Reunión de los lunes

Nos reunimos todos los lunes a las 20,30 horas en la C/Vinaroz nº31, entrada por C/Pradillo, MADRID ¡TE ESPERAMOS!

viernes, 11 de enero de 2013

La disculpa (decepcionante) de Miguel Ángel Vázquez

Viernes, 11 de Enero, 2013
Enlaces:
- Firma: Yo apoyo a monseñor Demetrio Fernández
- El obispo de Córdoba alerta contra la ideología de género que destroza la familia
- El portavoz de la Junta de Andalucía pide un "bozal" para el obispo de Córdoba
- El exjuez Serrano llama "ignorante" a Vázquez por pedir un bozal para quien crítica una ideología de género "perversa"
Miguel Ángel Vázquez escribe hoy disculpándose. Pero con una disculpa que vale solo a medias. Quizás por eso me siento como obligado a escribir algo. Porque amo la libertad
Como sabemos, hace unos días, el portavoz del gobierno andaluz, mostraba la hilacha de los peores resabios totalitarios fascistoides y anticlericales de la izquierda española al pedir que a un obispo le pusieran “un bozal”, simplemente por no pensar como él.
Hoy escribe disculpándose. Pero con una disculpa sin clase. Una disculpa que sabe a poco y que vale a medias.
He querido esperar unos días para poder ver el suceso con algo de perspectiva y así poder escribir con mayor serenidad. Porque pienso que no debemos quitarle importancia al mismo, porque la tiene. No quiero redundar sobre lo que ya se ha dicho –y muy bien dicho, por cierto–. Por ejemplo: Luis Fernando Bustamante, en Infocatólica: "El bozal socialista"; o Francisco José Fernández de la Cigoña, en La Cigüeña de la Torre, "Un talibán que compromete al PSOE" y "De bozales y cretinos"
¿Por qué razón el portavoz del Gobierno andaluz dice semejante cosa contra el obispo? Como las mismos medios de comunicación reconocían,  “por su "ataque frontal" contra la ideología de género”.
 Para un católico, un obispo es un personaje de máxima importancia porque creemos que es –nada menos que– un sucesor de los apóstoles. Sí, sucesor de esos 12 hombres que fueron elegidos directamente por Jesús para acompañarlo, aprender directamente de Él, de sus palabras y obras para poder, después, predicar y enseñar lo que habían visto y oído.
Es lógico, por tanto, que no nos quedemos impasibles cuando una persona –además, revestida de la autoridad civil– agrede frontalmente a un obispo. Efectivamente, es de todo punto inaceptable que alguien pretenda impedir a otra persona su libertad de expresión. Al menos debería de serlo en una sociedad que se llama a sí misma democrática y Estado de Derecho. La gravedad sube de grado si se consideran los siguientes agravantes: 1.- Que quien lo ha dicho es un representante público. Y 2.- Que a quien pretende impedir la libertad de expresión –además de ser un ciudadano español como cualquier otro– es una autoridad de una religión; en este caso, además, la mayoritaria entre los españoles.
Un obispo, en el ejercicio de su obligación (y su derecho) de orientar a los católicos con los contenidos de la enseñanza de la Iglesia, se encuentra con una autoridad civil que habla de impedírselo, poniéndole “un bozal”. Estamos ante un atentado contra la libertad de expresión que supone en este caso, además, un atentado contra la libertad religiosa.
Por tanto, se hacía de todo punto necesaria la rectificación y la petición de perdón, tanto por parte del agresor como por parte del Partido político al que representa. Es un contrasentido total que personas y partidos que ocupan o sustentan cargos representativos en sociedades democráticas nieguen lo más esencial de una democracia, como son la libertad de expresión y la libertad religiosa.
La disculpa ha llegado, no el pedido de perdón. Sin duda, hace falta una altura humana y moral para pedir perdón. Y, lamentablemente, en la actual clase política no abunda.
Pero la disculpa, al menos, era inevitable porque el hecho constituye, por sí mismo, una clara lesión y deterioro grave de la democracia y el Estado de Derecho y –como consecuencia de lo anterior– de la paz social. Lo que supone que, tanto el agresor como su Partido, con esas afirmaciones quedaban descalificados como demócratas ante la vista de todos los españoles. Pero vamos a analizar la disculpa.
Escribe hoy Vázquez: “Es sano reconocer errores. Hace tres días, me excedí al pedir un bozal para el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, por sus críticas a la igualdad entre hombres y mujeres. Escogí una metáfora desafortunada…” (y sigue con la cantinela de la igualdad y del “todos y todas”). Es falso que Don Demetrio criticara la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Por qué esa obsesión con la mentira? Para leer la carta de Don Demetrio, pinchar aquí.
Ante todo, como hemos dicho, no pide perdón. Una compañera de partido ya descalificó el pedir perdón como algo “catolicón”. ¡Bendito perdón, que permite la paz, la armonía y la reconciliación verdaderas! Quien se muestra enemigo del pedir perdón, quizás sin saberlo, se hace enemigo de la paz.
No quiero dejar de recordar una frase incluida en el escrito del portavoz del Gobierno andaluz que suscitó esta polémica: “Antes de renunciar a la igualdad, prefiero arder en los infiernos (si es que existen)”. Como dicen los jóvenes: “Tú mismo”.
Señor Vázquez, todo se reduce a que ustedes se empeñan en identificar al matrimonio (al verdadero) y a la familia (la verdadera) con algo caduco, obsoleto y hasta malo, mientras llenan de bendiciones (y de subvenciones) a cualquier otra cosa que trate de competir con ella: toda esa entelequia que han bautizado como "ideología de género", primero y "perspectiva de género", después (el dinero de las subvenciones da para mucho).
Siguen con el espejismo que hacer pasar por moderno lo que es más viejo que el mundo. Y tratando de encasillar el mensaje de la Iglesia como algo que ya no sirve. Sin embargo, la familia jamás pasará de moda, ni jamás podrá ser sustituida por otra cosa. Es una realidad humana, natural, anterior a cualquier religión. La Iglesia la valora muchísimo y la defiende. Para algunos, el mayor argumento para ir contra la familia es el de la supuesta modernidad del divorcio express o del homosexualismo (como si lo hubieran descubierto ahora), o la también supuesta bondad de oponerse por sistema a todo lo que enseñe la Iglesia. Tanto simplismo ya cansa. Y más en cosas tan importantes como cuando hablamos de la estructura misma de una sociedad. Sin defensa de la familia, se golpea a la sociedad en lo más profundo. En la familia está el futuro. Sin familia no hay futuro para una sociedad, y ésta camina de modo inexorable hacia su desaparición.
En todo este asunto hay dos cuestiones: la opción familia natural/otras variantes, y el respeto a la libertad de expresión y a la libertad religiosa.
En cuanto a esto último, quiero reiterar, como idea central de todo lo expuesto, que las palabras de Miguel Ángel Vázquez constituyen un verdadero y gravísimo atentado contra la libertad de expresión y contra la libertad religiosa. Era, por lo tanto, de todo punto necesaria la rectificación y la petición de perdón, tanto por parte del agresor como por parte del Partido político al que representa.
Y en cuanto a lo primero, Don Demetrio, obispo de Córdoba, fue profesor mío en el Seminario de Toledo, hace ya más de 20 años. Es algo de lo que me enorgullezco y de lo que he dado gracias a Dios en repetidas ocasiones a lo largo de mi vida, por el bien que de él recibí tanto en el campo académico como en el personal. Quizás por eso me siento como obligado a escribir sobre esta controversia porque, como se dice, “es de bien nacido, ser agradecido”. Aunque soy consciente de que Don Demetrio sabe defenderse y que –como buen cristiano– no es eso lo que le preocupa, sino que la verdad brille y no quede amordazada (y nunca mejor dicho, por eso del bozal).
Por eso quisiera recordar al menos alguna frase de la carta de Don Demetrio: “...en la familia está el futuro de la humanidad, en la familia que responde al plan de Dios”, frente a “«la ideología de género (que) destroza la familia, rompe todo lazo del hombre con Dios a través de su propia naturaleza»”; la ideología de género está “haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes». Sin embargo, «Dios quiere el bien del hombre, y por eso ha inventado la familia». Y, junto a las palabras de Don Demetrio, otras del Papa Juan Pablo II: “El futuro de la humanidad se fragua en la familia”, frente a «los tipos de familia basados en los egoísmos individuales»: «esas caricaturas de familia (que) no tienen futuro, ni pueden dar un futuro a ninguna sociedad». (Juan Pablo II, Roma, 27 de enero de 2003)
http://www.intereconomia.com/blog/importante/disculpa-decepcionante-miguel-angel-vazquez-20130108

No hay comentarios: