Sábado 19 de noviembre de 2011
Francisca Fariña y Ramón Vilalta, ayer, durante la presentación de la
jornada. luisma murias
El año pasado hubo algo más de 110.000 disoluciones matrimoniales, procesos en
los que se vieron involucrados más de 88.000 menores. En estas estadísticas
oficiales no se incluyen las rupturas de parejas que eran uniones sin papeles,
pero que también dejan un rastro de hijos afectados por el desamor entre sus
padres. La cifra supera sin duda los cien mil. Los datos asustan, aunque el número de divorcios y separaciones se mantiene estable en España en los últimos años. Francisca Fariña, presidenta de la Asociación Española Multidisciplinar de Investigación sobre Interferencias Familiares (ASEMIP), aseguró ayer que «el 50 por ciento de las parejas que se casan, acaban con el tiempo finalizando su relación».
Sobre las consecuencias de los divorcios en los hijos se celebró ayer en Oviedo la III Jornada científica de ASEMIP, en la que, entre otros, intervino el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Fernando de Rosa.
Ramón Vilalta, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Asturias y director de la jornada, ha alertado sobre la relación de los procesos de ruptura de pareja con problemas de adaptación social de los hijos y con dificultades escolares. Francisca Fariña, por su parte, añadió que «existen datos que apuntan categóricamente a consecuencias de conductas antisociales de los menores relacionadas con malas separaciones de los padres».
Más de dos millones de niños y adolescentes viven en España en familias que sufrieron una ruptura de pareja, unas estadísticas que tienden a incrementarse peligrosamente. Las jornadas de ASEMIP coinciden en el tiempo con el trigésimo aniversario de la aprobación de la ley de Divorcio en nuestro país y con el aniversario de la Convención de Derechos de los Niños, mañana, domingo.
La vulneración de los derechos de los menores es habitual en procesos de separación o divorcio, señala Fariña, catedrática de Psicología Jurídica del Menor en la Universidad de Vigo. Juristas y psicólogos pidieron ayer en Asturias que las administraciones avancen en el desarrollo de la mediación familiar, a pesar de que España no tiene una ley estatal concreta. Esta inexistencia ha animado a muchas comunidades autónomas a legislar por su cuenta.
Lo mismo ocurre con la custodia compartida de los menores, que en estos momentos tan sólo alcanza al 10 por ciento de los casos de ruptura matrimonial. También aquí la iniciativa corresponde a las autonomías, algunas de las cuales (no es el caso de Asturias) han aprobado modificaciones legislativas para favorecer esta figura que favorece decididamente al menor.
La ruptura traumática, la guerra de la pareja rota con los hijos de por medio, «puede generar graves problemas de adaptación en los menores, incluso más que en aquellos casos de niños y adolescentes que han perdido por fallecimiento a su padre o a su madre», explicó Ramón Vilalta. «Los niños llegan a vivir como un duelo» esas situaciones de conflicto y ruptura paterna.
Un buen divorcio es mejor que una mala convivencia. Sirve el dicho jurídico para los padres, pero también para los hijos a su cargo.
A la jornada de trabajo asistió, asimismo, el presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, el asturiano Álvaro Cuesta.
http://www.lne.es/sociedad-cultura/2011/11/19/100000-menores-ven-afectados-ano-rupturas-padres/1159011.html
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