Debido a la pasividad judicial en España, son muchos los menores que crecen sin contacto alguno con su figura paterna. Y lo peor de todo es que además de la falta de contacto, estos niños se desarrollan bajo la falsa creencia de que su padre les abandonó, su padre prefirió rehacer su vida junto a otra mujer, o simplemente no son hijos queridos ni deseados.
No sólo en la mayor parte de casos los niños crecen y se desarrollan bajo una creencia falsa, sino que además conviven y son criados por personas que sin duda no pueden querer a estos niños, pues utilizar todo tipo de argucias para apartar e impedir el contacto de los hijos con el padre (o con la madre), es la evidencia de que estas personas no quieren a sus hijos.
En otros casos vemos como menores que han dispuesto de una relación con sus padres de repente pierden todo tipo de contacto con ellos porque la justicia tolera y permite a la madre que sustraiga a los menores a otros países. No son pocos tampoco los padres que ven convertidas sus vidas en un calvario porque en ocasiones siquiera conocen el nuevo paradero de sus hijos y la justicia de lava las manos.
La noticia habla de como el contacto humano para los bebés les da la vida. Para los hijos de padres separados no es distinto. Habrá veces que los abrazos y besos de su padre sean sustituidos por otros nuevos novios y maridos de la madre, pero crecer bajo la creencia de sentirse despreciados y abandonados por su propia padre es una daño oculto en el alma de los menores que sin duda repercutirá de por vida en su conducta.
No sentirse querido por uno de los pilares de la vida de una persona es una carga demasiado pesada. Muchos de estos niños descubren de adulto que aquello que creyeron de su padre no es cierto, pero el daño está hecho, y además. se provoca en la persona un nuevo daño, y es que normalmente quien ha inducido al menor a pensar tal falsa creencia es por norma el progenitor custodio (la madre en la mayor parte de casos), con lo cual el ser vuelve a ser dañado en lo profundo de su persona, ya que descubre que ese dolor fue provocado por el otro pilar de su vida.
En tu vida puedes elegir tener más parejas, más hijos, pero jamás puedes cambiar de padre o de madre. Sentir que éstos no te quieren o que han sido los responsables de la amargura del desarrollo personal, es un daño demasiado cruel.
Del artículo de Mercedes Granda.
A mediados del s. XIX miles y miles de bebés morían en los hospicios de todo el mundo a causa de una enfermedad que se denominó El Marasmo. En aquella época el Marasmo en instituciones se daba sobre todo a partir de los 6 y 9 meses de vida. Bebés aparentemente sanos, entraban en un estado de depresión, dejaban de mantener contacto visual, de alimentarse, de comunicar, hasta que “la enfermedad” les llevaba inevitablemente a la muerte.
Del articulo de Benito Peral:
los lactantes, los niños entre cero y doce meses, pueden sufrir depresiones graves. En ellos la enfermedad depresiva se manifiesta obviamente de una manera muy distinta a como lo hace en el adulto, que puede hablar y expresar sus sentimientos. Los lactantes cuando se deprimen muestran apatía por el entorno, negativa a comer, desnutrición, falta de desarrollo psicomotor e infecciones frecuentes que acaban con la muerte. A ese cuadro le llamamos en psiquiatría 'Depresión anaclítica de Spitz', por ser este médico el primero que la describió. Esa fue probablemente la enfermedad que acabó con la vida de aquellos pobres niños a los que en última instancia se les negaba el afecto.
Fuentes:
Miles de bebés murieron por falta de contacto humano
http://asesoras-continuum.com/miles-de-bebes-murieron-por-falta-de-contacto-humano/
Niños sin afecto: un experimento
http://necesidadesdelhombre.blogspot.com.es/2008/09/nios-sin-afecto-un-experimento.html
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