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domingo, 18 de noviembre de 2012

El nuevo umbral de la pobreza

Domingo, 18 de Noviembre, 2012
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- Jóvenes y mujeres se suman al perfil de los sin techo en la crisis
- Voluntarios reparten cada domingo 32 litros de sopa y 240 bocadillos
- La asociación trata de ayudar a estas personas presa del anonimato
- Este sábado 17 hay mercadillo solidario bajo el puente de las Flores
Algunos esperan bajo el pequeño tejado de acceso al jardín botánico, otros acuden pausadamente bajo la intensa lluvia, con la boca humeante por la caída de las temperaturas. Ha anochecido y de un momento a otro llegará el menú que cada domingo les sirve un grupo de voluntarios de distintas nacionalidades afincados en Valencia.
Carmen, Jaime, Charón, Víctor, Danielle, Merche... Todos son amigos de la calle, integrantes de un colectivo fundado hace un lustro y que una vez a la semana ofrece la cena a los cientos de sin techo que sobreviven en los rincones de la ciudad. El menú está formado por 32 litros de sopa, con pollo o gallina, verduras y huevos, entre otros ingredientes, 240 bocadillos de atún, pollo y pavo, empanadas, café con leche y bollería casera.
Cuatro equipos de voluntarios italianos, holandeses, brasileños, uruguayos, chilenos, portugueses y también españoles costean la comida y se encargan de cocinarla. Se alternan el trabajo y cada vez preparan los víveres en una casa, con la ayuda de las personas del vecindario. Los alimentos llegan acompañados de sacos de dormir en los días de lluvia y mantas para el frío, en ocasiones suéters y ropa que confeccionan algunos de los integrantes del colectivo.

Decenas de amigos de la calle

Amigos de la calle nació hace cinco años con personas y familias que se juntaron para ayudar a las víctimas de la exclusión social. Cuenta con 56 socios, aunque el colectivo agrupa a mucha más gente que con la excusa de llevar la comida a los sin techo tratan de ofrecer cariño y un trato digno a estas personas que "necesitan motivaciones para salir de la cruda realidad en la que viven".
En este sentido, el fundador de Amigos de la calle, Jaime González, considera que "el peor enemigo de los sin techo es el anonimato, la invisibilidad que les separa de la sociedad". Entre ellos, "los que acaban de quedarse en la calle y que reaccionan con desconfianza, a veces con miedo, al acercamiento de los voluntarios".
"Lo más importante para nosotros es considerarlos seres humanos. Detrás de cada persona de la calle hay un historial, y en la actualidad son mayoría los ciudadanos de este país que están más cerca de la calle que de un yate. La pobreza es una realidad que nos acerca mucho. La carencia de valores ha hecho que la desigualdad social sea aun más severa y maligna", lamenta el fundador de Amigos de la calle.

El nuevo perfil de los sin techo

En palabras de Carmen Allende, periodista e integrante del colectivo, en Valencia hay un perfil diferente entre las personas que duermen al raso, en colchones arrinconados en solares o bajo improvisadas techumbres y lonas que resguardan lo justo de la lluvia que encharca su morada. "Ahora se ven más españoles, mujeres, personas jóvenes..." En definitiva, identidades distintas a la del mendigo al que estábamos acostumbrados a ver por las calles hace un lustro, cuando Amigos de la calle comenzó su cruzada humanitaria.
El histórico de las personas que llegan a la calle no responde como antes a una solución opcional, "mucha gente llega hoy a la calle porque no puede costearse un piso, porque no puede generarse un ingreso en las circunstancias en que estamos viviendo y tratan de sobrevivir en una plaza, en un cajero o debajo de cualquier lugar que pueda convertirse en un techo", explica Jaime González.

La 'catástrofe' de los desahucios

Hay una realidad muy oscura que no podemos valorar. "Detectamos la pobreza extrema en la calle pero hay otra pobreza muy profunda que queda puertas adentro y que no llegamos a ver por los actos solidarios de familias y amigos que acogen y cobijan a las personas sin recursos", continúa González.
"Quizá por eso no vemos la cantidad de gente que podría estar en la calle por desahucios", concluye el fundador de Amigos de la calle, quien advierte que "si seguimos a este ritmo, lo que podemos llegar a vivir, que ya lo es, es una verdadera catástrofe".
Asistimos a uno de los encuentros dominicales de los amigos de la calle. Les encontramos preparándose para las rutas por los distintos puntos de reparto. Entre la legión de voluntarios hay farmacéuticos, periodistas, estudiantes, ingenieros, filósofos y hasta un profesor de Haikido. Se saludan, gestos cariñosos, tránsito de cajas y enseres que cargan en sus coches. El reparto va a comenzar.
Antes de partir en busca de la gente anónima que sobrevive en la calle, uno de los integrantes del grupo, el cocinero del día, toma la palabra para pronunciar una improvisada oración que todos escuchan entrelazando sus manos formando una cadena humana. "Hay vínculos, cariño, transmisión de sentimiento, solidaridad...", dice Carmen Allende.

El reparto

Minutos después llegamos por fin al jardín botánico, donde esperan los sin techo, agazapados en sus abrigos y cubiertos con capuchas, el que la tiene. No deja de jarrear, algunos temieron que los amigos de la calle no les visitaran hoy por la intensa lluvia, pero allí están, fieles a su cita semanal. "Nos centramos en lo que podemos abarcar, porque ahora mismo no tenemos ni local ni recursos para llevar comida a más gente o más días a la semana".
Los comensales desfilan en orden por los maleteros de los vehículos, que guardan la ración de sopa, los bizcochos, los bocadillos y el café con leche. "¿Puedo repetir?", pregunta uno de ellos; "¿me puedes dar un bocata para mi chico?", se oye a una joven... Entre los presentes, una pareja con dos hijos de 4 y 6 años en acogida a la que la asociación cedió un local para que pudieran casarse. "Fue precioso. Lo adornamos todo para la ceremonia y una amiga de la calle que canta ópera interpretó el Ave María", cuenta una de las voluntarias.
Para seguir ayudando a estas personas, los amigos de la calle han organizado un mercadillo solidario entre el puente de Calatrava y el puente de las Flores este sábado 17 de noviembre, entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde. Músicos, malabaristas, payasos, pintores... Un evento solidario gracias a los polifacéticos miembros de la asociación.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/13/valencia/1352809917.html

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