“El maltrato infantil aún es invisible y el ciudadano debe ser nuestros ojos” .

Jueves, 4 de Octubre, 2012

Mañana se celebran las III Jornadas sobre Maltrato Infantil con el objetivo de sensibilizar a los ceutíes sobre una problemática que debe pasar del ámbito privado al público para proteger a los más vulnerables Con el recuerdo a la ley 1/87 como telón de fondo, cuando se cumple un cuarto de siglo desde su puesta en marcha, se celebran mañana las III Jornadas sobre Maltrato Infantil. Tres conferencias para sensibilizar a toda la sociedad de un problema que afecta de lleno a los más débiles. La jefa del Área de Menores, Antonia Palomo, nos habla sobre esta actividad que espera congregar a un nutrido grupo de personas interesadas en el Teatro Auditorio del Revellín.
–¿Cuáles son los objetivos fundamentales de estas terceras Jornadas sobre Maltrato Infancil?
–Hay que recordar, para empezar, que se llevan a cabo gracias a la colaboración de un convenio con el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad. Este acuerdo está desde 1999 y desde entonces hasta ahora se ha establecido con todos los ministerios. ¿Qué ocurre? Que las actividades que hemos realizado desde entonces son, por ejemplo, un estudio sobre el maltrato infantil, información sobre el maltrato en el sistema educativo, en el sistema de la Seguridad Social... Pero hace tres años vimos necesario poner en marcha unas jornadas abiertas a todo el mundo, más allá de los técnicos y profesionales de este ámbito. La idea es que la gente sea nuestros ojos y nuestros oídos. Respecto a los objetivos que preguntaba, se trata de informar y reflexionar sobre esta problemática; analizar y rebatir cuestiones referentes al maltrato infantil; sensibilizar a la población; movilizar esfuerzos para proteger los derechos de niños y niñas; y garantizar la reeducación y la integración adecuada a los niños víctimas de maltrato infantil.
–En esta ocasión conmemoran los 25 años de la ley 21/87, ¿cuál fue la importancia de esta norma jurídica?
–Porque anterior a ella estaba el Código Civil del año 70 que, pese a la modernización que supuso en aquella época y sus reformas del año 80 y 81, éstas no satisfacieron las necesidades de lo que suponía la institución de la adopción. Por eso se promulgó la 21/87, rompiendo todos los caminos y haciendo uno nuevo que era el único posible para trabajar en esta institución en condiciones de seriedad y rigor. A la legislación anterior se le había acusado de una falta absoluta de control tanto en tráfico de niños como en los niños que se daban en adopción y la idoneidad de quienes los adoptaban. Con la 21/87 hubo un avance importante. Han pasado 25 y, en este tiempo, se publicó en 1996 la ley 1/96 de Protección Jurídica del Menor y hoy estamos a las puertas de un nuevo cambio legislativo en materia del derecho de Menores. Hoy las realidades de los niños y las familias son diferentes y hay que seguir avanzando en lo que concierne a la protección infantil.
–Las jornadas cuentan con tres charlas. ¿Qué nos puede adelantar sobre los ponentes?
–El primero de ellos, el fiscal de la Fiscalía General del Estado, José Miguel de la Rosa, es un gran conocedor del Derecho de Menores y hablará sobre esos nuevos apuntes que deberá contemplar la nueva reforma legislativa que ya tuvo  un primer paso en una Comisión del Senado en la que Ceuta estuvo también representada para realizar sus propuestas. La senadora por Guadalajara, Ana María González, que también nos visita el viernes fue miembro de esa comisión. Por último hemos invitado a la jefa de la Oficina Única de Extranjeros, Lidia Ruiz, porque el problema de los menores extranjeros, acompañados o no, es un área de mucha intensidad laboral y de una gran preocupación. Era muy importante conocer esa faceta que añade la Ley de Extranjería respecto al Derecho de Menores.
–Habla de que muchas cosas han cambiado en la sociedad desde la ley 1/87, ¿por ejemplo?
–Para empezar la incorporación al sistema de protección infantil de los menores infractores de 14 años. La ley 5/2000 contempla que estos no tienen responsabilidad civil ni penal y, por lo tanto, se incorporan al sistema de protección infantil para su trato. Por ejemplo esto, en 2010, nos trajo 317 expedientes, es decir, un número bastante importante. Después la ley 1/96 ha creado una serie de lagunas que ahora se pretenden cubrir. Desde Ceuta hicimos, en total, 15 propuestas para estas modificaciones.
–¿Cuáles son esas proposiciones principales?
–La primera es que la ley vigente habla de que todo debe hacerse bajo ‘el interés superior del menor’ porencima de cualquier tipo de otro interés legítimo. Entonces nosotros consideramos que eso ha de definirse en la legislación porque permite arbitriariedades, subjeciones. Y es que muchas veces ese interés superior del menor está enmascarado por determinados intereses de los adultos que tratan con el menor. Por ello creemos que hay que delimitar ese término, que también se utiliza en la Convención de Derechos del Niño. Asimismo también creemos que la denominada guarda voluntaria debe ser regulada por ley, porque ahora mismo los padres pueden delegar la guarda cuando no pueden atender a sus hijos a la Comunidad Autónoma. Debe ser regulada para muchos casos que se dan ‘de hecho’. Por ejemplo, hijas que les dan los niños a su madre y asumen esta guarda ‘de hecho’. Y, por hablar de una tercera proposición, también creemos firmemente que se debe regular el procedimiento del ‘nasciturus’, es decir, niños que consideramos de madres toxicómanas o alcohólicas. Aquí en Ceuta adoptamos medidas cautelares y avisamos al hospital cuando estas personas entran en coordinación con las autoridades sanitarias. La nueva ley debe proteger al ‘nasciturus’, pues cuando las madres toman drogas o alcohol durante el embarazo consideramos que es un maltrato prenatal.
–Ahora, a parte de avisar pertinentemente a las autoridades sanitarias, ¿qué se hace en esos casos?
–Aparte de avisar sobre ese riesgo, se nos comunica inmediatamente cuando el niño nace y lo desamparamos inmediatamente. La idea es que el niño no asuma ningún riesgo y, si durante el embarazo la madre no ha aceptado ningún tipo de ayuda, se desampara y se arranca un plan de trabajo. Siempre lo prioritario es trabajar con la familia biológica, si eso falla se busca familiares y si, en el último caso, ambos fallan se recurre al acogimiento familiar o la adopción.
–La conciencia cuando se habla de violencia de género ha aumentado en los últimos años, ¿cree que ha ocurrido lo mismo con el maltrato infantil?
–Creo que el sistema de protección infantil es muchísimo más añejo y más sólido. Ahora, es verdad, se habla de esos niños víctimas de violencia de género con los que también se trabaja. Pero hay que ser muy cautos porque en esos casos funciona más el trabajo diario con ellos que la separación de la familia, pues su madre es el único vínculo. Cuando se separa a un niño de una madre no se arregla el problema, solo se separa para poder empezar a trabajar con el objetivo de volver a unirlos. El maltrato infantil, opino, cuenta con un gran compromiso social para erradicarlo pero se trata de un fenómeno invisible, no tiene ojos porque mucha gente lo considera dentro del ámbito privado pero nosotros luchamos porque deje de ser así. Debe quedar claro que se trata de una cuestión pública porque afecta a los derechos fundamentales de los más indefensos y una sociedad democrática y cohesionada no puede permitirse el maltrato de los más vulnerables.

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