La ministra de Sanidad Política, Social e Igualdad, Leire Pajín, presentó este martes, 13 de septiembre, la nueva campaña emprendida por el Gobierno contra la llamada violencia de género con un mensaje bien concreto: “nos hemos de anticipar a los violentos” actuando “ante la más mínima señal” de maltrato aunque sea muy “sutil”, porque así se pueden prevenir las situaciones más graves.
Al presentar la campaña, que responde al lema “No te saltes las señales. Elige vivir”, Pajín insistió en que “las humillaciones, el aislamiento y la violencia psicológica o física más sutiles” son también violencia de género y son, por tanto, denunciables.
Así lo recuerdan también los carteles que hacen referencia en la campaña a tres historias de tres mujeres de diferentes edades que han detectado comportamientos masculinos que pueden conducir al maltrato y han denunciado a sus parejas.
Vaya por delante que cualquier medida emprendida por las administraciones que ayude a paliar la lacra de la violencia machista es bien recibida, aunque habría que considerar alguna matización sobre el mensaje que se transmite en esta campaña.
Cuestión de subjetividad
Una de las tres imágenes no ofrece lugar a dudas, y muestra a una mujer que dice “Nos amenazaba a mí y a nuestro hijo. Le denuncié”. Está claro y es del todo razonable que si hay amenazas en el seno de la pareja lo lógico es denunciar inmediatamente esos hechos.
Sin embargo, las otras dos imágenes tienen un mensaje de una gran subjetividad. En una se puede leer: “Controlaba todo lo que hacía. Le dejé”. Pero, esa sensación de control se puede interpretar de una forma subjetiva, al igual que el mensaje de la otra imagen: “Me humillaba a todas horas. Llamé al 016”. En este caso, también la idea de humillación puede ser un hecho subjetivo, ya que la humillación depende del ego. Es decir, ante unas determinadas palabras, una persona se puede sentir humillada y otra no. Es del todo evidente que siempre puede haber un umbral de humillación objetiva, y contra este tipo de humillación lo mejor es actuar. Pero no siempre es así y a veces puede ser difícil marcar ese umbral.
Pero, para Pajín, “la violencia más grave siempre es continuación de comportamientos violentos, que empiezan con el aislamiento, con la humillación y con un ataque a la autoestima de la mujer”; y aunque mucho hay de cierto en esta afirmación, cabe preguntarse si siempre se ha de llevar hasta el extremo de denunciar ante el primer indicio de aislamiento, humillación y ataque a la autoestima por muy “sutil” que ésta sea.
Denuncia preventiva
Así, podría decirse que las palabras de Pajín encajan con lo que podría denominarse como un nuevo invento de los postsocialistas de Zapatero: la denuncia preventiva. En ese sentido, el simple hecho de que una mujer argumente: “es que me ha mirado de mala manera y podría maltratarme” ya sería motivo de denuncia.
Con ese planteamiento, la medida propuesta por Pajín incita a la denuncia ante el mínimo conflicto que se puedan producir en el seno de una relación de pareja, que pueden ser múltiples y no siempre tienen por que acabar en violencia.
Al mismo tiempo, presiona al procedimiento judicial y facilita algo ya muy extendido, que es el fraude, es decir, aquellas denuncias falsas que se realizan con la intención de perjudicar al hombre por venganza o con la intención de quedarse con el piso y la custodia de los hijos.
Hay que aclarar que si hay denuncia de por medio la separación pasa por el Tribunal de Violencia de Género, mientras que si la separación es normal va a parar al Tribunal de Familia. Y esa es una gran diferencia, ya que en el primero casi siempre pierde el hombre.
“Celo ideológico”
Un buen ejemplo de lo dicho se ha producido recientemente en Granada, donde el Juzgado de lo Penal número 1 ha condenado a un año y medio de prisión y multa de 6.480 euros a una mujer que denunció falsamente por malos tratos a su ex marido.
La mujer presentó además como ‘falsos testigos’ a sus padres, que deberán hacer frente a otros seis meses de cárcel por un delito de falso testimonio. En la sentencia, el magistrado, Manuel Piñar Díaz, consideraó“rechazable” el “posicionamiento ideológico” al que “se ha apuntado” la Fiscalía General del Estado, que está “impidiendo” la “adecuada persecución de algunas falsas denuncias por falsas maltratadas”.
“Con ese excesivo celo ideológico de proteger a la mujer, está llevando a quitar la dignidad a determinados varones que son denunciados y sometidos a tediosos y rigurosos procedimientos que con frecuencia comprenden detención y escarnio público, lo que no hace sino alimentar la violencia, dar un paso atrás en la igualdad ante la ley y en última instancia en el Estado de Derecho”, señaló el juez.
En la sentencia quedó probado que las dos denuncias presentadas por la mujer en el año 2007, en las que acusaba de insultos y amenazas a su exmarido, se interpusieron por “represalias” y por “venganza” sin que sucediera “ninguno de los episodios referidos”.
De hecho, señaló el magistrado, denunció a su ex marido “usando en su favor todo el sistema legal de protección a las víctimas de la violencia doméstica” para ponerlo en contra del que había sido su esposo “con el fin de causarle daño”.
Por su parte, el abogado del ex marido, el letrado Diego Fernández, destacó que “es muy difícil que se dicten fallos que condenan por denuncia falsa a mujeres que han dicho ser víctimas de malos tratos”. Falsas denuncias como ésta “suponen una traba más a aquellas mujeres que realmente son víctimas de maltrato”, señaló el abogado.
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