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lunes, 4 de junio de 2012

Una mala noticia: mamá va a divorciarse

Lunes, 4 de Junio, 2012
La educación monoparental es una realidad cada vez más frecuente para muchos padres
Los motivos son múltiples y diversos, es difícil establecer unas causas generales a ese gran drama familiar que representa el divorcio de los padres. Desde problemas económicos, hasta infelicidad con la pareja, desenamoramiento, infidelidad, estrés matrimonial y casos más raros se han visto que han bastado para romper el núcleo familiar. Cada pareja es un mundo y cada una de ellas sufre unas adversidades u otras, hay muchas que las logran superar unidas, pero los datos actuales demuestran que cada año se divorcian miles y miles de padres. La decisión es difícil pero tiene pocas consecuencias si todavía no se tiene descendencia, pero cuando por medio se encuentran los hijos todo es mucho más complicado, y aún más si éstos son aún pequeños. Si son bebés apenas se enterarán, si son adultos lo entenderán por sí mismos (cosa aparte será si apoyan o no dicha decisión), pero si se hallan en la etapa intermedia que va entre la infancia y la adolescencia habrá que ser muy cuidadosos con ese tránsito hacia la familia monoparental.
¿Deben los padres divorciados contarles lo sucedido a sus hijos? ¿Por qué? ¿Cuándo deben hacerlo? Y lo más importante, ¿cómo deben hacerlo? Estos interrogantes se plantean habitualmente en las parejas recién divorciadas. Muchas veces, el impacto emocional que provoca la decisión de la separación matrimonial hace que los padres se olviden de que tienen unos hijos a los que contarles cosas. En abundantes ocasiones, éstos conocen la verdad solamente cuando ya se ha producido todo el trámite. No debemos hacerles sentir marionetas. Los hijos son los que van a sufrir las consecuencias directas del divorcio y los que muchas veces sufren la presión de los familiares para que se posicionen a favor de uno u otro, como si de una guerra se tratara. Dicen que los hijos se aprovechan de la situación y que aceptan el divorcio como algo positivo: ahora tendrán dos casas donde vivir, dobles regalos en reyes, dobles caprichos, etc, etc. pero no nos engañemos: estas conductas ocurren porque previamente han sufrido una manipulación.
Por todo ello, es imprescindible que los padres les cuenten lo que está pasando en el presente y lo que ocurrirá en el futuro. Ambos no deben desatender a los hijos y deben seguir mostrándoles su apoyo. El objetivo de todo ello es despejar al máximo todas las dudas que nuestros hijos puedan sentir sobre su futuro inmediato y disipar las incertidumbres y nubes que de un día para otro les ha mostrado el destino. Aunque sean pequeños y creamos que no pueden entenderlo, es importante que haya una constante comunicación familiar porque ellos se sienten impotentes, al final y al cabo pagan las consecuencias directas, pero son incapaces de influir en la decisión adoptada por los padres y lo sufren en silencio. Es necesario contarles los motivos que justifican dicha decisión. Los padres suelen dar por hecho que los hijos ya conocen parcialmente las circunstancias que rodean el matrimonio, pero sea o no sea así, la situación requiere que las cosas queden claras y los padres tienen la obligación de detallar todo lo que les ha abocado al divorcio. Sino, los hijos nunca entenderán una decisión tan dramática.
¿Cuándo hay que comunicárselo? Hay dos momentos apropiados para ello. O bien en el momento justo de la separación, antes de firmar los papeles y que se produzca la ruptura definitiva. O bien en el periodo previo de deterioro de la pareja cuando los hijos perciben que algo no marcha bien y preguntan a los padres sobre el tema. O incluso si la profesora de su colegio nos llama para indicarnos que el niño tiene un comportamiento extraño las últimas semanas. Cualquiera de esos momentos es oportuno para revelarles la verdad y los motivos.
Y llega lo más importante, ¿cómo se lo decimos? Está claro que lo ideal sería que ambos padres se sentaran en la mesa con sus hijos y les explicaran la situación, pero raramente esto ocurre así. La tensión que se vive en el núcleo familiar lo impide. Por ello, sea el padre o la madre quien dé el primer paso, tiene que tener en cuenta los siguientes aspectos:
  1. Asegurar que los hijos no tienen nada que ver. Hay una falta de amor en la pareja o falta de entendimiento.
  2. Garantizarles que siguen teniendo un padre y una madre, aunque ya no vivan bajo el mismo techo.
  3. Centrar la explicación del divorcio en los sentimientos propios, sin culpar al otro cónyuge de nada.
  4. No esperar que los hijos nos muestren fidelidad exclusiva a nosotros y se posicionen contra el otro miembro parental.
  5. Y no esperar tampoco que de buenas a primeras los hijos nos entiendan, nos apoyen y se solidaricen con nosotros.
La explicación debe darse en un lugar apropiado donde haya armonía. Es mejor preparase algún minidiscurso previo para evitar meter la pata. No se trata de dar un discurso oficial y memorizado, sino de tener claro qué cosas debemos decir, en qué orden y cómo. Lo importante de todo esto es decir siempre la verdad, aunque la tentación nos lleve a evitar este tipo de confesiones dolorosas. Según la edad que tengan nuestros hijos, la forma de contarles esa verdad variará, desde lo más simple: “mamá y papá se querían mucho, pero un día papá dejo de quererme y se enamoró de otra mujer. Ahora papá vive en una casa y mamá en otra, pero los dos te seguimos quierendo muchísimo”, hasta argumentos más elaborados y concretos para los adolescentes. Nosotros mismos sabremos qué cosas debemos contarles para que entiendan la situación. Ser delicados con las palabras empleadas también es importante. Sean cuales sean las causas (si nos pusieron los cuernos, si se cometió un delito y se fue a la cárcel, si nos maltrataba…) debemos mantener el tono, la delicadeza, la verdad y pensar que la explicación tiene como objetivo final sofocar la ansiedad de nuestros hijos sobre su futuro próximo.
http://www.eliceo.com/educacion/una-mala-noticia-mama-va-a-divorciarse.html

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