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La presa, de la Ley de Violencia del Género
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/cultura/cobardes-genero-20130317La indignación social ha estallado por fin. Casi treinta mil personas han firmado ya la alerta de HazteOir dirigida a Alberto Ruiz-Gallardón para que rectifique e informe favorablemente al indulto que el Consejo de Ministros del 25 de febrero le negó a Fernando Ferrín Calamita. Porque es asombrosa la versátil sensibilidad del Gobierno. En marzo de 2012 libró de la cárcel a un empresario y a un ex alto cargo de la Generalitat, ambos vinculados a Uniò Democràtica de Catalunya, condenados por delitos de corrupción. Y en enero de 2013, a un conductor kamikaze que mató a un joven invadiendo el carril contrario y había sido sentenciado a trece años de prisión.El juez de familia de Murcia no ha tenido tanta fortuna, pese a que justificar una medida de equidad con él no exigía los inverosímiles retruécanos a los que tuvo que acudir el Ejecutivo en los otros dos casos. Ferrín había sido expulsado de su profesión por velar, en el ejercicio de su jurisdicción, por el bienestar de una menor de edad. Provocó, según la sentencia, un “retardo malicioso”… de siete meses. ¡Lo firmaría feliz cualquier español para sus pleitos!
Las circunstancias son conocidas. Una lesbiana solicitó la patria potestad de la hija biológica de su pareja. Las dos mujeres ya convivían con la niña, así que examinar las circunstancias concurrentes no alteraba su régimen de vida. El juez, eso sí, para dictaminar sobre algo que afectaba a los derechos de la menor, solicitó una pericial sobre el impacto psicológico de la adopción por homosexuales.No hay derecho
Toda la dramática peripecia de Ferrín se contrae a ese ‘crimen’, disfrazado luego con un ropaje jurídico sonrojante que él mismo detalla en su libro Yo, víctima de la Cristofobia (LibrosLibres). Allí rebate con eficacia -lleva el Derecho en la sangre- a sus compañeros del Tribunal Superior de Justicia de Murcia y del Tribunal Supremo.La adopción no es un derecho sobre el menor, sino un derecho del menor. Ese derecho se constituye por resolución judicial, que tendrá en cuenta, dice el Código Civil, “el interés del adoptando y la idoneidad del adoptante o adoptantes para el ejercicio de la patria potestad” (art. 176), la cual “se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a su integridad física y psicológica” (art. 154). Ahí está el caballo de batalla: ¿es psicológicamente indiferente para el menor que la pareja adoptante reproduzca o no la diferenciación natural de roles que está llamada a sustituir en ausencia de uno de los progenitores, o de ambos?Mark Regnerus, profesor de la Universidad de Texas en Austin, ha demostrado que no. Su investigación sobre una cohorte de tres mil sujetos educados en ocho modalidades de hogar diferentes y controlados en cuarenta indicadores sociales distintos fue concluyente. La publicación en el Social Science Research (julio de 2012) produjo auténtica histeria en el ámbito LGTB, pero especialistas de dieciocho universidades respaldaron el carácter científico del estudio, compartan o no sus conclusiones. A saber: que existen “numerosas y consistentes diferencias, en particular entre los hijos de mujeres que tienen una relación lesbiana y los que tienen padres biológicos casados (heterosexuales)”. Diferencias, sobra decirlo, en perjuicio de los primeros.Es, pues, asunto debatido entre psicólogos y sociólogos, si bien los resultados científicos parecen consolidar lo que concluye el sentido común. Eso justifica de sobra pedir un informe cuando está en juego el futuro de una persona. Algo que sólo escandaliza a los fanáticos de género que se lanzaron a por Ferrín y a los cobardes de género que mantienen el linchamiento.
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