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lunes, 4 de junio de 2012

Maleducados en el machismo

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implantado


Lunes, 4 de Junio, 2012

Los expertos afirman que los prejuicios de hace 20 años siguen vigentes
El poder de los hombres expresado con violencia y ante todo, la actitud de superioridad y dominio sobre las mujeres, sigue marcando a la sociedad. El machismo, lejos de desaparecer, se ha acomodado entre los jóvenes con una fuerza "preocupante". Según los expertos consultados por DIARIO de MALLORCA, las ideas machistas persisten entre adolescentes y veinteañeros incluso con más pegada que la generación de sus padres. Las insuficientes actividades educativas, "no solo en las escuelas, también en la familia", y el mensaje lanzado desde algunos medios de comunicación motivan que en una relación de pareja la chica siga pensando que "debe complacer" al chico y que éste tiene la obligación de protegerla.
Los últimos informes publicados sobre alumnado y género, como el realizado por la Federación de Mujeres Progresistas con el objetivo de dar a conocer la conexión existente entre las desigualdades en las relaciones de pareja de jóvenes y los posibles episodios de maltrato que pueden producirse, destacan que el 80 por ciento de los adolescentes considera que la chica debe complacer a su novio, más de 40 por ciento tiene la obligación de protegerla a ella y cerca del 60 por ciento está de acuerdo en que los celos son normales en una relación. Comportamientos como controlar el móvil de la pareja, afirmar que "no me gustan los chicos violentos pero sí un poco chulitos y malotes", o pensar que el amor de un hombre es condición necesaria para que una mujer se sienta realizada son indicios suficientes para que se alerte de que estas actitudes "pueden suponer el preludio y el inicio de episodios considerados como violencia de género".
Así lo afirma Eva López Reusch, responsable del programa Igualmente: prevención de la violencia de género en jóvenes inmigrantes. Esta licenciada en Ciencias Políticas y Sociología afirma que los adolescentes "se arman un lío" a la hora de explicar lo que supone la desigualdad entre sexos y apunta que muchos mantienen creencias erróneas como reducir la violencia de género a lo doméstico o a un matrimonio conflictivo, o encontrar las causas del maltrato en el consumo excesivo de alcohol.
En este sentido hay que destacar el último trabajo elaborado por el Grup de Recerca en Estudis de Gènere de la Universitat de les Illes Balears, integrado por las doctoras Victòria Ferrer, Esperanza Bosch y Capilla Navarro, profesoras del Departament de Psicologia de la UIB. Dicho estudio, que lleva por título La violencia de género en la formación universitaria: análisis de factores predictores y fue publicado en el número de la revista Anales de Psicología de mayo de 2011, ha permitido observar que los universitarios, teóricamente reflexivos y bien formados, tienden a reducir la culpabilidad de los maltratadores, y que falsas creencias populares, como que cualquier enfermedad puede eximir de culpa al agresor o que la víctima es resultado y causa de la agresión, perduran en la universidad.
¿Ha fracasado entre los más jóvenes las políticas para educar en igualdad? Victòria Ferrer, de la UIB, lo niega pero sí reconoce que se ha "persistido poco" y que en los últimos años "se habían planteado algunas líneas de desarrollo muy interesantes", como la implantación de la asignatura Educación para la Ciudadanía, retirada de la ESO por el gobierno del Partido Popular.
"Es evidente que en los últimos años ha habido un enorme cambio en materia de igualdad –reconoce Ferrer– pero espero que la crisis no sea una excusa para que prejuicios de hace 20 años sigan rebrotando, alentados por determinados sectores conservadores. Algunas voces, de momento bajitas aunque seguro que se irán escuchando cada vez más, ya están pidiendo que el papel de los hombres sea activo, de presencia pública, y que las mujeres volvamos al rol de amas de casa y cuidadoras" porque el estado ya no podrá atender estas necesidades sociales.
El psicólogo clínico César Kacelnik agrega un elemento más para reforzar la subsistencia de esos prejuicios: "A la consulta me llegan con frecuencia adolescentes con cuadros de angustia, culpa y caída de la autoestima producidos por el hecho de haber tenido un inicio sexual favorecido por un clima aparentemente permisivo y que luego fueron sancionadas y criticadas por su grupo social (...) Todo aquello que equipare los derechos y accesos de la mujer a todos los ámbitos de la vida social y la inclusión de esta temática en los contenidos de los programas educativos contribuirá a acabar con este mal".

Sin educación, hay machismo
Para el sociólogo Antonio Tarabini, el machismo dejará de tener presencia entre la juventud si se apuesta por la educación. Es evidente que el mensaje de igualdad ha llegado plenamente a la sociedad, pero no solo hay que cambiar las ideas, también los comportamientos. "Lo más grave es que las jóvenes, sobre todo las adolescentes, aceptan el rol de ser la chica de él, su propiedad sexual". Solo con educación, "sobre todo en valores", llegará la igualdad. Y la educación, continúa Tarabini, "no es exclusiva de la escuela".
"La clave está en la familia. ¿Qué ven los adolescentes en sus entornos, incluida la familia? Comportamientos machistas y pérdida de valores cívicos. Los medios, especialmente los visuales, con programas como Gran hermano, agravan el problema. Además, las administraciones públicas pasan. No hay políticas activas. El departamento de políticas juveniles es una maría en la estructura de los gobiernos. El director general de Juventud es un cargo menor de relleno", añade Tarabini.
La formación en violencia sexista es, según los expertos, uno de los instrumentos más efectivos para combatir esos mitos tan extendidos y que tanto perjudican a la lucha contra esta lacra. El estudio de la UIB dirigido por Victòria Ferrer refleja la necesidad de una formación específica en cuestiones referentes al machismo. "El sistema educativo ha incidido mucho en contenidos y poco en valores, que son necesarios para conseguir una sociedad más justa", insiste la doctora de la Universitat.
En algunas carreras de la UIB se imparten asignaturas que incluyen estudios de género, pero la mayoría son optativas o de libre configuración, salvo en Psicología o Pedagogía, donde son obligatorias desde la introducción del plan Bolonia. Según Ferrer, los alumnos que anteriormente habían tratado esta materia tienen un conocimiento más amplio y ajustado a la realidad. "No basta con ofrecer una formación técnica general, hay que mejorar en valores, y seguir trabajando para incorporar elementos que desmonten estas creencias y hagan reflexionar a los jóvenes", subraya.
Antes que la universidad y en el mismo nivel que el ambiente familiar, se sitúa la escuela. "Hay que persistir en las políticas activas que de manera transversal o explícitamente abordan el problema. Un problema que hay que enfocarlo desde las tutorías en los espacios educativos y hacerlo abiertamente, con debate y llamando a las cosas por su nombre. Los jóvenes son jóvenes, no estúpidos, por mucho que algunos viejos elefantes les consideren así", expresa Fernando Martín, presidente de la Confederación de padres de alumnos de Balears (Coapa).
"A ciertos niveles", Martín admite que los jóvenes son conscientes de la desigualdad en la que viven, "pero en un estrato más profundo, ni muchos de los jóvenes ni muchos de los adultos lo somos". Y pone un ejemplo: esas conversaciones de café que "empiezan diciendo yo no soy machista pero.... Eso es más una cuestión de adultos que de jóvenes, aunque desde luego es la referencia que les damos y que ellos registran como válida y pueden hacer suya si no les enseñamos a ser críticos".
En cualquier caso, el presidente de Coapa aclara que en los centros de enseñanza la violencia de género, entendida en su sentido más amplio, no solo en el de la agresión física, se dan en menor medida que en la sociedad en general. "Nuestros jóvenes –aún quedando mucho camino por recorrer– son más flexibles, respetuosos y tolerantes que el adulto medio, aunque hay quienes tienen interés en mostrar una imagen de dificultades en la convivencia en nuestras escuelas e institutos", dice Martín.
La falta de un espejo igualitario en el que mirarse se agrava cuando entra en juego la televisión o el cine. "Los caracteres femeninos del cine para todos los públicos llevan ropa tan reveladora sexualmente como los de las películas clasificadas. ¿Qué clase de mensaje estamos enviando a los niños sobre las mujeres y las niñas de la sociedad?", se preguntaba hace unos meses en Nueva York la actriz Geena Davis.
"Si a través de la televisión educamos para la salud o la circulación al volante, también lo deberíamos hacer para la igualdad. Todavía existen series y películas que hacen una presentación de sexos absolutamente estereotipada. El modelo debería ser el de la relación igualitaria, en la vida, el trabajo y la pareja. Y desgraciadamente, no es el caso", lamenta la psicóloga Victòria Ferrer.
En la lista negra de series machistas de los últimos años entran, según un estudio del Instituto de la Mujer, títulos tan conocidos como Física o Química, Yo soy Bea o Ana y los siete. Los modelos de comportamiento asignados a las mujeres son los de celosas, objetos sexuales y cenicientas, mientras que los modelos masculinos determinados por el estudio son perdedores o sensibles. "Ellos son líderes en los grupos en los que aparecen, ocupan puestos de mayor responsabilidad en sus trabajos y muestran más determinación en sus decisiones y actuaciones, mientras que las mujeres gobiernan en el ámbito privado, en sus hogares, son menos independientes y suelen ocupar espacios secundarios", según el estudio.
http://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2012/05/06/maleducados-machismo/763965.html

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