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miércoles, 13 de junio de 2012

Contra un padre y sus niños: Torcido derecho feminista

Miércoles, 13 de Junio, 2012
Leonor Isabel Antillón Sargent
Decía la muchacha nica, mientras la conducía de regreso a su bus, lo nerviosa que la puso la juez de violencia doméstica, al interrogarla: “Para que no viera mis manos temblar, las puse bajo la cartera, pues varias veces dijo que si mentía me enviaría a la cárcel, que recordara que era ilegal y preguntaba mucho si me habían pagado por ser testigo. Por eso me dio miedo decir otras cosas sobre la señora y los niños, que no dormían cuando ella salía”. La tranquilicé porque confiaba en la justicia. Pero, sin tener la juez pruebas contra el marido, la pésima ley de penalización de la violencia contra las mujeres le dio el in dubio pro víctima y lo sentenció por una supuesta llamada telefónica que no pudo probarse.
Eso le valió a la señora para iniciar una petición de refugio para ella y sus niños, pues es extranjera, “porque el marido la trató con violencia”. Le ordenaron a él no perturbarlos ni a ella ni a los hijos, y no pudo verlos más. Fue impuesto, por otra juez feminista y sin sentido común, de una pensión alimenticia provisional muy alta, no obstante demostrar que ya no tenía ingresos, pues era extranjero y su trabajo diplomático no existía más aquí. No razonó la juez que él tenía que conseguir medios laborales, que estaba siendo retenido como ilegal e ilegalmente en este país, no el suyo, y que, si volvía a su país, tanto los niños como su esposa tendrían medios para vivir bien. Allá también existen tribunales de violencia y de pensión alimentaria, y el derecho y la justicia.
Más de un año después, aun no se define la pensión definitiva, por lo cual él no puede alegar su estado y situación actual, y su esposa sigue firmando órdenes de captura, y la deuda se acumula.
Salió de Costa Rica compelido por la impuesta situación de no poder ejercer su trabajo de abogado aquí, por ilegal. Había informado a la cancillería tica que, como diplomático y en el tiempo prudente para eso, saldría del país junto a su familia, y, aún así, lo detuvo la policía, irrespetando tal condición. En el juzgado, le explicó a la juez su situación y allí mismo le notificaron el asunto de la violencia doméstica en su contra. Sin dinero ni medios para ganarlo aquí, no pudo complacer el capricho de su esposa de quedarse y, como ilegal, tuvo que irse a buscar medios para mantener a sus hijos. Yo sufrí mucho, hasta que me llamó de otro país, para decirme que allá su embajada le dio un salvoconducto y pudo llegar en avión a su país. Pues aquí tenía orden de captura.
Tampoco la Sala Constitucional aceptó el hecho de que, siendo diplomático, tenía su investidura y debía salir del país, no entendió, pese a las pruebas, que avisó de su salida aun sin saber que su esposa, defendida nada menos que por tres defensoras públicas, le tenía una serie de procesos en contra, y que las jueces no respetaron ni su derecho ni el de los niños.
Violencia contra los hombres y los niños. En Costa Rica no se concibe que haya violencia doméstica contra los hombres. La ley adrede y discriminante se llama “de penalización de la violencia contra las mujeres”. Ni hay otra que penalice la violencia contra los niños. Ni defensa pública para otros ticos, porque es escasa.
En el caso concreto, la esposa de mi amigo, sin tener ese derecho, contó nada menos que con tres defensoras, y hubo más para otros casos. Tuvo la ayuda de las jueces que fueron contrarias al derecho masculino y no se pensó en el derecho de los niños de tener a su padre, al cual perdieron a cambio de diversas empleadas domésticas.
En Costa Rica, el hecho de que la madre acapare a sus niños, le impida al padre hasta llamarlos telefónicamente, no es delito, como sí lo es en España, Alemania, México y otros países. Eso se llama SAP (Síndrome de Alienación Parental), en México le dicen “El Síndrome de Medea”, aludiendo a la semidiosa griega cuya venganza contra su mujeriego marido la llevó a matar a sus hijos. Aquí los tribunales que tienen que ver con temas de familia no manejan este concepto y les importa un bledo la salud emocional de los niños. Si es mujer, su venganza es bienvenida, un mal marido para ellos es equivalente a mal padre. Una mujer infiel, siempre será buena madre. Cuando fuimos al INAMU comprobé que efectivamente a él le impedían la entrada, negándole todo tipo de información o ayuda. En eso tampoco los hombres tienen auxilio, no existe un equivalente para sus problemas de pareja. ¿Derecho torcido?
A mi amigo le alegaron un supuesto adulterio, cuando su esposa no quería venir al país, y la venganza de ella o su ego herido pudo más que el derecho de sus niños a contar con su “papá canguro”, como le decía yo cuando lo veía con sus niños, siempre con ellos, era quien se preocupaba de comprarles los alimentos (lo conocí en la feria del agricultor). Siempre lo veía con sus niños, también me les uní, y los niños me llamaban “abuela”, su padre, el gran bebote, era como mi hijo. Le admiré mucho el amor a sus hijos, su dedicación, paciencia y orientación. Hoy ellos no lo tienen más. Y el padre sufre por eso, como también sufrió el maltrato de la embajadora de su país, cuando lo obligó a renunciar a su puesto de diplomático; hoy día es pública la noticia del maltrato de la señora a su personal.
Lamento mucho, en el día del padre, que el Derecho Feminista en Costa Rica sea quien decida el destino de un padre y sus hijos. Lamento que en mi país no exista equiparación para los casos de violencia contra todos: hombres, ancianos, mujeres, niños. Lamento que hayan jueces femeninas o feministas que, sangrando por su herida, crean que todo varón es violento y que la violencia contra los hombres y los niños, no sea cosa tica.
Cuando la balanza se inclina de un lado, se pierde el equilibrio. Lamento que esta gente que maneja el país gobierne en total oscuridad y de espaldas al pueblo y sus realidades. Porque amor, perdón o armonía, no tienen sexo.
 http://www.diarioextra.com/2012/junio/12/opinion10.php

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