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lunes, 11 de abril de 2011

La mujer que sabe demasiado

Distante, metódica e imperturbable son algunos de los calificativos que mejor definen a la magistrada cuya investigación ha puesto en jaque a la Junta de Andalucía
MERCEDES BENÍTEZ Día 10/04/2011
El destino o una casualidad quiso que Mercedes Alaya, la juez que tiene contra las cuerdas a la Junta de Andalucía, ocupe el mismo despacho que hace veinte años tenía Ángel Márquez, aquel magistrado cuya investigación acerca de las andanzas de Juan Guerra en su famoso despacho hizo dimitir al mismísimo vicepresidente del Gobierno. El caso es que ese juzgado, el de Instrucción número seis, parece el único de Sevilla. Es hoy por hoy el que más titulares diarios acapara. Su inquilina es una mujer, Mercedes Alaya, a la que todo el mundo identifica, que tiene miles de seguidores en el facebook, pero a la que pocos conocen. Y es que Alaya, que nació hace 48 años y lleva 23 ejerciendo la judicatura, sigue siendo un enigma. Quizás a ello contribuye un carácter distante y que es profundamente reservada. «No admite un momento de relax y guarda mucho las distancias con las partes», dice un letrado.




Anteriores destinos

Antes de llegar al juzgado del que ahora se encarga pasó por otros cuatro destinos. Primero, nada más ingresar en la carrera en 1988, estuvo en un juzgado de instrucción en la localidad sevillana de Carmona, donde sólo se quedó un año. De allí paso a otro órgano similar, aunque esta vez en Fuengirola. Tras dos años llegó a Sevilla, donde se hizo cargo del juzgado de Primera Instancia número 20 hasta el año 1998, en que pasó a dirigir el órgano que ahora regenta y que le ha dado la fama por las investigaciones que lleva.
Si en algo coinciden todos es en que su capacidad de trabajo es descomunal. «Es como las pilas, que sigue y sigue y no se achanta ante las adversidades», comenta un abogado que apunta que «harían falta muchos como ella». Y eso porque, aunque nunca llega antes de las 9 de la mañana (antes suele llevar al colegio a sus hijos), raro es el día en que no sobrepasa la hora irse. Y son muchas las jornadas en las que le dan las cuatro o las cinco de la tarde sin comer.
Nadie duda tampoco de su talento, del que incluso los funcionarios de su juzgado todavía se sorprenden a veces. «Es muy inteligente, lo tiene todo en la cabeza», dice uno. De hecho, esa distancia que la juez muestra en el despacho no la demuestra en el día a día de la oficina judicial. Pese a que sus compañeros se deshacen en elogios con ella, nunca se la ve tomando un café con ninguno ni en los corrillos de magistrados que se forman en las puertas de los juzgados. «Nunca la he visto en una comida de jueces», relata uno de ellos, que tampoco la recuerda en ninguna asociación.
Y también figura entre el grupo de jueces que ni siquiera saludan a la prensa (lejos de aquellos que departen con periodistas). Quizás sea porque es muy celosa del secreto del sumario y cree que no hay que dar cuentas ni siquiera al gabinete de prensa del TSJA (que la mayoría de jueces usan) sobre la instrucción que lleva a cabo.
En esas investigaciones tampoco se deja intimidar por ningún letrado pese a que fue incluso recusada. Aunque el PSOE ha tenido la precaución de no descalificar públicamente a la magistrada, desde algunos ámbitos se ha cuestionado su imparcialidad, e incluso sufrió una recusación que fue rechazada. Alaya utiliza un léxico «demasiado directo», siempre a través de sus resoluciones, en las que a veces se deja llevar por la vehemencia que se esconde tras una vestimenta siempre impecable y un gesto impasible. No la pierdan de vista. Su trabajo, seguirá dando que hablar durante meses.
http://www.abc.es/20110410/espana/abcp-mujer-sabe-demasiado-20110410.html

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