La ley catalana coloca como novedad en el sector privado un distintivo a las empresas que será tenido en cuenta cuando se adjudiquen contratos públicos, es decir, ya pueden las empresas catalanas adaptarse a las imposiciones de género si quieren ser tenidas en cuenta por la administración pública.
Se crea también un técnico superior de promoción de igualdad de género, o más conocido como un agente de igualdad que velará por el cumplimiento de las normas de género en las empresas. Pero la crítica del autor del artículo pone de relieve que o bien hay consecuencias para la empresa, o resultarán de difícil cumplimiento. Estas sanciones se proponen en referencia a limitar las ayudas publicas o sancionar en el ámbito administrativo.
Este tipo de artículos son los que visten el correcto lenguaje y visto bueno feminista, el de muchos otros que erigiéndose en valores de la igualdad pretenden imponer en una serie de puestos, por supuesto no todos, a la mujer por decreto. La realidad es que muchas mujeres se acogen a las bajas de maternidad y abandonan su desarrollo profesional porque les es más fácil la vida de amas de casa y cuidadores de niños, que las de mantener unas obligaciones diarias impuestas por un tercero, las mantenidas de toda la vida, pero con la particularidad de que antes existía un compromiso entre el hombre y la mujer, y hoy día se aprovecha este estado para después criticar al que se rompe los cuernos trabajando, como que no se ha hecho cargo de los cuidados de sus hijos.
Fuente:
http://www.lawyerpress.com/news/2015_09/2209_15_006.html
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