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sábado, 23 de marzo de 2013

Una mujer denuncia a su ginecólogo por provocarle dos orgasmos

Sábado, 23 de Marzo, 2013
18 de diciembre de 2009
Bibi Giles y su marido, camino del tribunal.
El médico de cabecera de Bibi Giles testifica y dice que ella es una acosadora compulsiva
La británica mandaba mensajes anunciando que quería probar su "salchicha"
Angus Thomson y Bibi Giles, ginecólogo y paciente, están enfrentados en un tribunal del condado de Worcester: ella dice que el médico se le insinuó y le provocó dos orgasmos mientras la examinaba. Él lo niega y dice que fue al revés: la mujer lo acosó con mensajes eróticos y llamadas.
Thomsons sometió a la señora Giles a un minucioso examen que le llegó a provocar dos orgasmos:
  • "Me pareció que aquello estaba mal pero yo no sabía cómo eran los exámenes de un ginecólogo después de una operación"
La mujer en cuestión y su marido no le dieron más importancia porque la enfermedad uterina que padecía requería un tratamiento y un cambio de ginecólogo ralentizaría el proceso.
Bibi Giles, además, dice que soportó miradas sucias y frases subidas de tono. Cuando le contó al ginecólogo que le dolían los puntos él le contestó:
  • "Eso es porque aún no has tenido sexo. Si no lo tienes sufrirás una explosión"
La defensa dice que es Giles quien cortejaba a Thomson y no al revés y presenta como prueba un mensaje de móvil en el que ella se muestra abiertamente insinuante con su médico.
EL TESTIGO CLAVE Y LA MENTIRA
El enigma en torno a los orgasmos ginecológicos de Bibi Giles lo ha resuelto este viernes la intervención inesperada de un segundo médico: William Dowley, que se ha personado en la causa no tanto por corporativismo como por dejar en evidencia las mentiras de la paciente sobre su ginecólogo, Angus Thomson, al que había llevado a juicio acusándole de acoso sexual.
Dowley conoce muy bien a Giles. No en vano fue su médico de cabecera entre 2002 y 2004 y resistió como pudo sus insinuaciones.
Por él hemos sabido que le propuso que mantuvieran relaciones sexuales para paliar el vacío que había dejado en la cama su marido, al que castigaba con el látigo de la indiferencia desde que lo sorprendió en una flagrante infidelidad.
La intervención in extermis de Dowley ha salvado milagrosamente al ginecólogo Thomson, al que su paciente había denunciado por acoso sexual.
Alertada por la aparición en escena de Dowley, su paciente ha retirado fulminantemente la denuncia y ha desembolsado voluntariamente 30.000 libras por las costas del proceso.
Una miseria si lo comparamos con el descrédito que se ha provocado a sí misma y que ha salpicado a su alrededor.
Giles había acusado a Thomson de provocarle sendos orgasmos durante un examen de sus genitales. Según ella, involuntariamente y con la enfermera al otro lado de la habitación.
"Me pareció que aquello estaba mal", dijo Giles en el juicio, "pero yo no sabía cómo eran los exámenes de un ginecólogo después de una operación".
Según dijo su marido, ni él ni su esposa tomaron medidas entonces porque preferían lo malo conocido que lo bueno por conocer.
En otras palabras, porque la enfermedad uterina de Bibi requería tratamiento y cambiar súbitamente de ginecólogo habría sido un engorro y un problema en su recuperación.
Ahora sabemos que todo era mentira y que la señora Giles se cruzaba mensajes subidos de tono con su ginecólogo.
Entre otros uno en el que le decía que tenía ganas de "probar su salchicha de carne" a la mayor brevedad.
También sabemos de su ajetreada vida social, que incluía relaciones con varios presidentes de la Guyana y un turbulento pasado como esteticien.
La víctima de esta historia es por supuesto el ginecólogo Thomson, esposo amantísimo y padre de tres hijos, que compareció ante la prensa para aclarar la realidad.
"Los últimos tres años han sido una experiencia horrible. Siempre he intentado hacer mi trabajo con profesionalidad. Las acusaciones falsas de la señora Giles son las más serias que se le pueden hacer a un médico y han amenazado con aruinar mi carrera y mi reputación. Por eso estoy aliviado y contento de que se me haya exonerado y salga de esta con mi reputación intacta. Sólo espero que esta señora no vuelva a hacerle esto a ninguna otra persona".


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