¿Dirigir las políticas de igualdad de género exclusivamente a la mujer?

Viernes, 22 de Febrero, 2013

En muchos países se han ido creando políticas para promover la igualdad entre varones y mujeres. En su mayoría, son políticas que promueven a la mujer porque tradicionalmente ha sido la más ignorada y desfavorecida, pero hoy muchos se cuestionan si debe seguir siendo así

• Ángela María Díaz Pérez
• Antropóloga (Género, Migraciones y Desarrollo) Mediadora.

Este es mi punto de vista de experto

Las estrategias más comunes para la inclusión de las mujeres en espacios públicos de participación y la toma de conciencia colectiva frente a la importancia de nuestros aportes a la humanidad, no incidirá en una transformación social profunda si no incluimos a los hombres en este proceso.

Durante las últimas décadas, el trabajo realizado desde los movimientos sociales, la academia y algunas entidades públicas, ha traído consigo un creciente reconocimiento de nuestros aportes como mujeres a la historia de la humanidad, y a cómo, se configuran actualmente nuestras sociedades locales y globales.
Inicialmente, los esfuerzos han estado centrados en la consecución de derechos civiles y políticos, que nos permitiesen participar de forma igualitaria en todos los ámbitos de la esfera pública. Las luchas feministas, centradas en el trabajo con las propias mujeres y su empoderamiento, han sido fundamentales para que hoy exista un reconocimiento de que vivimos en una sociedad de carácter hetero-patriarcal.
Dichas luchas, fundamentales en la consecución de una igualdad en derechos, han dejado en muchas ocasiones en el olvido la incidencia necesaria en el ámbito privado, en la forma en que configuramos las relaciones entre mujeres y hombres, y cómo éstas, determinan la forma en que interactuamos en comunidad.  Esta situación se ve reflejada en cómo, a pesar de haber logrado en algunos países importantes avances en materia de políticas públicas, la transformaciones no necesariamente se reflejan en la cotidianidad de las personas, permitiendo, que se perpetúen las relaciones discriminatorias.
Hoy, más que nunca, es necesario tomar en cuenta que  una transformación social profunda requiere la reflexión conjunta de hombres y mujeres.  Si no incidimos en lo privado, en cómo reflejamos esos derechos alcanzados en nuestras relaciones personales y muy importante, en la forma en que socializamos a las nuevas generaciones, los cambios no serán duraderos.
Es necesario integrar a los hombres en la lucha por una sociedad igualitaria, para que puedan comprender, que la pérdida de determinados "privilegios sociales" atribuidos culturalmente a su género y la reconfiguración de los significados culturales de la masculinidad,  traerá a largo plazo beneficios, no únicamente en las relaciones con su entorno mas próximo, sino en las de la comunidad en general.