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sábado, 2 de octubre de 2010

Los abusos del feminismo

 Salvador Hidalgo es profesor de Ciencias Sociales, licenciado en Derecho y doctor en Historia
28.09.10 - SALVADOR HIDALGO
Con la llegada de la democracia se alcanzó la igualdad jurídica entre la mujer y el hombre. Después se vio que esto no era suficiente, se necesitaba crear instituciones que hicieran posible la igualdad real. Pero el desarrollo desmesurado de multitud de organismos oficiales, y la labor que vienen realizando, hace pensar que el feminismo está dándole la vuelta a la situación, sustituyendo los privilegios del hombre por los de la mujer. Esto se está efectuando a nivel casi universal. Valga como ejemplo la declaración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo. Si ya existe un día dedicado a los trabajadores asalariados, hombres y mujeres, ¿qué necesidad había de la redundancia de otro día dedicado exclusivamente a la mujer? En todo caso, ¿no hubiera sido más justo dedicarlo únicamente al ama-o de casa? Porque las personas que realizan este trabajo no están incluidas entre las asalariadas y su cometido es tan digno de reconocimiento como el de éstas.
En España el dominio del feminismo radical está avanzando a escala aún mayor. En primer lugar tenemos la llamada Ley de Violencia de Género, una norma contraria al art. 14 de la Constitución, en opinión de diversos juristas, por la discriminación que hace al penalizar al hombre por el hecho de ser hombre. Es cierto que el Tribunal Constitucional la ha aceptado, pero ya sabemos como funciona en cuestiones políticas, por mayoría simple de los magistrados elegidos por el mismo partido que ha votado la ley. ¿Simple coincidencia?
El feminismo, en su insaciable afán de conseguir privilegios para la mujer, ha sembrado todo el país de instituciones y organismos con funciones que ya están cubiertas por otros órganos de la administración, ocasionando gastos innecesarios en los presupuestos y situaciones de discriminación de la población masculina. Se ha creado el Ministerio de la Mujer, aunque le hayan puesto la denominación impropia de Ministerio de Igualdad, con su correspondencia en las Consejerías de las CCAA; el Instituto de la Mujer, presente en todas las autonomías y con sus delegaciones provinciales; las Concejalías de la Mujer en los ayuntamientos; los Centros de la Mujer prácticamente en todos los municipios y pedanías; y todo ello acompañado de Observatorios contra la Violencia de Género, Consejos Asesores, Gabinetes Técnicos y una larga lista de organismos dedicados a dar apoyos, subvenciones y privilegios al género femenino.
Se pueden poner infinidad de ejemplos de la discriminación que se realiza con esta parafernalia de organismos. Veamos algunos. Entre las funciones del Instituto de la Mujer de Andalucía está «la de promover servicios sanitarios orientados a la prevención y promoción de la salud de la población femenina». Pero, ¿esto no lo hace ya la Seguridad Social? Y si no lo hiciera, ¿no sería injusto que se llevara a cabo sólo con las mujeres y no con toda la población?
Otro caso significativo es el de los Centros de la Mujer, 70 'sólo' en el término de Murcia. En ellos se dan actividades formativas y de ocio que están vedadas a los hombres (cursos de pintura, inglés, yoga, pilates, etc.). ¿Por qué esta discriminación con dinero público? Se podría justificar por la razón de que las señoras mayores no han tenido en su juventud las mismas oportunidades que los hombres. Pero también pueden realizar esas actividades en los Centros de Día, Asociaciones de Vecinos, Polideportivos, etc. En cuanto a las más jóvenes, sí que se han educado ya en igualdad de oportunidades con respecto al género masculino. ¿Por qué esta duplicidad de servicios para beneficio sólo de mujeres?
Pero es que el feminismo radical puede llegar a extremos esperpénticos, como lo sucedido este año en un Centro de la Mujer de la capital murciana, en donde tuvieron la brillante idea de realizar un crucero sin los maridos, sólo para mujeres. Por este camino no habrá que esperar a que en España dominen los musulmanes para que tengamos establecida la total separación de sexos, aunque en sentido contrario, a favor de las féminas.
No se dan cuenta que todo este sistema desaforado de amparo a la mujer no deja de ser un nuevo machismo proteccionista. Si las feministas lo aceptan es porque buscan ventajas en vez de igualdad, aunque sea a costa de una protección machista. Contra estos excesos, las mujeres conscientes y responsables deben ser las primeras que levanten la voz, exigiendo un verdadero equilibrio de sexos sin privilegios de ningún tipo.
http://www.laverdad.es/murcia/v/20100928/opinion/abusos-feminismo-20100928.html

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