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domingo, 2 de diciembre de 2012

La mujer de los secretos congelados

Domingo, 2 de Diciembre, 2012
Sara López entra en su casa para un registro con la Policía
- La joven que supuestamente mató a dos de sus bebés destaca por su timidez
- Quienes la conocían la consideraban madre y esposa abnegada y discreta
La de Sara es la historia de una de esas personas de vida gris en la que no se fijan ni quienes la rodean y cuya existencia pasa desapercibida... Hasta que sucede algo y su imagen inocente y tranquila salta por los aires a la par que sus más oscuros secretos. Sara López, la vecina que ha dejado a los habitantes de Pilas asombrados y espantados a partes iguales, nunca dio pie a rumores o críticas.
Era conocida –entre quienes sabían de su existencia, que no eran muchos– por su timidez, por su vida apacible, por su capacidad de trabajo y por su discreción. La típica persona de la que nadie sospecharía nunca que escondiese un secreto de los que pasan a la historia de la crónica negra. Y, mucho menos, dos, los cuerpos de dos bebés que supuestamente dio a luz ella misma sin ayuda y que congeló después de acabar, supuestamente, con sus cortísimas vidas.
Algunos de quienes compartieron aula con la parricida de Pilas, el sobrenombre con el que los medios de comunicación ya la han bautizado, ni siquiera recuerdan su paso por el entonces llamado Instituto de Bachillerato Las Marismas, hoy Torre del Rey.
El mismísimo alcalde de Pilas, el socialista Jesús María Sánchez, apenas evocaba esta semana a quien había sido compañera de curso en el bachillerato. Lo más que recordaba el regidor, después de que se conociese que había aparecido el segundo bebé congelado, era su «timidez».
Sara no llegó a cursar estudios universitarios, aunque en su entorno destacan su deseo de «progresar» y cómo esto le había llevado primero a formarse como cuidadora de mayores (de hecho, trabajaba en una empresa del sector en Castilleja de la Cuesta hasta su detención) y, luego, a aspirar a una plaza de funcionaria en el Ayuntamiento de su pueblo para cuyas oposiciones se estaba preparando. Quería, dicen algunos que la han tratado y la tratan, mejorar su calidad de vida y colmar sus aspiraciones profesionales.

¿Malos tratos?

Quizás, además, perseguía una independencia y estabilidad económicas que le permitieran poner fin a una relación que, por lo que ella misma ha relatado al juez que dirige la investigación, no iba bien desde hacía años. Es más, Sara ha llegado a acusar a su marido en estas semanas de haberla sometido a malos tratos psicológicos, insultos y vejaciones para ser más exactos, y que, producto de todo ello, vivía de un tiempo a esta parte con auténtico «miedo» hacia él.
Salvo su palabra, nada avala una teoría que algunos entienden como una estrategia para justificar un comportamiento imposible de comprender y sin explicación plausible. Que sufría algún tipo de trastorno mental es algo que pocos ponen dudan, aunque tendrán que ser los forenses del Servicio de Psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de Sevilla, que la han examinado hace unos días, los que dictaminen si sufre alguna patología psicológica o psiquiátrica que ayude a comprender por qué hizo lo que supuestamente hizo.
La rumorología y el chismorreo a que ha dado pie este suceso en Pilas ha hecho circular mil y una teorías, a cual más tétrica y retorcida. Pero en medio de los chismes surgen relatos fiables que encajan en el escalofriante puzle que ha resultado ser la vida de Sara.
En el que debió ser uno de sus primeros empleos, en una empresa aceitunera, Sara López gestó a su primer hijo, pero ni uno solo de sus compañeros de trabajo, con los que pasaba horas y horas, se enteró de su embarazo.
Un día, cuenta uno de estos compañeros, se fue a casa «diciendo que tenía dolor de estómago y al día siguiente nos enteramos de que había dado a luz». A la luz de lo que ha sucedido, no deja de ser un escalofriante, y a la vez revelador, antecedente de lo que iba a suceder años después, aunque entonces nadie sospechó que fuera más que una rareza de esa chica introvertida que guardaba con celo su intimidad.
Es pura especulación, pero aterroriza pensar cuál podría haber sido el destino del último hijo gestado por esta madre fatal, la niña que parió el viernes por la tarde en el hospital de Valme y cuyo embarazo, una vez más, escondió con sorprendente éxito a todos.
De momento, el juez se ha asegurado de que esta presunta imitadora de Saturno, el dios retratado por Goya mientras devoraba a sus hijos, no pueda ni acercarse a lo único con final feliz en esta historia.
Los cabos sueltos de la investigación en la edición impresa de EL MUNDO.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/02/andalucia_sevilla/1354444163.html

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