Nada es igual que antes. Ni los padres se desentienden de los hijos ni las madres, antaño sobreprotectoras, tienen todo el tiempo para dedicárselo a sus vástagos. Ahora, en la mayoría de los casos, ambos trabajan y pueden entregarse por igual, con mayor o menor esfuerzo, a la crianza de sus vástagos. La sociedad ha variado, pero los jueces se mantienen inalterables. Ante una separación, la Justicia se decanta inexorablemente de parte de la madre. Entiende, como si nada hubiera cambiado, que pueden ocuparse mejor de los hijos. Pero la realidad es otra: muchas madres sobrecargadas de trabajo dejan a sus hijos al cuidado de canguros cuando muchos padres podrían hacerse cargo de ellos. La custodia compartida vuelve a ignorarse y quien lo paga es el niño.
http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2010/07/22/0003_8624737.htm
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