia vida, tanto a nivel laboral como afectivo. Hay muchas mujeres que aunque económicamente salgan beneficiadas no son capaces de afrontar que el ex marido ha rehecho su vida, y su actitud se convierte a veces tan negativa que termina usando a los menores como venganza contra el padre. Pero lo que es evidente es que madre o padre, no se puede mirar hacía otro lado cuando tus hijos están sufriendo, y es injusto que la capacidad del padre como tal queda mermado por la justicia, al igual que es inevitable que aunque la justicia no le culpe de los males de su hijo por ser toda la responsabilidad de la madre, éste no se preocupe.
Fuente:
Padres que temen perder el amor de sus hijos tras una separación
http://www.rpp.com.pe/2015-09-11-padres-que-temen-perder-el-amor-de-sus-hijos-tras-una-separacion-noticia_834987.html
1 comentario:
Buen análisis Sra. Carmen. hay que transmitir realidades de las verdaderas consecuencias que se están agravando a través de charlas de personas adoctrinadas y pagadas por el ente de esta gente de la ideología. Muchas mujeres lo saben y no se habían parado a reflexionar sobre lo que esta causando esto en nuestra sociedad. Ellas que son las madres de las siguientes generación es deberían de ser conscientes y de velar por el bien de sus hijos y de toda la sociedad. gracias escuchar palabras de análisis real y no tergiversadas en aberraciones fantasiosas de la realidad virtual a la que ya nos tienen acostumbrados por la opinión pública.
GRACIAS.
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