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domingo, 23 de diciembre de 2012

Fiestas repartidas: Cada vez más chicos pasan la Navidad con padres separados

Domingo, 23 de Diciembre, 2012
Enlaces:
- Navidad, una encrucijada para hijos de padres divorciados
- HOGARES DE PADRES SEPARADOS Y LA NAVIDAD
 - El éxito de poner a los hijos por delante cuando los padres no están juntos
Acordar dónde y con quién pasar cada Fiesta es un desafío para toda la familia. Aconsejan no competir por los regalos y alentar los llamados a las 12 de la noche. Claves para evitar los tironeos.
Con mamá. Noelia se separó hace 10 meses. Juan Cruz y Tomás vivirán así su primera Fiesta repartida, con dos arbolitos
Hasta que llegó la separación de sus papás, los chicos esperaban la Navidad en la misma casa y desbordados de ansiedad. Los más chiquitos, seducidos por la fantasía de creer que Papá Noel iba a leer su carta y fascinados al ver aparecer a un gordo disfrazado. Los más grandes jurando que se portaron bien, tirando cohetes y sospechando quién se escondía detrás del gordo barbudo vestido de rojo. Pero la separación de sus padres redefinió la familia y convirtió a las Fiestas de siempre en “Fiestas repartidas”. Ahora es el momento de dejar de lado los tironeos de los adultos y poner la lupa en los chicos.
En la última década, según el censo nacional, hubo un promedio de 172 divorcios por día –y otras cientos de miles de separaciones de quienes habían esquivado el Registro Civil–. En el país hay casi 1.800.000 personas divorciadas: muchas de ellos con hijos chicos. En la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado, casi el 30% de las parejas se divorciaron entre los 5 y los 9 años de matrimonio, por lo que sus hijos están, a lo sumo, en cuarto grado. La de Noelia, una diseñadora de ropa de 33 años, es una historia real que confirma las cifras: se separó hace 10 meses, por lo que mañana Tomás, de 7 años y Juan Cruz, de 3, enfrentarán sus primeras Fiestas repartidas.
“Cuando las separaciones son recientes, la bronca y el dolor están a flor de piel. Y cuando llegan las Fiestas suelen intensificarse las trampas: hay madres o padres que no dejan que los chicos llamen al otro a la medianoche o, cuando el otro llama, le dicen que el hijo está durmiendo. Otros, no los dejan ir con pretextos: que no le da de comer lo adecuado, que lo pone a mirar televisión todo el día, que no quiere que lo pase con la ex suegra”, describe el abogado de familia, Osvaldo Ortemberg. “Mi consejo es que acuerden y les permitan pasar una Fiesta con cada uno y que fomenten el llamado telefónico a las 12. Los chicos tienen incorporada una figura de su padre, entonces, cuando el otro lo critica delante de ellos pasan a identificarse con alguien que va perdiendo valor”. Claro que no es sólo la crítica la que daña: “Hay que tener cuidado con los comentarios a la hora del brindis”, agrega Andrés Martín, psicólogo y coordinador del “Grupo de Divorciados”. Decirles ‘No está papá pero estamos nosotros’ es poner el foco en la ausencia. Aunque cueste, es mejor que les digan ‘qué bueno, mañana vas a ver a papá y vas a tener otro regalito”.
Negociar no significa inventar una familia de propaganda: “Hay quienes creen que lo mejor es pasarlas todos juntos, pero eso es una ficción. Los chicos necesitan que les digan la verdad porque sino tratan de insistir en la reconciliación o alimentan la fantasía de que pueden hacer algo para unirlos. Ellos necesitan Fiestas reales con padres reales en situaciones reales”, dice el terapeuta Sergio Sinay, autor de los libros “El hombre divorciado” y “Sanar la pareja”. Y plantea una escena usual cuando el divorcio es reciente: “Los padres, que son los que suelen irse, se sienten parias viviendo en lugares precarios. Entonces se alejan porque no quieren que sus hijos los vean así. Lo importante es que no desaparezcan y vuelvan después espléndidos, como si tuvieran superpoderes. Al contrario: que los chicos vean que se puede estar triste y recuperarse”.
No inventar y comportarse como adultos: “Algunos padres compiten a ver en qué casa reciben los mejores regalos y con eso condicionan las preferencias de sus hijos. Pero así creamos chicos manipulados, materialistas e interesados”, suma la psicipedagoga, Adriana Alonso. “Lo importante es no traspasarles la ira, porque sino la carga es doble: chicos que se sienten culpables por la separación y que sienten más culpa por dejar sola a la madre”.
Esos acuerdos privilegió Noelia: “Navidad son dos días, y se festejan los dos días”, le dijo a Tomás cuando lo vio angustiado. Este año eligieron quedarse alrededor de los arbolitos que ellos mismos armaron: 24 con mamá; 25 con papá.
http://www.clarin.com/sociedad/Fiestas-repartidas_0_833916707.html

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