25/10/2010
Dácil Mujica Santana
“NO ME EXTRAÑA QUE EN LOS CUENTOS DE HADAS LAS MALAS SIEMPRE FUERAN MUJERES”
Ya en algún otro momento he hablado de las nuevas
tecnologías, de la evolución en general, y hoy, de alguna manera esto se repite, aunque sólo de manera trasversal. Las nuevas tecnologías de la
información me han hecho conocedora de un hecho ante el que no puedo quedar impasible, aunque, de alguna manera, esa fue mi reacción al conocer la noticia: me quedé helada, no daba crédito a lo que estaba oyendo; pero sabía que podía ser cierto, ya un amigo pasó por ello, como hijo.
A través de
facebook, llega a mi muro un video de youtube, una grabación. Grabación que nos descubre a un padre y a su
hija pequeña hablando, y a la niña diciéndole a éste que su madre dice que él es
malo. Como diría mi padre, “increíble, pero cierto”. Pues me temo que esta situación se repite más de lo que pensamos, y desde luego, mucho más de lo que nos gustaría. Pero, precisamente, uno de los
problemas con este asunto es que aquí en España, no se reconoce esta realidad, ni legalmente, ni tampoco desde un punto de
moral. Resulta que esto de que un padre o una madre ponga en contra de su ex al hijo de ambos tiene incluso un nombre, está reconocido científica, clínica y hasta legalmente en el resto del mundo:
Síndrome de Alienación Parental. Consiste, como digo, en que uno de las progenitores, normalmente el que tiene la custodia del menos pues es quien tiene más tiempo para ello,
malmete a su hijo en contra del otro adulto, pretendiendo que el niño deje de respetarlo, de verlo e, incluso, de quererlo. Pueden conseguir incluso que lo
odie. Pero en España parece ser que esto no existe…
No entiendo cómo un fenómeno que está más que
reconocido y legislado en el resto del mundo, en España aún se ignore. ¿No se supone que tenemos la suerte de ser un país desarrollado, miembro de la Unión Europea, etc.? Pero tengo una
hipótesis para explicarlo: la ministra de igualdad se niega a aceptar que haya mujeres malas, se niega a reconocer que
nosotras podamos tener la culpa de algo, que no nos equivocamos. Su feminismo radical la hace creer que somos superiores,
perfectas. Y nada más lejos de la realidad. Pues por cómo está la lay de custodias, me temo que son las mujeres las principales culpables y
promotoras de este síndrome en España, pues son las madres las que más tiempo pasan con los hijos, las que se pueden permitir el lujo de, además de lavarles la cabeza a sus hijos cada noche, lavarles también el
cerebro a cada momento. De hecho, en los casos que hasta ahora conozco, da la casualidad de que efectivamente son ellas quienes malmeten a sus hijos en contra de ellos. De verdad que no me extraña que en los
cuentos de hadas las malas siempre fueran mujeres: la bruja de Blancanieves, la madrastra y hermanastras de Cenicienta, la bruja de la Bella durmiente, etc. Y es que cuando
queremos ser malas, somos las peores…
Y no perdono a este gobierno el hecho de que no
denuncie estos hechos; aunque la legislación por ahora no permita hacerlo de manera más contundente, deberían al menos hacerlo de manera
moral o simbólica: ellos deben dar ejemplo, y el condenar enérgicamente este tipo de acciones debería estar entre sus responsabilidades y obligaciones. Lo que no puede ser es que se permita que se cree un trauma en un niño, que se le
maltrate psicológicamente y que la persona en cuestión quede
impune. Es inconcebible, inadmisible, imperdonable.
Y tampoco puede ser que tengamos un
Ministerio de Igualdad que justamente lo que promueve es lo contrario, lo desigualdad, pues es lo que consigue doña
Bibiana al intentar poner a la mujer por encima del hombre, a la madre por encima del padre. Entiendo que en cuestiones de derecho laboral o incluso de maltrato de género
defienda la figura de la mujer, pues es una realidad que está discriminada o más indefensa; pero en los casos en los que somos las mujeres quienes lo estamos haciendo mal, hay que tener la suficiente humildad y
sensatez para no permitir que eso ocurra, o que si ocurre, no se puede simplemente dejarlo pasar o, incluso, pretender que la
ciudadanía no llegue a enterarse y permitiendo que tanto hijos como el progenitor contra el que se malmete sigan sufriéndolo. Es un tipo de maltrato
psicológico bidireccional, lo padece el hijo y el adulto difamado, y lo peor, generalmente lo fomenta precisamente el
adulto que es custodio de dicho menor.
No podemos
permitir que esta situación continúe. Por muy difícil que resulte probarlo ante un juez, la ley debe contemplarlo igualmente, y desde luego, la medicina española, pues estas personas necesitarán un
tratamiento adecuado y específico, como el paciente de cualquier otra enfermedad. Una ley, como mínimo, haría que las personas se lo
pensaran dos veces, y conseguiría que, en los casos más evidentes, el delincuente cumpla su condena y pagara por
infligir dicho maltrato. No puede seguir quedando impune una persona que maltrata un niño, en realidad a nadie, pero es que contra un niño, contra tu
propio hijo, ya es que eso clama al cielo. ¡No se puede ser más
egoísta!
Espero que si no es por
iniciativa política, que a los gobernantes al menos no les quede otra que reaccionar ante un pueblo cada vez más informado, más
intransigente ante la violencia y las injusticia social, y más
solidario y comprometido con el sufrimiento ajeno, porque aunque no lo estemos padeciendo en primera persona, creo que estarán conmigo cuando afirmo que no debemos quedarnos de manos
cruzadas ante semejantes atrocidades contra la condición humana.
http://www.marisolayala.com/?p=5751