La directora de la Fundación de Mujeres, María Soleto, entra a suscitar la preocupación porque el número de custodias compartida aumenta. Molesta porque las autonomías con capacidad para legislar en materia civil están regulando la custodia compartida en sus normativas al margen del Código Civil español. Se ha olvidado de citar la creciente jurisprudencia del Tribunal Supremo, con hace escasos días reiteraba de nuevo que el que los padres entren en desacuerdo no es motivo para no aplicar la custodia compartida (sentencia 465-2015), pues los magistrados están cortando ese juego de "busca la pelea que así evitas la custodia compartida", también hay otros como la denuncia por violencia de género, pero lo cierto es que poco a poco, la custodia compartida se abre paso, a pesar de los políticos que mienten e incumplen sus falsas promesas.
Más convendría si de verdad existiese voluntad, en que esos hombres que se desentienden de los cuidados de sus hijos fuesen obligados por los jueces, o al menos advertidos, de que renunciar a sus obligaciones supondrá unas graves consecuencias para los menores, pero no, el negocio y empoderamiento de la mujer se mantiene mientras se imponga la custodia materna por defecto, pues quien dispone de unas mínimas posibilidades de negociar, puede, pero quien más que rasque le es imposible no podrá. Las mujeres están dispuesta a llegar a acuerdos cuando el acuerdo representa más ventajas o beneficios que los conocen que el juzgado dictará (muestra de ello el caso personal que se recoge en el vídeo), no es cuestión de ser mala o buena, es cuestión de que como seres humanos tenemos presentes las tentaciones, y el feminismo es consciente de ello, por lo que juega en contra de que este chollo para la madre en detrimento de la salud de los hijos termine. Es más que notorio que los niños criados bajo la custodia materna encabezan las listas del fracaso escolar, y de otros problemas derivados, pues los centros de menores están plagados de menores criados bajo la custodia materna, y las agresiones a progenitores provienen de los mismos métodos de crianza.
Como hemos titulado la entrada, por resumir a ese amor de madre, si quitamos de las medidas que dictan de forma estándar los jueces la pensión de alimentos (sueldo a la madre del cual no ha de rendir cuenta alguna, ni al padre ni a nadie), y el uso de la vivienda familiar con cuanto menos la mitad de los gastos pagados por el padre, una gran mayoría de esas madres que acuden a los juzgados, no solo a reclamar la custodia de los hijos, sino más bien a conseguir que la relación del padre con los hijos sea la mínima posible, las madres no pedirían la custodia en los juzgados.
Fuente:
Divorcio y custodia
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2015/09/17/divorcio-y-custodia.html
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