Lunes, 29 de Junio, 2015
Los argumentos que esgrimen algunos medios de comunicación para despretigiar la custodia compartida, cuando más abundantes son, más en evidencia dejan la claridad que evidencia su posicionamiento del ladode mantener unas constumbres tradicionales y calificadas como de "machistas", que hoy día son asumidas por el feminismo.
Los menores no son quienes deben de sufrir las consecuencias en sus carnes de que las personas que decidieron traerles al mundo, ahora no quieren ni verse, o simplemente hayan decidido tomar caminos distintos en la vida.
Los niños no son un objeto que hoy se compra y mañana se empeña y se pone en venta en una tienda de segundamano por nos hemos cansado de ellos, y muchos menos aún, deberían de ser una fuente de ingresos que a su vez permite la ocupación de una vivienda familiar costeada en la inmensa mayoría de casos por el padre, o incluso propiedad exclusiva de los abuelos paternos.
Los menores adquieren obligaciones conforme su edad va aumentando, pero que su infancia se pase entre un conflicto eterno en el cual la disputa por su custodia se convierte en un lamentable y desagradable sin vivir para ellos, no es más que la consecuencia de que la atribución de la guarda y custodia monoparental conlleva tras de sí un alquiler de las obligaciones parentales en forma de sueldo disfrazado de pensión de alimentos y de la ocupación gratutita de la vivienda familiar. Hay una de las partes que se sabe ganadora antes de comenzar la partida. La madre conoce a la perfección que el talante machista del juzgado le concederá la custodia exclusiva sin más, ella no tiene que justificar nada. Pero sin embargo, el feminismo pone el grito en el cielo cuando oyen que una ley regulará como mayor interés del menor que tras la separación de sus padres la guarda y custodia se establezca como compartida, y así los menores puedan gozar de que ambos progenitores puedan ejercer con ellos tanto una serie de derechos, como lo que es más importante, una serie de obligaciones.
Si alguién contrae la obligación del pago de una hipoteca, dicha obligación se contrae mediante un compromiso. Cuando uno es padre, es padre para toda la vida. De los hijos se disfruta, sí, pero también se disfruta de otra manera viendo crecer y viendo que el día de mañana serán unas personas que provecho, y esto no se consigue más que aplicando una serie de reglas que conducirán a los menores a una etapa adulta en la cual ellos mismo cuando hayan de valerse por si mismos vayan con la lección bien aprendida de lo que esta mal y lo que esta bien, y de cuales son sus obligaciones, aparte de sus derechos. Esto no se puede llevar a cabo de visitas, ya que de visitas no se es padre, no se puede simplemente.
El feminismo anda revuelto porque mañana con mucha probabilidad se aprobará en el País Vasco una ley que regulará la custodia compartida, y sino se establece como norma general, al menos si permitirá que su Señoría deba estudiar la petición aún solo cuando es presentada por el padre, y en oposición de la madre (es lo habitual).
El mayor inconveniente con que cuentas los menores es el de tener una justicia que permite que los conflictos de familia se agraven tras su paso por el juzgado, y que considera como algo normal matar al padre y hacer nacer a un visitante en la vida de los menores. Los padres mantienen obligacioens desde el primer momento de vida de sus hijos, y estas obligaciones se deberían hacer cumplir en los juzgados tanto como se obliga al pago de la hipoteca por el compromiso que se adquiera desde la firma de la misma.
Fuente:
Custodia compartida: ¿lo mejor para los menores?
http://www.deia.com/2015/06/29/opinion/tribuna-abierta/custodia-compartida-lo-mejor-para-los-menores
