Se llama manipulación parental, y es términos más técnicos: alienación parental. Se da más y es difícil de evitar en los casos de donde se produce una separación o divorcio, pero en parejas que conviven juntos también se produce, y más de lo que pensamos.
Son muchos los menores que en momento de producirse la separación se posicionan al lado de uno u otro progenitor de manero inmediata. y para sorpresa del otro progenitor, encuentra de repente una animadversión en sus hijos que le deja por completo perplejo. En la mayor parte de casos es la madre quien ejerce está manipulación sobre los menores, pero por supuesto que existen casos en donde es el padre quien manipula.
Malmeter a los menores se puede llevar a cabo de muchas maneras y formas distintas. Determinar sus gustos o preferencias, es una acción que puede dirigirse siempre y cuando se ejerza un control o influencia sobre ellos.
En las unidades familiares ha predominado la figura del padre como el símbolo de la autoridad sobre los hijos. El hombre era quien mantenía el papel de proveedor oficial de la familia, no en todos los casos, pero sí en gran mayoría. De hecho, en casos donde encontramos que la madre no solo trabaja, sino que supera con creces los ingresos del padre, es por regla general ella quien mantiene dicha figura de autoridad en la casa, sobre los hijos, e incluso en mayor parte sobre el marido. Se cumple muchas veces la regla de que quién paga manda y ordena. Y más aún cuando es la mujer quien con diferencia permite mantener el nivel de vida por sus ingresos.
Como norma, los hijos se quedan al cuidado de quien más tiempo permanece en la vivienda o a su cuidado, y como norma esta persona suele ser quien menos ingresos percibe. Se dan casos en donde por diferentes motivos, dicha persona siente un menosprecio por parte de la otra persona, y ante la falta de recurso, o también por su forma de ser, u otros motivos (al igual que la parte a quien se achaca el menosprecio) reacciona de forma que adopta una posición de victimismo, el cual se traslada a los menores, en los cuales se va forjando intencionadamente o no, una actitud de rechazo contra el otro progenitor. En el momento de producirse la ruptura, ya los menores han tomado cartas en el asunto, y esa actitud que resguardan ante su otro progenitor aparece como de repente.
Hay casos extremos en donde el rechazo de los hijos (normalmente), al padre se hace patente. Casos recientes el de María Salmerón Parrilla, en donde la hija es capaz de enfermar con tal de que su madre vea que no pierde su lealtad. Se puede actuar en estas situaciones, pero según pasa el tiempo los resultados serán más difícil de obtener, pero hay que ser contundentes en las formas. Si en vez de intentar restablecer en ese menor (en el caso de la hija de Salmerón), o esa menor, el contacto con su padre, se adoptan medidas como el amparo a las acciones de esa madre que no solo ha incumplido numerosas resoluciones judiciales, sino que ha causado un daño brutal sobre el estado emocional de la menor, se alimenta aún más esa imagen que de su padre inducida por la madre mantiene la menor.
No es una cuestión de hombres o mujeres, es una cuestión de personas, pero el hecho de que el feminismo se oponga a reconocer el Síndrome de alienación parental, no es otro que el de que los mayores casos (hasta ahora) de manipulación sobre los menores son a carga de la madre, y es con el padre a quien los menores expresan su rechazo.
Comentario de la persona gracias a la cual encontramos el enlace:
Es triste y cruel recordar como un hijo te llama "hijo de puta" a recado de su madre.
El autor del texto es el psicólogo Carlos Pajuelo.
Fuente:
Javier Abril
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2016/02/15/hablar-mal-a-los-hijos-de-su-padre-o-su-madre-es-maltrato/
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