Un rol insustituible: papá por siempre

Domingo, 23 de Diciembre, 2012

"Te quiero mucho" era una frase recurrente en las tarjetas de saludo por el Día del Padre, Pero el paso de los años ha impuesto variaciones a esta oración y ahora no extraña leer mensajes como este: "Gracias por ser mi papá y por ser bueno y tierno".

¿Tierno? Pues sí. Los padres de familia de hoy han aprendido nuevas formas (o las han sacado de bien adentro) para expresar su amor por los hijos. 

"Es un padre un poco distinto en ciertas cosas. Antes, el respeto se establecía en algunas familias por temor. Ahora ya no. El padre ha dejado de ser el cuco y esto es un cambio importante", afirma la psicóloga María Teresa Piérola. 

La psicoterapeuta Patricia Capellino, directora del centro Oye Papá, Oye Mamá, lo interpreta así: "Creo que hay un cambio en el rol de la paternidad a partir del auge femenino. Mientras la mujer participa más y con calidad en la política, en el mundo laboral, en la vida de la comunidad o hace empresa, el hombre se ha ido enterneciendo y cumple un rol más activo como padre. Y con esto ganan los hijos. Ayudarlos con la tarea o jugar con ellos deja una huella psíquica positiva".

La especialista afirma que la esencia del rol del padre no se pierde y, por el contrario, necesita ser revalorada. "Él para nada es un adulto secundario en la vida de los hijos. Es saludable que los chicos tengan muy claro quién en su papá por un tema de autoridad y de límites. Esto, junto con el humor y el respeto, organizan la vida psíquica de la persona", explica. 

Basándose en las afirmaciones del estadounidense Kyle D. Pruett, psiquiatra clínico que dirigió por tres décadas la escuela de medicina de la Universidad de Yale y autor del libro "El rol del padre", Patricia Capellino afirma que un padre no cría como madre por su propia condición de género.

"Él incentiva, despierta y estimula diferentes áreas del desarrollo de los niños, les enseña a ser más intrépidos, audaces, a tolerar mejor la frustración; genera independencia y la exploración del mundo", explica. 

Este tipo de padre se acerca más a lo que el estudio "Autopercepción de la imagen paterna en Lima", de la consultora GFK Conecta, describe como el padre no tradicional comprometido. "Es una persona que está contenta con su paternidad, no tiene problemas con el manejo de los límites y mantiene una relación cercana con sus hijos. La mayoría de ellos tuvo relaciones cercanas con sus padres, pero otros buscan reparar en la relación con su hijo lo que no tuvieron con sus progenitores", explica Hernán Chaparro, gerente general de GFK Conecta. 

Pero el padre comprometido aún no es mayoría. El mismo estudio (que identifica cuatro tipos de ser padre), verifica que predomina el indiferente que repite el modelo de padre que tuvo (interactúa poco con el hijo), seguido del protector tradicional (el proveedor) y el conflictivo hostil (que rechaza su paternidad).  

Para la psicóloga María Teresa Piérola, la revaloración que se percibe del papel del padre no es tal, pues solo algunos realmente pasan más tiempo con los hijos. Cuando eso ocurre, son padres activos, les gusta jugar, leer y organizar actividades; son más comprometidos, pero no llegan a reemplazar a la madre. Lo ideal, afirma la psicoanalista María de la Puente, es que el rol de ambos padres se complemente.

El ejercicio de la autoridad

Si hay algo que preocupa a los padres de hoy es cómo poner disciplina y fijar límites a los hijos. El estudio "Auto-percepción de la imagen paterna en Lima", realizado por la consultora GFK Conecta en el 2009, revela que los padres sienten más dificultades al respecto porque hay mucha información y discusión acerca de lo negativo que es ser autoritario en el hogar. "Pero en realidad lo que hay es una confusión entre ser autoritario y ejercer la autoridad. Como no hay patrones al respecto, cada padre tiene que construirse su modelo", dice el investigador Hernán Chaparro. En correlación con este aspecto, el estudio antes citado también demuestra que lo mejor para los padres es ser amigos de sus hijos. Pero esto no es tan cierto como se cree. "Los papas deben ser papas, pues los hijos necesitan autoridad, límites y supervisión", dice la psicóloga María Teresa Piérola. La psicoterapeuta Patricia Capellino recomienda a los padres aceptar ser papas siempre: "No se trata de fumar o de emborracharse con los hijos. Quienes los acompañan a las fiestas lo hacen porque realmente no confían en sus hijos y necesitan estar controlándolos; o porque están en etapa de climaterio y quieren seguir siendo jóvenes".

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