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martes, 5 de octubre de 2010

Igual da


ANTONIO LAMADRID

ECONOMISTA Y CONSULTOR
04.10.10
Parafraseando al gran novelista del humor, Jardiel Poncela, me pregunto: ¿pero hubo alguna vez igualdad? No pretendo entrar en política, ni en políticas, pero seguimos teniendo una composición social que no permite o no admite que determinados desempeños puedan ser llevados a efecto, por igual, por hombres o por mujeres. Esa pretendida igualdad, con ministerio incluido, no es real, mi sensación es que igual da, que salga el sol por Antequera, las cosas seguirán igual. Es cierto que determinadas actividades son preponderantemente ejecutadas por hombres, en condición de nuestra mayor fortaleza física (que no resistencia, ahí habría mucha más cera que arder); pensemos en toreros, albañiles, bomberos, mineros, boxeadores... También si hablamos de músculos y de testosterona llegaremos a los 'mejores' especímenes de nuestra sociedad con los violadores, maltratadores, pederastas; vaya ejemplos para presumir de hombría, Dios mío.
En otras actividades se dan paradojas dignas de reconocer: cocineros de renombre ellos, cocineras en las casas ellas; sacerdotes en los oficios ellos, catequistas enseñando la religión a los niños ellas; modistos de prestigio, mayoritariamente ellos, luciendo cuerpo en las pasarelas o dedal en las casas, mayoritariamente ellas. Hay muchos otros ejemplos, con mayor o menor adscripción al fenómeno como médicos y enfermeras, pilotos de motos o ciclistas y azafatas. Son tópicos, sí, pero típicos de nuestra sociedad y que a pesar de la modernidad, las nuevas tecnologías y todo el conocimiento científico, siguen perpetuándose.
De qué otro modo se puede entender la vida en comunidad que no sea que cada cual haga aquello para lo que mejor esté capacitado, sea hombre o mujer. Ni discriminación legal, religiosa o de facto, ni igualdad para todo y en empresas, gobiernos o instituciones, la mitad hombres y la mitad mujeres. Todos son sinsentidos, en unos casos de atavismos de los que no salimos, a pesar de nuestra supuesta modernidad. Y en otros, meros ejercicios teóricos que sólo salen bien en el papel y a las pruebas me remito.
La igualdad no se puede aplicar por ley. Sólo a los políticos normativos, en el sentido taxativo de la palabra, les encanta dividir para igualar. La igualdad tiene que ser un hecho natural, es más, no se tendría que hablar de este asunto, ése sería el mejor reflejo de la verdadera igualdad. Ya dice el refrán, «el que más chifle, capador». O capadora, señores nuestros.
http://www.eldiariomontanes.es/v/20101004/opinion/articulos/igual-20101004.html

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