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martes, 12 de octubre de 2010

Cuando la mediación es clave para seguir adelante

La directora del centro de atención a la familia Mediante. · Autor: C.A.C
Domingo, 12 de Octubre, 2010
Hasta los dos años no conoció a su padre. Ahora, se ve obligado, por los conflictos que a veces surgen entre los adultos, a vivir entre dos casas, aunque hogar sólo tenga uno. Su nombre de poco importa. Puede llamarse Carlos, Javier o Julio, por ejemplo. Y también Ana, Laura o Marisa. Casos hay muchos.
“Está regular”, reconocen sus abuelos maternos, con los que vive, y quienes no dudaron en acudir a un centro de mediación para intentar que el “conflicto con la familia paterna” no ponga trabas al desarrollo del menor.
De momento, aunque el caso es delicado, la “experiencia es buena”, aunque “cueste superar los rencores, saltar las barreras y olvidar el pasado entre adultos, que suponen un impedimento para evolucionar”, relata su abuela, quien lamenta que “los sentimientos enquistados” existentes “estén privando disfrutar” a todos, pero principalmente al pequeño.
La falta de los referentes tradicionales es en numerosos casos un gran hándicap para el desarrollo emocional de los niños. Es aquí donde juegan un papel fundamental los centros integrales de mediación y atención a la familia, como Mediante, que lleva en Jerez desde mayo de 2004.
Perteneciente a la Asociación Promedia Mediante, cuenta con un punto de encuentro, que pasa a ser un espacio neutral, un puente entre personas separadas o divorciadas con hijos, bien porque no se entienden con el régimen de visita o porque exista una orden de alejamiento. “En casos de violencia de género es muy beneficioso el punto de encuentro, porque salvaguarda a la víctima y al menor”, relata Josefina Benítez, la directora de Mediante. Éste precisamente es el caso de una mujer que cuenta con una orden de alejamiento a su favor, y que llegó al punto de encuentro por un auto judicial posterior a la denuncia que tramitó contra su ex pareja por “dejar de ver” al menor pese a la notificación notarial existente.
“Centros como Mediante son un puente entre el padre y la madre, y permiten al niño continuar su vida lo más tranquila posible, sin que se vea alterada demasiado”, reconoce una mujer que después de separarse denunció al padre de su hijo por “colgar carteles vejatorios en la vía pública”, y que encara con optimismo la vida.
De momento, califica su experiencia en el centro de “muy buena, porque es un vehículo de comunicación muy útil, ya que están muy pendientes de las necesidades del menor”.
Ahora, a pesar de que el padre no acude a ver a su hijo al punto de encuentro desde septiembre, “porque no atiende a normas”, tanto ella como su hijo no faltan a la cita. El menor “lleva el tema muy bien, se adaptó perfectamente a esta dinámica, viene con normalidad”. Tal es así que hasta la fecha, y no es la norma en este tipo de casos, “en el cole va estupendamente”. El hecho de que “ha estado muy al margen de la conflictividad”, según la directora de Mediante, ha sido fundamental.
“La adaptación de los niños es buenísima, porque vienen como quien acude a la guarde o a una actividad extraescolar”, afirma Josefina Benítez, que señala además que “si el padre o la madre aceptan bien la medida, que en el 95% lo hacen, es positivo”. Pero no siempre es así, pues “hay progenitores que vienen de mala gana a la visita, y que hacen que el niño absorba eso”.
Mediante, perteneciente a la Confederación Española de Puntos de Encuentro, tiene un promedio de “300 ó 350 usuarios al año”. Además de los casos que proceden del Juzgado de Violencia y de Familia, el centro ofrece terapias de pareja, grupos de autoayuda, escuela de padres y madres separados y un servicio de mediación familiar, clave en la “resolución extrajudicial de conflictos entre padres e hijos o parejas”. Y es que éste es un “centro abierto a padres, madres, abuelos… dedicado a la familia”, en definitiva.
Para muestra de que aquí no hay guerra de sexos, basta con reseñar el caso de un padre que usa el punto de encuentro para que su ex pareja y el hijo que tienen en común puedan verse, ya que le dieron a él la custodia “por un problema psiquiátrico de la madre”, algo poco habitual en Andalucía, donde en el 90% de los casos es para la mujer.
Cabe destacar que dentro de ese promedio de 300 ó 350 personas, “hay muchas parejas de 25 a 35 años, gente muy nueva que está empezando su proyecto de vida”, dice la responsable del centro.
Por supuesto, con la crisis, “al estar más tiempo en casa o al estar alguno desempleado, fricciones diarias como el hecho de que no se puede hacer un viaje, la hipoteca, el coche…” han disparado el número de casos. Circunstancia que es frecuente también en verano, época que “si había un pequeño caldo de cultivo… es un acicate”.
Según Josefina Benítez, “un centro de familia integral como éste entiende que hay que actuar de manera preventiva. Igual que se va a las revisiones de dentistas, hay que solicitar ayuda a profesionales cuando algo no va bien, porque recurrir a una amiga, a la madre… no vale, porque no son profesionales, ni imparciales”. En este sentido, afirma que “en Andalucía tenemos que romper el tabú que nos dice que si vamos a un psicólogo, o a un mediador… estamos locos. Porque cuando es así, es que simplemente se necesita ayuda”.
De hecho, apunta la directora de Madiante, “si en la primera falta de respeto se acude a un centro de familia no se llegaría al desenlace que tienen muchos casos”. Hay que tomar nota.
http://www.andaluciainformacion.es/portada/?a=144881&i=34&f=0

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