Sábado, 26 de Noviembre, 2011
Lo que comienza como una iniciativa loable, no siempre termina siéndolo.
Desafortunadamente, en nuestro país, a pesar de estar amparados por el artículo
14 de la Constitución española, la igualdad termina en caminos baldíos, una vez
que sobrepasamos el ámbito laboral, salarial y decorativo de cara a la captación
del voto femenino por nuestros representantes políticos. Sangrante es el ejemplo
que mejor ilustra esta desigualdad. Todo padre cuya relación sentimental
fracasa, se ve abocado a la desesperación si aspira a conseguir que la igualdad
que la Constitución promete, se haga efectiva. Tras un largo, doloroso y, por
qué no decirlo, caro proceso, no hay padre que encuentre las palabras que puedan
describir como, por el simple hecho de ser un hombre, sus deseos de seguir
ejerciendo de padre de hecho, que no de palabra, se ven destrozados en beneficio
de la madre, únicamente, por ser mujer. Esto es deleznable no solo por la
violación del artículo 14 de nuestro Constitución sino, y esto es lo realmente
alarmante, por anteponer los deseos o bienestar materno, por delante de los
derechos y necesidades del menor. La estadística demuestra que, en igualdad de
condiciones o incluso en situación de ofrecer mejores condiciones para el menor,
la custodia recae sí o sí, en manos maternas. ¿Qué podemos esperar de una
generación que crece con el ejemplo de la desigualdad grabada a fuego a lo largo
de su vida? ¿Qué igualdad es esta que perpetúa la segregación, que obvia
deliberadamente el artículo 14 y que únicamente busca equidad salarial y
laboral, dejando de lado los derechos del menor e impidiendo que los padres,
copartícipes de la creación de la vida, puedan aportar de pleno derecho, su vida
y su dedicación a la hora de criar a sus propios hijos?
Mientras los derechos del padre no sean otorgados automáticamente tal y como
sucede con los derechos de los madre, viviremos en una sociedad en la que la
igualdad, partiendo de la base de la educación de las nuevas generaciones, será
una utopía inalcanzable que tendrá como mayor perjudicado, a nuestros propios
hijos.
María Acedo Conejo **
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/donde-estan-losderechos-del-padre-_620724.html
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