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Sin duda la soldado de Regulares Sambra Bumedien Ali tiene mucho mérito. Es una militar melillense condecorada. Tiene 36 años, es madre de ocho hijos, cinco biológicos y tres adoptados de una hermana fallecida. Además, convive con su madre enferma de alzéimer. Pero, ¿esos son los valores que debe premiar el Ejército? ¿hasta qué punto Bumedien "ha contribuido a potenciar el papel de la mujer en las Fuerzas Armadas o a favorecer la igualdad de oportunidades" y por tanto recibir de los ministros de Defensa, Pedro Morenés, e Igualdad, Ana Mato, el premio Idoia Rodríguez? El galardón se otorga en memoria de la primera soldado fallecida en acto de servicio durante una misión internacional. Rodríguez murió el 21 de febrero de 2007 por la explosión de una mina en el sur de la provincia afgana de Herat.http://blogs.elpais.com/mujeres/2013/12/cuidar-de-8-hijos-es-favorecer-la-igualdad-en-el-ejercito.html
A mí el premio me recuerda, indefectiblemente, a los de Natalidad del franquismo. Me daban mucha grima. Solía entretenerme en dividir la edad de la mujer (siempre tenía cara de anciana) entre el número de hijos multiplicado por los nueve meses de gestación. Nunca cuadraban las cuentas. O la señora mentía sobre su edad o era imposible haber tenido tantos vástagos.
El Ejército considera que Sambra Bumedien Ali es "un claro ejemplo de la integración de la mujer en las Fuerzas Armadas", puesto que, "a pesar de tener una carga familiar fuera de lo común, ya que todos sus hijos están a su cargo (sic, ¿qué pasa con el marido, también militar?, ¿es que no tiene nada que ver con ellos?) más su madre enferma de Alzheimer, compatibiliza a la perfección sus obligaciones profesionales con las familiares, siendo una militar que siempre ha cumplido con sus obligaciones de forma ejemplar y muy responsable en su trabajo".Por cierto, ¿le facilita algo el trabajo el Ejército con medidas de conciliación o está premiando el ejemplo de una mujer sobreexplotada? Si las militares tienen hijos menores de 12 años (el hijo más pequeño de la soldado tiene ocho meses) pueden flexibilizar su jornada, reducirla, no hacer guardias o maniobras siempre que las necesidades del servicio no lo impidan, según las normas de conciliación aprobadas en los últimos años. Pero es el mando el que decide cuáles son las necesidades.
Y encima, Morenés, el titular de Defensa y jefe de todos los y las militares dice en el acto de entrega que las mujeres, 25 años después de su incorporación, "se encuentran en el Ejército como en su casa". No se referirá a quienes sufren acoso sexual, un delito que ni siquiera existe en las Fuerzas Armadas. viviendo en un ambiente de trabajo en el que son minoría (12,5% de todos los integrantes del Ejército) y prácticamente inexistentes como mandos (7,3% de los oficiales). O a otros casos como el de la soldado Silvia Ruiz, a quien no le renovaron su contrato por estar de baja a causa de un cáncer de mama o a otra compañera arrestada dos veces, precisamente en Melilla, tras ausentarse para ir a someterse a un aborto.
Mis compañeros Miguel González, corresponsal de Defensa, y Lola Hierro, contaban varios casos este verano y señalaban que el Observatorio Militar para la Igualdad "recibe anualmente unas 700 consultas, pero no puede atender quejas, ni solicitudes, ni denuncias. Estas últimas las resuelven los mandos y los tribunales militares, formados casi siempre por hombres. Lo que no sorprende tanto como el hecho de que también lo sea el responsable del antiguo Observatorio de la Mujer".
El premio en honor de la soldado Rodriguez ha sido entregado otros años a perfiles muy distintos a la de Bumedien. Lo ganaron en 2008 las mujeres de las primeras promociones del Ejército; en 2009 fue premiada Lucía Peraita, una cabo de zapadores con siete misiones en el exterior y seis medallas de la OTAN, fue para una investigadora del CSIC, Valentina Fernández Vargas, estudiosa de género en relación a las fuerzas armadas en 2010 y para el Comité de Perspectivas de Género de la OTAN (2011).
Cabe decir que el premio 2013 es compartido con la Iniciativa Hispano-Holandesa de Capacitación de Género en Operaciones por "su labor formativa a nivel internacional". Creo que tiene más sentido.
Yo propondría uno más: se lo daría a la capitán que sufrió acoso y tocamientos por parte de un mando ahora condenado. Aparte de denunciarle, en una ocasión le dijo que "mientras vistiera el uniforme, para él, ella era un capitán y no una mujer". A partir de ahí, el coronel Isidoro Lezcano-Múgica se dedicó a vejarla públicamente.
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