El "NEOMACHISMO DEL SIGLO XXI"
Carmelo López-Arias Diego de los Santos, que fue diputado y eurodiputado, explica hasta qué punto la Ley contra la Violencia de Género, que no reduce muertes, provoca injusticia, violencia y caos judicial.
La ley que impulsaron Zapatero y De la Vega no ha hecho disminuir el número de mujeres muertas, pero ha disparado el de detenciones de inocentes.
A finales de 2004 se aprobó la primera ley remitida a las Cortes por el flamante Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y la presión ideológica creada en su favor era de tal magnitud, que recibió el apoyo unánime del Congreso de los Diputados, a pesar de que se señalaban importantes taras de inconstitucionalidad en materia de derechos fundamentales.
Hablamos de la Ley Integral contra la Violencia de Género, durante cuya vigencia el número de mujeres asesinadas ha ido creciendo año a año (salvo el descenso de 2009, que en 2010 se ha recuperado de sobra), al tiempo que los presos relacionados con la denominada violencia doméstica crecían también hasta un inconcebible 12,4% de la población reclusa española a finales de 2008. Y con miles de acusaciones falsas que alimentan la conciencia social de que la Ley está siendo utilizada en muchos casos como mero instrumento de una de las partes para un divorcio ventajista y para dañar al varón arrancándole a sus hijos.A finales de 2004 se aprobó la primera ley remitida a las Cortes por el flamante Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y la presión ideológica creada en su favor era de tal magnitud, que recibió el apoyo unánime del Congreso de los Diputados, a pesar de que se señalaban importantes taras de inconstitucionalidad en materia de derechos fundamentales.
Una denuncia con "pedigrí"
Éstas son algunas de las denuncias que formula Diego de los Santos, cirujano, ex adjunto al defensor del pueblo andaluz y uno de los fundadores del Partido Andalucista (del que fue diputado y eurodiputado). Su libro es fundamental para cambiar la opinión pública en torno a los estragos de la ideología de género: Las mujeres que no amaban a los hombres (Almuzara), transgresor título que evoca la trilogía de Stieg Larsson para denunciar lo que califica como auténtico "régimen feminista radical" en nuestro país.
La citada Ley es una de las más queridas por Zapatero, asesorado por María Teresa Fernández de la Vega. Durante años de campaña mediática intensa dirigida por los ideólogos de género se estableció un discurso de buenos y malos que, según De los Santos, "ofrecía una visión sesgada de la realidad social y personal" que permitía a los grupos de presión radicales lograra modificaciones legales sin precedentes, que implican "la discriminación en la esfera de los derechos fundamentales".
De hecho, la ley genera violencia precisamente por eso, y tiene explicación psicológica y sociológica que su aplicación, aparte de que haya podido servir de protección eficaz en muchos casos concretos, en otros ha disparado la conflictividad en el seno de la pareja, además de llevar a la cárcel a miles de inocentes.
Criminalizar a la sociedad
Ha habido una criminalización de la sociedad entera sobre la base de incidentes muy minoritarios. De los Santos apunta un dato: de enero a noviembre de 2009 hubo en Sevilla 4283 denuncias por malos tratos, y un solo caso de imposición de pulsera electrónica de seguimiento, una grave medida que los jueces sólo aplican ante peligro físico evidente.
No hace falta decir, porque es evidente, que la proliferación de denuncias falsas que la ley hace rentables e impunes es la principal responsable de que las denuncias verdaderas no sean atendidas como merecería la tutela eficaz de una mujer maltratada o en riesgo de serlo.
Pero eso a los ideólogos de género les preocupa menos que plasmar en la ley lo que denomina el autor "neomachismo del siglo XXI", es decir, la preferencia de la mujer sobre el hombre en materia de derechos, en castigo por el supuesto comportamiento de sus antepasados.
Y es que, como en todo lo que toca, Zapatero enfrenta y devasta. Estas páginas desvelan, con buenos argumentos, datos y testimonios de expertos, la realidad terrible establecida bajo la férmula de un feminismo radical, que crecía hasta ahora sin apenas oposición pública.
Algo comienza a cambiar. La personalidad política de Diego de los Santos no le hace blanco fácil. Y sus alegaciones desbordan sentido común, muy alejado del fanatismo resentido propio de la ideología de género.
http://www.elsemanaldigital.com/articulos.asp?idarticulo=108324
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