La violencia familiar tiene no sólo a la mujer como víctima. Un informe de la Oficina de Violencia Doméstica revela que también un alto porcentaje de hombres sufre cada día este flagelohttp://www.diarioepoca.com/notix2/noticia/275273_los-hombres-maltratados-en-el-hogar-eligen-callar.htm
Tiene 35 años y está casado hace seis. A los ojos de sus padres, amigos y vecinos logró un matrimonio consolidado, con los altibajos propios de cualquier pareja. Pero cuando traspasa la puerta de calle, la realidad de su hogar adquiere otra cara: las discusiones con su esposa derivan en fuertes cruces y se instala así un ciclo de violencia del que le resulta muy difícil salir.
Las agresiones con las que convive a diario le provocan angustia y lo ubican en un lugar de sumisión casi permanente que termina por debilitar el vínculo. "Al principio me parecía que era falta de afecto, pero, con el tiempo, las desacreditaciones y las críticas destructivas se acentuaron y me dí cuenta de que no era algo pasajero", confiesa este hombre víctima de maltratos.
Según describe, expresiones del estilo: "Te falta reacción"; "Sos una persona que tiene problemas psicológicos" o: "¿Por qué no te vas?", formaban parte del diálogo casi natural que mantenía con su esposa hasta que advirtió que se había convertido en un enemigo dentro su propia casa y decidió pedir ayuda. "No podía seguir viviendo así", expresa.
Actualmente, hace terapia de pareja y afirma que su apuesta es "salvar a su familia".
La problemática del maltrato conyugal no es exclusiva de esta época ni de las mujeres. Lo que está cambiando es la percepción que se tiene de la situación y su difusión, una transición que implica poder concebir a la mujer como victimaria y al hombre como víctima, en una sociedad atravesada durante siglos por un modelo patriarcal.
Un informe elaborado por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, reveló que de un total de 13.238 personas afectadas, el 19 por ciento corresponde a varones. Los datos arrojados por el organismo mostraron, además, que nueve de cada diez casos denunciados se refieren a agresiones psicológicas. Detrás de este tipo de violencia, aparecen la física (68 por ciento), la económica (30 por ciento) y la sexual (13 por ciento).
"En general cuando se habla de violencia familiar se suele pensar en la agresión física. Sin embargo, el maltrato verbal o psicológico es a veces mucho más doloroso y desgastante. Los modos de expresión agresivos son mucho más comunes de lo que se cree", aseguró la terapeuta familiar Adriana Quattrone.
CAMBIOS CULTURALES
A la hora de asumir esta situación, la mayoría de los hombres opone resistencia. "Existe el mito de que los hombres no son víctimas de violencia doméstica. Esta falsa creencia dificulta la posibilidad de tomar conciencia de que se trata de un problema", afirmó Quattrone.
Comprender globalmente esta problemática, sostienen los expertos, supone analizar la evolución que registró la lucha por la igualdad de género en el marco de "la cultura de dominación" que imperó durante siglos en el mundo.
En palabras del psiquiatra Horacio Vonmaro, "se asiste en los últimos años a una modificación en la subjetividad de las funciones respecto a épocas anteriores, a partir de la inserción de la mujer al mercado de trabajo y la adquisición de atributos y roles más masculinos".
El alto nivel de desempleo que padecen en la actualidad algunos países, obliga a la mujer a convertirse en el único sostén de la familia. "Es allí donde aparece la idea del varón domado y sometido por ella", subrayó. Y añadió: "Hay una especie de caída de los símbolos tradicionales. El hombre se siente puesto en un lugar de descalificación y cree que hasta su propia masculinidad está en juego".
PATRONES VIOLENTOS
Las relaciones calificadas como violentas encuentran puntos comunes, más allá de la historia personal de cada integrante. Gran parte de las construcciones en las que se apoyan estos vínculos se desprenden de la idea de que hay que dominar al otro. Interviene aquí una especie de "pseudomasoquismo" como uno de los rasgos más típicos.
Algunas de las características que conforman el patrón de conducta de la víctima van desde la angustia, la baja autoestima, la vergüenza y el pudor hasta la imposibilidad de hacer pública la situación o minimizarla cuando se la da a conocer. "Los hombres, en general, optan por decir: «De esto no se habla», y se abstienen de hacerlo público. Pero esto muchas veces surge en una guardia hospitalaria o intervención institucional", describió Quattrone.
ALTERNATIVAS
Cuando los terapeutas se enfrentan a casos como estos, las posibilidades de tratamiento son múltiples, aunque dependen de cada situación en particular.
Según Vonmaro, el análisis se orienta a un abordaje integral que puede combinar distintas técnicas para mejorar la calidad del diálogo y, en consecuencia, la relación.
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jueves, 31 de mayo de 2012
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Jueves, 31 de Mayo, 2012
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