El niño maltratado

Sábado, 16 de Junio, 2012

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

El término maltrato infantil se emplea para abarcar el gran abanico de agresiones no accidentales infligidas a niños que incluyen el maltrato físico y psicológico, las negligencias en su cuidado y el abuso sexual.
Lo triste de esta noticia es que los protagonistas siempre son menores, casi siempre lactantes y los que mayor riesgo presentan son los niños de menor edad, ya que exigen mucha atención, no hablan y son indefensos. Más del 90% de los menores maltratados tienen menos de 10 años y por encima del 70% son de 3 años o menores.
Casi siempre cuando se entrevista al padre del menor maltratado, este define a su hijo como difícil, algo que de hecho puede ser cierto; sin embargo, la forma de actuar hacia él puede ser excesiva o inapropiada.
Lo que vemos con frecuencia es que los niños prematuros, minusválidos y con problemas de conducta, tienen más riesgo de sufrir malos tratos.
Con frecuencia, los padres que abusan de sus hijos sufrieron en su infancia algún tipo de maltrato. Suelen ser inmaduros y dependientes, socialmente aislados, con poca capacidad de manejar las situaciones de estrés y capaces de desencadenar un episodio violento por cualquier crisis personal o familiar.
Es muy importante que el médico reconozca los signos de maltrato físico en niños, dado que los episodios abusivos tienden a repetirse y un menor intencionalmente agredido, presenta un riesgo muy elevado de sufrir futuras lesiones de gravedad.
El abandono físico es la falta de atención de las necesidades básicas para la vida del niño, como nutrición, vestido, alojamiento, cuidado médico, vigilancia y protección.
Hay abandono emocional cuando los padres no proporcionan el ambiente adecuado que necesita un niño para crecer y alcanzar su pleno desarrollo.
El abuso sexual puede definirse como aquella situación en la que se somete a un menor a actividad sexual que no puede comprender, para lo cual no está fisiológicamente preparado y de la que no puede dar un consentimiento fundamentado y para llevarlo a cabo el menor es coaccionado, bien a través de fuerza física o mediante recompensas a base de sobornos. Puede ser agresivo o no.
Por último podemos decir, que lo que queda del maltrato infantil son los traumas emocionales graves.
Hace falta jurisprudencia para combatir este mal que se refleja en las esquinas de los semáforos, en los mercados públicos, donde son ellos, los niños los que trabajan por y para los adultos. 
*Dermatólogo

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