El jurado popular del homicidio de Felipe Miguel Herrera, fallecido en 1998, consideró que su pareja actuó en defensa propia
18.07.10 - 02:25 - osuarez@elcomerciodigital.es OLAYA SUÁREZ
GIJÓN
Le clavó a su compañero sentimental el cuchillo con el que cortaba el lacón que ella misma había preparado para la cena. Él murió y a ella la absolvieron de un delito de homicidio. Un jurado popular consideró que había actuado en defensa propia. Fue condenada a un año de prisión por lesiones.
Felipe Miguel Herrera Alvarado, de 49 años, falleció en noviembre de 1998, cuatro días después de recibir una cuchillada en el pecho. Ingresó en el Hospital de Cabueñes. Mientras entraba al área de Urgencias en camilla ya estaba disculpando a la mujer. Aseguró que se había lesionado accidentalmente con un destornillador. Ni los médicos ni la Policía se creyeron esa versión. Sin embargo, no quiso interponer denuncia contra su novia, E. C. C., con la que convivía en el piso de la avenida de Schulz en la que ocurrieron los hechos.
Las peleas entre ellos, según los vecinos y la mujer, eran constantes. Por eso en el vecindario no se extrañaron cuando en la noche de aquel 21 de noviembre llegó al portal una ambulancia y dos coches de Policía. Pero aquella vez no era como las otras. A Felipe Manuel le dieron el alta en el hospital al día siguiente, pero falleció días después por una complicación de la lesión causada por el apuñalamiento. Había salido del centro sanitario y no había vuelto a casa, sino que se fue a recuperar al piso de un familiar en la calle de Ceán Bermúdez.
El juicio se celebró en mayo de 2003. La acusación particular la ejercían los hijos de la víctima. En el banquillo se sentaba E. C. C. El fiscal solicitaba para ella una pena de cinco años de cárcel. El abogado de la defensa, Guillermo Calvo, la libre absolución. «La mujer actuó en todo momento en defensa propia y fue ella misma la que llamó a la ambulancia después de la agresión.
Su versión quedó acreditada delante de los miembros del jurado, que encontraron pruebas suficientes para no condenarla por un delito de homicidio y considerarla culpable del delito de lesiones», recuerda este letrado gijonés.
Alcohol y lacón
Durante la vista oral, la acusada narró en la sala de la Sección Octava de la Audiencia Provincial que aquel día «él había llegado bebido a casa. Estábamos cenando lacón con una bandeja cada uno en el salón. De pronto él se levantó, se puso delante de mí, me cogió por el pelo y me puso el cuchillo en la garganta. Yo tenía en la mano el mío y le pinché para quitármelo de encima».
En su declaración, dijo que había pasado tanto miedo cuando su compañero le amenazó con un cuchillo que incluso se había «orinado encima». Para quitarse a su supuesto agresor de encima, y «por un acto reflejo», le asestó una cuchillada en un costado. Según dijo la enjuiciada, anteriormente, Felipe Miguel «me había llamado parásita y había montado una bronca enorme mientras cenábamos. Estaba ebrio».
El jurado popular que intervino en el juicio estuvo formado por siete hombres y dos mujeres. Una proporción que en un principio para la defensa se antojaba complicada. Sin embargo, la mujer quedó exculpada por haber matado a su compañero sentimental. Las pruebas presentadas fueron concluyentes.
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