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viernes, 11 de mayo de 2012

¿Cuál debería ser el papel del Estado frente al incesto?

Viernes, 11 de Mayo, 2012
Los casos de dos parejas de hermanos que sostienen relaciones en Alemania y en España han reabierto la polémica sobre el papel que deben asumir los estados para legislar sobre este tema.
Patrick Stuebing y Susan Karolewski son hermanos. Vivieron juntos entre 2001 y 2005 y tuvieron cuatro hijos. Hoy están separados. Él fue detenido y condenado a una pena de 14 meses de cárcel por incesto, delito que Alemania castiga con dos años de prisión. En España, por el contrario, Daniel y Rosa Moya Peña, también hermanos y con dos hijos, lograron que los reconocieran como una familia, aunque sin matrimonio.
Ambos casos han vuelto a poner sobre la mesa el tema del incesto en Europa y de cómo deben manejarlo los estados. Recientemente, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo dictaminó, a propósito del caso de Patrick y Susan, que las leyes alemanas no vulneran la convención para la protección de las Libertades Fundamentales del Consejo de Europa.
Así las cosas, Alemania va a poder seguir castigando con cárcel el coito entre parientes, como lo hizo con Patrick.
En España, sin embargo, la situación es muy diferente. El incesto dejó de ser penalizado desde 1978 y el país dio un paso más allá al reconocer legalmente a Daniel y a Rosa Moya Peña como progenitores legales de sus dos hijos, a pesar de que no les autorizó el matrimonio.
Los hermanos, que tienen una relación de pareja desde hace 35 años, lograron obtener el libro de familia después de recorrer el mundo contando su historia y buscando el reconocimiento de su unión.
La pregunta que se hacen varios expertos en Europa a raíz de estos dos casos es hasta qué punto un estado puede controlar la vida sexual de sus habitantes e incluso condenar a cárcel a una persona por una relación sentimental.
Es claro que en la Unión Europea todavía no existe consenso sobre este tema, por lo que los siete jueces de Estrasburgo decidieron conceder a las autoridades el “margen de discrecionalidad” que se aplicó en este caso específico.
Tanto en el caso de Alemania como en el de España, las parejas se criaron por separado. Patrick, quien estuvo en prisión en 2005, alega como parte de su defensa que conoció a su hermana Susan cuando tenía casi 24 años, pues fue adoptado cuando tenía tres y siempre vivió con otra familia en Brandeburgo.
Ella, quien sí se crió con su madre en un pueblo cercano a Leipzig, tenía 16 años cuando se conoció con Patrick. En ese momento empezó el romance entre ellos. La pareja convivió entre 2001 y 2005 y tuvo cuatro hijos, dos de ellos con retrasos mentales.
Patrick estuvo en la cárcel en el 2005 y Susan logró evadir la prisión gracias a un informe psiquiátrico que la eximía de responsabilidad. Sin embargo, actualmente solo tiene la custodia de su hija menor. La pareja se encuentra separada.
Según la prensa sensacionalista alemana, Susan se arrepiente de haber tenido una relación con su hermano y asegura que está de acuerdo con que el incesto sea ilegal en su país.
Por el contrario, Patrick sigue luchando para que Alemania deje de penalizar el incesto, y por eso recurrió la sentencia ante el Tribunal Constitucional, que la confirmó. Ahora fue el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo el que no le dio la razón.

Una historia de película
Daniel y Rosa, por su parte, no sabían que eran hermanos cuando empezaron a salir. La separación traumática de sus padres hizo que la familia, con un total de siete hijos, se dividiera dos décadas antes de que se conocieran.
Él creció con su madre y una de sus hermanas, sin saber que tenía más, mientras ella se crió junto a su hermano gemelo en un orfanato. Se conocieron en Madrid en 1977 y cuando se enteraron del lazo sanguíneo que los unía, se separaron por un periodo de cinco meses.
No obstante, después de este tiempo decidieron volver. Al principio lo ocultaron y lo hicieron ver como dos hermanos que vivían juntos. Después decidieron hacer pública su relación, que ya lleva 35 años.
La pareja tiene dos hijos, Cristina e Iván de 26 y 19 años, respectivamente. Ambos cambiaron sus documentos de identidad para llevar los apellidos de sus padres, por lo que ahora son Moya Moya.
Ahora, ante la ley, Daniel dejó de ser el tío de sus hijos y Rosa pasó a ser madre soltera de ambos. Pero para lograr ese reconocimiento tuvieron que dar muchas batallas.
Durante años, la familia entera viajó por “medio mundo” contando su historia y “poniendo la cara”, como dice el mismo Daniel, en diferentes programas de televisión.
Su historia, incluso, fue llevada a la gran pantalla en 2005 en la película ‘Más que hermanos’.
Hoy en día, los hijos aseguran que les tiene sin cuidado el morbo que genera la situación de sus padres y lo único que desean es que la relación de ellos “esté bien”. 

http://www.semana.com/vida-moderna/cual-deberia-papel-del-estado-frente-incesto/176928-3.aspx

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