Una psicóloga, un abogado y una madre y un padre separados analizan las ventajas de la responsabilidad compartida de los hijos
La custodia compartida sigue siendo una excepción, aunque cada vez menos
José Morales, Gloria Pérez de Colosia, María José Catalán y Javier Meseguer debaten en la terraza del Museo Arqueológico.
Sábado, 23 de Octubre, 2010
La custodia compartida es, para los expertos, la situación ideal cuando se produce una separación o un divorcio: el padre y la madre se responsabilizan por igual de los hijos, disfrutan de ellos y mantienen intactos los vínculos. Pero sigue siendo una excepción. Representan menos del 5% de los casos. ¿Por qué? ¿Hay obstáculos en la legislación? ¿Se niegan los progenitores, especialmente las madres, a esta fórmula? ¿Se sigue situando a los hijos en el centro de una guerra sin cuartel entre las dos partes?
La custodia compartida es, para los expertos, la situación ideal cuando se produce una separación o un divorcio: el padre y la madre se responsabilizan por igual de los hijos, disfrutan de ellos y mantienen intactos los vínculos. Pero sigue siendo una excepción. Representan menos del 5% de los casos. ¿Por qué? ¿Hay obstáculos en la legislación? ¿Se niegan los progenitores, especialmente las madres, a esta fórmula? ¿Se sigue situando a los hijos en el centro de una guerra sin cuartel entre las dos partes?
'La Verdad' reunió ayer, durante unas jornadas sobre la custodia compartida organizada por el Colegio Oficial de Psicólogos, a cuatro personas que ofrecen cuatro perspectivas distintas del problema: Javier Meseguer, abogado de familia, María José Catalán, decana del Colegio y psicóloga de la Audiencia Provincial, José Morales, padre separado y secretario de la asociación SOS Papás, y Gloria Pérez de Colosia, una madre separada que ha optado por compartir la custodia de sus dos hijos. Éstas son sus reflexiones.
Madre separada
«Es lo ideal para mis hijos»
Gloria Pérez de Colosia lleva siete meses separada de su marido. Sin jueces de por medio, comparten la custodia de sus dos hijos de 4 y 6 años al 50%. «Lo hago porque sé que es lo mejor para ellos», cuenta convencida. Lunes y miércoles, los niños viven con el padre. Martes y jueves, con ella. Los fines de semana, se turnan. «Las actividades que antes hacían con su padre las siguen haciendo, y lo mismo ocurre conmigo. Incluso cuando él se fue de casa a un piso de alquiler, fuimos los cuatro a pintar la habitación de los niños, para que lo viesen con la mayor naturalidad posible», explica Gloria. Los dos progenitores ven a los hijos todos los días, independientemente de donde duerman. Porque se turnan para ir a recogerlos al colegio.
Gloria Pérez es abogada, y esta fórmula le permite mantener su actividad profesional. «Creo que ésta es la mejor opción para la mujer. Lo contrario, quedarse sola con los niños, es una regresión, un paso atrás. ¿Qué tengo que hacer, renunciar a mi trabajo?». Aunque tanto ella como su todavía marido saben que tendrán que acudir al juez para que formalice el divorcio, han decidido primero organizarse por sí mismos: «Un juez no va a decirnos cómo tiene que ser nuestra familia. Se supone que tenemos que ser capaces de decidirlo por nosotros mismos».
La visión del padre
Cambiar los roles
José Morales está plenamente de acuerdo con Gloria. «La sociedad ha cambiado -dice este padre separado y secretario de la asociación SOS Papás-; no podemos seguir pensando en los roles tradicionales masculino y femenino. Los hombres también queremos ocuparnos de la educación de los hijos, participar en su vida. Pero nos encontramos con que la Justicia sigue dando en un 96% de los casos la custodia a la madre, mientras el porcentaje en que es el padre quien la consigue es irrisorio».
La situación más habitual -el padre abandona el piso familiar y a sus hijos- se convierte en muchas ocasiones en un auténtico trauma. «No se trata de que pierdas un piso, algo material. Es tu hogar, y cuando cierras la puerta dejas todo aquello por lo que has luchado, con tus hijos dentro», explica José Morales.
«Ver a tu hijo dos fines de semana al mes no es participar ni en su vida ni en su educación», añade. Hay casos todavía más graves, aquellos en los que uno de los progenitores pone al hijo en contra de la otra parte. «Por mucho que lo nieguen, el síndrome de alienación parental es una realidad», advierte Morales.
La opinión experta
Cómo evitar el trauma
María José Catalán, decana del Colegio de Psicólogos, ejerce además esta profesión en la Audiencia Provincial de Murcia, y ve pasar ante ella decenas de familias rotas en las que los hijos sufren la peor parte. Es una firme defensora de la custodia compartida. «En una separación siempre hay problemas de adaptación para los niños. Pero si no hay un conflicto que se cronifique entre los progenitores, no tiene por qué haber repercusiones negativas a largo plazo», explica.
Los niños en edad preescolar y los adolescentes son los más vulnerables. «En los más pequeños puede haber regresiones: pueden volver a hacerse pis en la cama, o a pedir otra vez el chupete, por ejemplo. En los adolescentes, el peligro es el abuso de sustancias o las consecuencias sobre los estudios», subraya María José Catalán. La mejor manera de evitar todo esto es mediante una separación civilizada, en la que el bienestar de los hijos se anteponga a todo lo demás.
Desde la Justicia
Obstáculos legales
La custodia compartida sigue siendo una excepción no sólo porque falta mucha concienciación entre los propios padres y madres -siguen predominando los roles tradicionales-; también hay obstáculos legales. «La ley del divorcio de 2005 introdujo esta opción, y sociológicamente ha ido ganando peso», explica Javier Meseguer, abogado de familia. Pero la norma está recurrida ante el Tribunal Constitucional porque la custodia compartida es difícilmente aplicable salvo que la pidan las dos partes.
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