29-11-2011
Los afectados fueron atacados en el interior de un bar de Lugo
El condenado en el momento de entrar ayer a juicio en el Juzgado de lo Penal número 2.
Un joven que acuchilló al encargado de una cafetería y a un cliente que protegieron a su novia de una agresión fue condenado a cinco años y diez meses de cárcel. La presunta víctima se salvó de un ataque cuyas consecuencias pudieron ser muy imprevisibles a la vista de la actitud mantenida por el acusado. La intervención de varios agentes de la policía, además de la de las dos personas heridas, parece haber sido clave para evitar males mayores.
El acusado, A.E.P.T., que actualmente se encuentra encarcelado, fue convocado ayer en el Juzgado de lo Penal de Lugo para la celebración de la correspondiente vista que, sin embargo, no llegó a celebrarse en su integridad como consecuencia de la rebaja en la petición de pena planteada por el fiscal inicialmente y que era de casi nueve años.
Al joven le atribuyeron dos delitos de malos tratos en el ámbito familiar por los que aceptó 16 meses de prisión; dos de lesiones con instrumento peligroso, que le suponen cuatro años de cárcel y uno de resistencia por el que cumplirá seis meses. A su vez, le imponen una multa de seis meses con el pago de una cuota diaria de tres euros por un delito de daños.
El condenado no podrá acercarse a la que era su novia en el momento de ocurrir los hechos durante un tiempo de cuatro años; en ese tiempo tampoco podrá comunicarse con los dos empleados a los que acuchilló y, asimismo, tiene prohibido acudir a la cafetería donde sucedieron los incidentes durante un tiempo de cuatro años.
A.W.P.T., deberá indemnizar a las personas que acuchilló con casi 1.900 euros. Asimismo, abonará los desperfectos ocasionados en la cafetería, que fueron tasados en 75 euros.
Los graves incidentes sucedieron sobre la una y media de la tarde del 12 de septiembre de 2010. El acusado, con residencia legal en España, cuando se encontraba en el exterior del establecimiento Las Palmeras, sito en la calle Tui con su compañera sentimental, con la que convivía en la calle Miguel de Cervantes, comenzó a comportarse violentamente. Según el fiscal, la agarró y la tiró al suelo. Esta circunstancia hizo que la agredida se marchara del local y se dirigiera al domicilio común.
Todo apunta a que el acusado la siguió por lo que llamó al telefonillo del piso. La muchacha, ante el temor de que pudiera ser víctima de una nueva agresión, abandonó la vivienda y se fue al bar Metropol que está en las inmediaciones. Pretendía refugiarse allí y esperar a que un amigo fuera a recogerla para ponerla a salvo. Por esta razón, entraba y salía a menudo del establecimiento.
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