"Solamente aquel que construye
el futuro tiene derecho
a juzgar el pasado”
Friedrich Nietzsche
Todos somos responsables de lo que sucede, mirar hacia otro lado solo retrasa el momento en el que te llega. Los niños no votan pero siempre son los grandes perjudicados de cualquier conflicto social:
En la guerra declarada por la ley de violencia de género, sus gestores, asociaciones juristas, juzgados de familia, psicosociales, casas de acogida, psicólogos autores de panfletos levantando a las mujeres cuyos méritos y preparación para ganarse la vida no son suficientes para proclamar su libertad, se acogen a los corpúsculos que predican la infelicidad como mal trato y por eso denunciable.
Generalizan dividiendo a la sociedad en buenas y malos, cargando al varón con el estigma de verdugo incapacitado para albergar sentimientos y responsabilidad por sus hijos en igualdad con el que se otorga como seguro a una mujer por ser madre
El señuelo de las ayudas lleva a muchas mujeres a confundir derecho con mal uso y a ignorar que las limosnas que reciben, no vienen del Maná. Las pagamos todos financiando el negocio más obsceno al que se puede aspirar gracias al populismo de una clase política a quien no interesan ciudadanos maduros y formados.
La herencia de esta época estremece y hace que nos preguntemos por el futuro de nuestros niños, las víctimas escondidas e ignoradas en esta batalla, los más perjudicados sin voz ni voto, los santos inocentes de este macabro estado del bienestar esquilmado, en el que se recorta Sanidad, Educación, Justicia, Investigación, Formación y se destroza la familia.
Un Estado del Bienestar con libertad de culto en el que se prohíben crucifijos y se permite el velo como signo de una religión y libertad para exteriorizarla. No defiendo los signos del catolicismo frente a otras religiones, pero sí su derecho a equidad frente a otros. Los niños soportan las consecuencias de todos los conflictos sociales, sin voz ni voto. Como santos inocentes sufren la sociedad que sus mayores alimentan manipulados por las ideas del gobierno de turno y su populismo barato, irrespetuoso con sus votantes a los que ignora cuando su victoria en las urnas está lograda.
Tenemos poca memoria histórica, olvidamos las consecuencias de la irresponsabilidad del voto guiado por el carisma del aspirante a dirigirnos que manipula con el miedo y la promesa, siempre incumplida de los derechos sociales.
El miedo a no lograr o perder algo, ocupa el lugar de lo que realmente tenemos o a lo que aspiramos, conduce directamente al limbo de los resignados y agradecidos por las limosnas que se predican con gestos grandilocuentes como tapadera de la falsedad de su ineficacia.
Los trepas buscan un nuevo nido donde refugiar sus ideas, naturalmente la señora Pajín, la misma que puede presumir de tener entre sus méritos la mayor lista de víctimas colaterales y no votantes, gracias a la ley de violencia, los hijos, busca su andadura política en un nuevo campo para el que no ha demostrado estar capacitada.
Si UNICEF está entre sus aspiraciones flaco favor haría esta organización admitiendo entre sus filas a quien con sus postulados ha ignorado las secuelas que produce en los menores.
El Estado del Bienestar Social, bajo el régimen del Partido Socialista, que no es ni mucho menos socialista, ha costado en cifras contables y morales un precio demasiado alto, muchos organismos y cargos cuyo cometido ha sido salir en la foto, mensualidades no trabajadas y trampolín para seguir en el ejercicio de labores en el campo de la política con jubilaciones envidiables.
La cifra de las mujeres caídas a manos de sus agresores sigue en aumento y el entramado mediático del Instituto de la Mujer, utiliza estas desgraciadas cifras ocultando las de hombres inocentes, víctimas de mal trato, tanto institucional como de pareja. Algunos hombres son merecedores de castigo, algunas mujeres víctimas, pero ese reconocimiento no sirve como predicado para catalogar generalizando a todos y todas.
El negocio es el negocio, se abren franquicias, siempre bajo la tutela del Instituto de la Mujer que reparte el dinero público, ignorando las víctimas directas o colaterales (desde que el Ministerio de Justicia en el año 2004 traspasó la competencia al entonces Ministerio de Igualdad, las cifras de hombres caídos en este campo de batalla no se mencionan, contabilizan y mucho menos se publican como se hace con la lista de las mujeres).
Sin embargo el BOE está lleno de suculentas cifras donadas siempre a organizaciones feministas que necesitan, por ejemplo, demostrar con dinero público sus dotes artísticas. Cuando sea mayor quiero ser feminista ¿donde tengo que apuntarme?
La lucha y la campaña denunciando las irregularidades del reinado feminista, están dando frutos. Los responsables a los que, si el estado de derecho se lleva hasta sus últimas consecuencias, se debería juzgar por daños morales a la sociedad, malversación de fondos públicos y destructores del principio de igualdad para todos sin sexo contemplado en la Constitución, recomiendan el mantenimiento de esta cueva inmoral con fondos públicos.
He sentido admiración por todos esos hombres maltratados, desposeídos de la presunción de inocencia, apartados de sus hijos, engrosando las filas de los sin techo arrojados de sus casas y sin embargo agrupándose para conseguir una justicia que se les niega y manifestándose pidiendo igualdad y custodia compartida.
Corremos el peligro de identificar a la verdadera feminista, con las hembristas de profesión vividoras a costa de su capacidad paridora como único valor para acceder a la categoría de personas. Mezclándose con las verdaderas madres coraje, con los padres que se manifiestan pidiendo que les devuelvan el derecho a ejercerlo.
La sociedad Española se mece en un columpio muy peligroso, las consecuencias de hoy, las viviremos pronto y no tendremos explicación convincente para los adultos de mañana, niños de hoy, que justifique e secuestro emocional de unos inocentes sin voto, que no comprenden ni encuentran explicación para que su mundo y sus afectos sean manipulados y dirigidos por ninguna ley.
Si pretendemos que la Constitución sea la base por la que la sociedad dirija su andadura, los niños de hoy tienen derecho a exigir responsabilidades a sus adultos, a las clases dirigentes bajo cuyo terror habrán vivido su infancia. El mismo que ha permitido apartarlos de sus familias recluyéndolos en colegios tutelados para más riqueza de organismos privados y políticos bajo investigación (O´Belem por ejemplo)
Cualquier sociedad que aspire a ser considerada cívica no puede estar en un nivel inferior respecto a cualquier especie animal en la protección de sus menores. Me aterra pensar que los niños de la Ley de Violencia de Género serán el argumento para alguna película realizada por los mismos que hoy se proclaman "Los de la Ceja".
Una imagen de los Niños de la Guerra extraída del archivo de UGT
Niños de la Guerra: supongo que entienden lo que intento decir con ellaY ahora, les dejo un enlace siguiendo con mi costumbre de proporcionar voz a quienes se les niega. Es la voz de un hombre desesperado hecho narrativa. Uno más entre los gritos de los que sufren por el estigma de una ley injusta y parcial. Una ley que ignora el principio de inocencia y condena al hombre por serlo, niega su capacidad para amar a sus hijos privándole de toda dignidad, hipotecando su vida en una deuda que nunca podrá saldar.
Todo ser humano, hombre mujer o niño, somos víctimas de esta aberración que rebaja a la sociedad y la clasifica etiquetando su capacidad individual sumergida en la trampa del Bienestar Social y la Justicia, pero que esconde la manipulación social más artera de la que se benefician solo quienes se erigen en defensores del sexo débil y retrasan con ello cualquier logro que la mujer ha conseguido por sus propios méritos dejando a un lado su papel de víctima para hacer valer sus derechos ante la misma ley que se los reconoce.La Constitución no necesita víctimas para hacer justicia, las leyes recogidas en los Códigos contemplan la pena por la comisión de un delito. La ley de Violencia de Género viola todos los principios constitucionales transformando la justicia en tratamiento muy costoso, moral y económicamente, aplicado al enfermo sin pruebas médicas que avalen el diagnóstico.
Que no te llegue lo que puedas soportar es el grito desesperado ante dos injusticias: una divina y otra humana. Cada una suficientemente cruel como para destrozarla vida de cualquier ser humano.
La divina, la más dura e insoportable, ya no tiene solución; la humana, sí. Su remedio pasa por el arrepentimiento de todo un país, el perdón público de quienes amparan la mentira y, sobretodo, la derogación de una tiránica ley.
Esta desgarradora historia real provocará en el lector punzantes sentimientos y profundas reflexiones poniendo en evidencia lo políticamente correcto y descubriendo que la sociedad no ha evolucionado tanto. Pero el verdadero motor de cada palabra aquí escrita es el amor por Nina, un amor dulce, puro y limpio.
Un amor puesto a prueba. El libro se realizó íntegramente durante el periodo de convalecencia por el que pasó el autor, debido a la trágica muerte de esta buena y digna mujer.
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2564/con-los-ninos-no-senora-pajin?mid=530
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