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jueves, 7 de junio de 2012

¿Cuál es el límite en el castigo de nuestros hijos?

Jueves, 7 de Junio, 2012
Enlace:
- En libertad el padre denunciado por castigar a su hija sin salir de casa
Con más frecuencia de la deseada aparecen informaciones relacionadas con conflictos entre padres e hijos. Malos tratos, palizas, torturas. Padres torturadores, hijos violentos. Nuestra sociedad reclama a los tribunales mayor severidad con el menor. Pero no es necesaria una ley del menor más severa.
Sí carece por contra nuestra legislación de una normativa precisa sobre cómo corregir a los hijos. Se suprimió el párrafo del artículo 154 del Código Civil, "los padres podrán corregir moderada y razonablemente a sus hijos". El actual artículo 155 indica que "los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad y respetarlos siempre". Y si no obedecen ¿qué pueden hacer los padres? ¿Qué medios les otorga la ley para ser obedecidos? Tienen que recuperar la autoridad perdida, sin miedo al castigo. Saber decir no, sin gritos, sin violencia.
No defiendo el castigo. El castigo es un fracaso, una falta de autoridad, pero en ciertas ocasiones, ante contestaciones o un "no me da la gana", hay que hacer reaccionar al menor y recurrir a cierto autoritarismo para que hagan lo que se les ordena, cogerles del brazo, por ejemplo, para llevarles a la habitación. Así se rompe una situación que con el diálogo no se puede solucionar. Estas situaciones son momentos límite en los que la comunicación se ha roto. Un cortocircuito, una chispa que salta y que luego, sin dejar pasar mucho tiempo, hay que ponerse a reparar.
Toda esta reflexión viene al caso de una noticia reciente, publicada en este mismo diario, en la que se informaba de que la Fiscalía solicitaba un año de cárcel a un hombre por agarrar a su hijo del cuello. El sospechoso fue acusado de cometer un delito de maltrato familiar, por lo que demanda al tribunal que le imponga un año de prisión. Posiblemente la información es sesgada y estamos ante una interpretación errónea del espíritu de esta norma.
Partiendo de que el hecho es cierto, se debe tener presente si se trata de un caso de maltrato o de un medio de corrección del menor en una situación límite. Porque es a nivel familiar donde hay que resolver los conflictos existentes entre padres e hijos. La relación familiar fracasa con frecuencia en la adolescencia y, en casos extremos, algunos adolescentes son llevados a los centros de menores. Estos centros tienen medidas de aislamiento, contenciones (que son inmovilizaciones temporales permitidas), registros, chequeos y ausencia de intimidad. En determinadas situaciones los educadores pueden llegar a emplear medios por los que un padre podría incluso llegar a estar en prisión.
Esta sería una buena ocasión para que nuestra legislación, sin miedo, sin complejos, delimite con mayor claridad, lo que es un maltrato y lo que es un medio de corrección.
http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2012/06/06/limite-castigo-hijos/615514.html

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