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sábado, 10 de julio de 2010

El contrapunto

Araceli Cantero Rivas
Viernes, 09 de julio de 2010
No me he parado a pensar si existe el contrapunto en todo, pero desde luego, en esto sí.
Tengo un buen amigo (bien escaso) que tras leer mi artículo sobre la violencia machista me pregunta: ¿Y yo donde estoy? Pues tú estás en el otro bando, no menos dañino que el machista. Si bien, es menos agresivo y su apariencia es más suave, pero pincha.
Este bando actúa de manera pacífica (casi siempre), puede que hasta embaucadora y, a veces, sutil.
Decir primero que yo, que soy una rebelde declarada ante cualquier clase de injusticia (sin que eso me exima de mis muchas faltas y errores cometidos), jamás permaneceré callada cuando compruebe que estoy ante un caso de ésta. Siempre fui así y así moriré.
Mi amigo, al que voy a llamar “Res-ignacio”, no tiene ganas de llegar a su casa tras la jornada laboral pero sí tiene prisa, ¡como pa no tenerla!. El hombre no quiere broncas y, para no disgustar a su “Juliana”, se va derechito a casa sin detenerse ni a tomarse una cerveza con sus compañeros de trabajo. No por ello la señora está contenta; mucho menos cuando el hombre le comenta que va a mejorar la conexión a Internet, o que quiere traer un animalillo a casa, o que va a cambiar el coche…nada de eso; ni Internet es necesario, ni allí entra ningún “bichejo”, ni el coche se cambia, ¿acaso no están de moda los coches antiguos? Pues eso.
Menos mal que “Resignacio” es un manitas y siempre está en cualquier menester, ya sea de su propia casa o de la casa de sus hijos: albañilería, fontanería, electricidad…pero cuidado!, “Juliana” tiene que darle el visto bueno, porque no siempre le parece bien a la señora “Mari-jarras”.
Y pasan los días y el hombre se pregunta: ¿Y qué hago? ¿Cambiar de vida a estas alturas? ¿La voy a abandonar? Si no es mala!
No, no es mala, solamente es un grano en el culo.
Además si él se revela, ella llora; pobrecita victima…total, vamos “palante”.
Humildemente y aguantando mi joroba (que se que la tengo), me atrevería a decirle, señora “Juliana”, que le iría mejor si abandonara esa actitud de eterna malhumorada; endulzara un poquito esa cara de vinagre y fuese un poquito más condescendiente, más flexible con los pequeños caprichos de su marido, que, dicho sea de paso, son de lo mas normales. Y, sobre todo, que ese hombre tiene una vida por vivir y usted no tiene derecho a amargársela, por muy marido suyo que sea; porque sepa que nadie es propiedad de nadie. Sabrá, o debe saber, que todo el mundo necesita su espacio, sus hobbies y una forma de evadirse de la rutina y el trabajo. Trabajo que a su hombre nunca le faltó (por suerte).
Y es que ocurre, señora “descontenta”, que Dios le da legañas al que no tiene pestañas o, si lo entiende mejor, pan al que no lo puede roer. Y sepa que este comportamiento también es una forma de maltrato, claro, psicológico.
Pues por malos tratos psicológicos muchos hombres están sufriendo penas, a veces, injustas. Porque para las malas mujeres (que haberlas ahilas), esta ley les está viniendo de perlas, mientras algunos hombres inocentes están pagando por lo que no han hecho. No es justo. Si bien es cierto que son casos puntuales.
Este caso real y próximo a mí, es un ejemplo de tantos otros que hay.
Amigo, no sé qué decirte. Lo más que se me ocurre es que luches civilizadamente (como se que lo haces) por tu derecho a vivir dignamente y sin ser coaccionado.
Este tipo de situaciones sufridas tanto por el hombre como por la mujer se convierten en una rutinaria y larga calle sin salida. Porque el daño que no se ve es difícil de demostrar y hasta quien lo sufre es presa de confusión y puede llegar a sentirse culpable. Lo sé.
http://www.priegodigital.com/ver.php?categoria=101&id_noticia=3277

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